Introducción |
El informe del World Population Ageing, publicado por United Nations Population Division, relata que, a nivel mundial, entre 2015 y 2030, se espera que la cantidad de personas mayores de 60 años aumente en un 56%, es decir, de 901 millones a 1,4 mil millones, siendo que para el año 2050, se proyecta que la población total de adultos mayores sea de aproximadamente 2,1 mil billones.
Reconocer la transición demográfica como un proceso actual y relevante para la sociedad es fundamental para comprender las necesidades específicas presentadas por los adultos mayores, ya que el envejecimiento presenta varios cambios en las funciones del organismo humano.
Los cambios pueden presentarse como estructurales y funcionales e implicar modificaciones en el comportamiento funcional del adulto mayor en relación con las exigencias de la vida diaria, lo que puede conducir a la pérdida de la independencia y la autonomía. Entre las diversas preocupaciones en esta área, dos temas han sido objeto de varios debates y estudios: el Síndrome de Fragilidad y el Deterioro Cognitivo.
Durante el proceso de envejecimiento, hay una disminución gradual y acumulativa en la reserva fisiológica, influenciada por factores genéticos y ambientales subyacentes. Este trastorno de múltiples sistemas fisiológicos interrelacionados se conoce como fragilidad, un síndrome que está presente en un gran número de adultos mayores.
La fragilidad es un estado clínico en el que se puede observar la mayor vulnerabilidad de un individuo, lo que puede tener varias consecuencias, como una mayor dependencia e incluso aumento de la mortalidad cuando se expone a un evento estresante determinado.
De modo más amplio, la fragilidad se puede considerar como un síndrome médico con múltiples causas, caracterizado por una disminución de la fuerza, resistencia muscular y función fisiológica reducida, lo que resulta en una mayor vulnerabilidad del individuo y el desarrollo de dependencia o muerte. |
Otro daño que se ha atribuido al proceso de envejecimiento es el deterioro cognitivo. Es un proceso permanente de cambio en la capacidad cognitiva a lo largo del tiempo, no se caracteriza por ser una enfermedad o un nivel cuantificable de la función, el proceso es gradual y continuo. Los hallazgos indican que esta condición, aunque se presenta como una consecuencia natural en este proceso, ya se ha considerado sujeta a reversión o modificación.
En los debates actuales sobre la incidencia de la fragilidad, la inclusión del tema relacionado con el deterioro cognitivo ha sido constante. Además de que su incidencia esté directamente proporcional al aumento de la edad, hay evidencias de que existe un sustrato biológico cerebral en la fragilidad que puede servir como promotor o acelerador del deterioro cognitivo. Esta hipótesis refuerza el argumento de que el síndrome de fragilidad y el deterioro cognitivo comparten los mismos mecanismos fisiopatológicos.
En consecuencia, el síndrome de fragilidad y el deterioro cognitivo se han estudiado cada vez más porque presentan una alerta de salud pública, en el sentido de que su detección temprana se reconoce como un impacto directo en los resultados adversos a la salud.
En vista de la importancia del tema, asociado con el aumento del envejecimiento de la población y una mayor esperanza de vida, se utilizó una revisión de la literatura para identificar la relación entre el síndrome de fragilidad y el deterioro cognitivo.
Los investigadores empezaron el debate con la fragilidad física, sin embargo, la cognición también se identifica en la práctica clínica del enfermero como una fragilidad del adulto mayor para desarrollar sus actividades diarias, como la espacial, la temporalidad, los cálculos, la construcción de oraciones, el autocuidado y el afecto.
Estos aspectos son esenciales para el desarrollo e inserción de las adultos mayores en su entorno social. Por lo tanto, la presente investigación tiene como objetivo buscar en la literatura importantes evidencias con el objetivo de contribuir a la práctica del enfermero/profesional de la salud en la evaluación y el seguimiento de los adultos mayores, en los diferentes entornos de atención a la salud. Así que, el objetivo de este estudio fue sintetizar el conocimiento sobre la asociación entre el síndrome de fragilidad y el deterioro cognitivo de los adultos mayores a través de una revisión sistemática.
Fue realizada la construcción preliminar del protocolo de investigación con el objetivo de obtener un enfoque sistemático de la conducta a ser adoptada en la revisión, lo que permitió la transparencia en el proceso y el rigor metodológico y redujo la posibilidad de sesgo en el informe final.
La elaboración del protocolo ha posibilitado una búsqueda previa en las principales bases de datos sobre la existencia de alguna revisión propuesta o realizada que respondió a la pregunta guía. En este momento, fue identificado otras revisiones que trataron el tema propuesto, pero no con el énfasis que se dirige este estudio: sintetizar la asociación entre el deterioro cognitivo y el síndrome de fragilidad en los adultos mayores. En este protocolo, los objetivos, criterios y métodos fueron previamente especificados.
Objetivo |
Sintetizar el conocimiento sobre la asociación entre el síndrome de fragilidad y el deterioro cognitivo del adulto mayor.
Método |
Se adoptó el referencial del The Joanna Briggs Institute de revisión sistemática de etiología y factores de riesgo. Se realizó una búsqueda en las bases de datos MEDLINE, Embase, CINAHL, LILACS y la búsqueda manual fue realizada por dos revisores de forma independiente. Para el meta-análisis se empleó la medida de asociación Odds Ratio y Relative Risk. Para el análisis de los gráficos se utilizó el software R versión 3.4.3 y el paquete de meta-análisis Metafor 2.0.
Resultados |
De los 3.286 artículos identificados en las cuatro bases de datos y en la búsqueda manual, 946 fueron excluidos porque fueron duplicados y 2.340 fueron seleccionados para la lectura de los títulos y resúmenes.
De estos, se excluyeron 2.266 artículos porque no cumplían con los criterios de inclusión y, después de la evaluación de los estudios, se seleccionaron 74 artículos para su lectura completa. Después de este paso, se excluyeron 63 estudios, lo que resultó en 11 artículos incluidos en este estudio.
En la asociación entre el síndrome de fragilidad y deterioro cognitivo, tres estudios identificaron asociación por intermedio de la medida de Odds Ratio. Se demostró que los adultos mayores frágiles tienen 1,4 más posibilidades de presentar deterioro cognitivo comparado con los no frágiles, en cuatro estudios fue posible establecer la relación mediante el análisis del Relative Risk y no hubo relevancia estadística, y cuatro utilizaron la media.
Discusión |
El proceso de envejecimiento es gradual y se caracteriza por las trayectorias individuales y diversificadas que, desde una perspectiva biológica, se caracteriza por cambios en las dimensiones físicas, cognitivas y sociales, que contribuyen a una mayor susceptibilidad a eventos adversos para la salud.
En el proceso de envejecimiento hay una disminución gradual, dependiente del tiempo y heterogéneo de las funciones fisiológicas, que estará orquestada por una infinidad de mecanismos moleculares que interactúan y alteraran la homeostasis del cuerpo(30), lo que lleva a los adultos mayores a experimentar diferentes síndromes geriátricos que son condiciones con efecto negativo en la calidad de vida, ocasionando el aumento de las incapacidades y mayor uso de recursos médico.
El síndrome de fragilidad es un nuevo concepto fisiopatológico que ha cobrado relevancia en los últimos tiempos, especialmente porque es aplicable en la práctica clínica, identificando la debilidad como un criterio pronóstico importante para las decisiones terapéuticas difíciles, que se puede explicarse por la presencia de factores genéticos y epigenéticos, que son los sistemas de detección de nutrientes, especialmente la llamada vía de señalización de la insulina, el factor de crecimiento, la disfunción mitocondrial, la senescencia celular, el agotamiento de las células madre, la inflamación y algunos sistemas hormonales involucrados.
La acumulación de daños moleculares y celulares causados por el envejecimiento puede llevar a una desregulación hormonal e inflamatoria, lo que desencadena fragilidad y deterioro cognitivo.
Tanto la fragilidad física como el deterioro cognitivo son afecciones frecuentes en los adultos mayores. La asociación entre la fragilidad física y el deterioro cognitivo puede favorecer la identificación de individuos con deterioro cognitivo, de causas no neurodegenerativas, que pueden ser reversibles. En este sentido, el deterioro cognitivo debido a causas físicas puede ser el objetivo de intervenciones multidisciplinares destinadas a mejorar la calidad de vida en esta población.
La fragilidad cognitiva se considera un “síndrome clínico heterogéneo que se presenta en el adulto mayor con presencia simultánea tanto de la fragilidad física como el deterioro cognitivo”. Para definir tal condición, también es necesario considerar la exclusión de la enfermedad de Alzheimer u otras demencias. |
De los estudios incluidos en la revisión, solo uno presentó la definición de fragilidad cognitiva como referencia teórica. Sin embargo, aunque el constructo de fragilidad cognitiva no se usó como referencia, los otros autores aplicaron los criterios utilizados para definir la fragilidad cognitiva (fragilidad física, deterioro cognitivo y ausencia de demencia) para evaluar la asociación entre fragilidad cognitiva y el deterioro cognitivo.
Este deterioro se debe a las hiperintensidades de la materia blanca en el cerebro como consecuencia de las lesiones de los pequeños vasos cerebrales y la ruptura de la barrera hematoencefálica y a los daños oxidativos en el tejido cerebral que causan una disminución de la conexión entre las diferentes regiones del cerebro que se pueden visualizar en la resonancia magnética.
Los datos sugieren que tanto la fragilidad física como el deterioro cognitivo tienen mecanismos fisiopatológicos comunes.
Los estudios longitudinales que investigaron la asociación temporal entre la cognición y la fragilidad revelaron que los componentes de la fragilidad están asociados con un rendimiento cognitivo más bajo, y también señalaron que tener fragilidad aumenta el riesgo de deterioro cognitivo, demencia y hay mayor riesgo de mortalidad durante el seguimiento de los participantes a lo largo del tiempo.
La disminución de la función cognitiva es un proceso que ocurre en el curso del proceso de envejecimiento con múltiples alteraciones que pueden llevar a los adultos mayores a sufrir algún tipo de demencia. La identificación del riesgo de deterioro cognitivo derivado de causas físicas se convierte en un punto de relevancia importante debido a su potencial de reversibilidad.
La fragilidad física y el déficit cognitivo tienen una relación estrecha, resulta que el deterioro de un componente puede afectar al otro e iniciar un ciclo de eventos adversos, como la discapacidad funcional, la alteración de la calidad de vida, la demencia y evolución a la muerte.
Los investigadores han encontrado una estrecha asociación entre la fragilidad física y el deterioro cognitivo, lo que sugiere la presencia de mecanismos subyacentes comunes compartidos entre ellos. Además, un fuerte vínculo con factores de riesgo cardiovascular, inflamación crónica, problemas nutricionales, accidente cerebro vascular, enfermedad de Alzheimer u otra patología neurodegenerativa.
Frente a las demandas que surgen con el envejecimiento de la población y la llegada de nuevos síndromes (como la fragilidad cognitiva), son necesarias intervenciones preventivas que incluyan la promoción de la actividad física, ejercicios de entrenamiento/estimulación cognitiva y estimulación de hábitos alimenticios saludables.
Dentro de un equipo multidisciplinario, el enfermero desempeña un papel central en todas las fases de la atención de estas personas, representando un punto de apoyo para facilitar la comunicación entre los profesionales y la familia, con el objetivo de facilitar la comprensión y ayudar a la familia a conocer la evolución, las posibilidades de intervención y la prevención de agravaciones futuras, permitiendo una mejor calidad de vida para los adultos mayores.
La relevancia de los estudios depende de la calidad metodológica presentada, una etapa considerada importante para garantizar el rigor de la revisión sistemática. La evaluación de la calidad metodológica, o evaluación crítica, consiste en un proceso para establecer la validez interna, a través de la verificación de posibles sesgos. Su función es evaluar la confiabilidad de la evidencia identificada.
La mayoría de los estudios incluidos en la presente revisión de seguimiento del adulto mayor muestra que el meta-análisis da evidencia de la asociación entre estas dos variables; fragilidad y deterioro cognitivo; por lo tanto, corresponde a los profesionales de la salud evaluar a los adultos mayores con instrumentos para detectar el síndrome de fragilidad física asociado con la fragilidad cognitiva.
Conclusión |
A pesar de las diferencias metodológicas utilizadas en los estudios y la falta de definición de una proporción exacta en la relación de causa y efecto, la mayoría de los estudios indican que el síndrome de fragilidad.
De los 11 estudios incluidos en esta revisión, todos fueron observacionales con un seguimiento prospectivo, en el que se evaluó la fragilidad en diferentes momentos.
Aunque los estudios identificados tenían diferencias metodológicas y, en algunos casos, distintas referencias teóricas, esta revisión evidenció la asociación entre el síndrome de fragilidad y el deterioro cognitivo. Aunque no es posible definir una proporción exacta en la relación de causa y efecto, la mayoría de los estudios indica que el síndrome de fragilidad es un desencadenante del deterioro cognitivo.
Este indicador se vuelve relevante cuando se contextualiza en el modelo de atención centrado en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, ya que puede subsidiar la toma de decisiones en la planificación de la atención con la población del adulto mayor. De esta manera, la acción preventiva en relación con el síndrome de fragilidad y el deterioro cognitivo es contribuir directamente a la promoción del envejecimiento saludable de la población en su conjunto.
Este es un tema muy reciente y que merece estudios profundizados en investigaciones epidemiológicas y clínicas y en estudios multicéntricos. Además, los datos pueden respaldar el debate y la formulación de políticas públicas centradas en los temas del síndrome de fragilidad y deterioro cognitivo, considerando la transición demográfica del país y la mayor esperanza de vida de la población del adulto mayor.