29 de octubre: Día Mundial del ACV

“Estamos viendo en jóvenes ACVs asociados a las causas más clásicas”

La neuróloga Virginia Pujol Lereis insistió en modificar los factores de riesgo para prevenir eventos cerebrovasculares. Habló también de los hitos en la atención, desde las unidades de stroke a la prevención secundaria.

Autor/a: Celina Abud

Cada 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ataque Cerebro Vascular (ACV), fecha instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de esta enfermedad, que puede ser mortal o discapacitante. Sin embargo se demostró que la pronta atención durante el evento agudo, en el que cada minuto cuenta, mejora el pronóstico del paciente y hay quienes quedan libre de secuelas.

Por ello se estimula a la población a memorizar las “5 C” para identificar los síntomas y acudir rápido a recibir atención médica, mejor aún en unidades de stroke. Ellas son CABEZA (dolor fuerte); CUERPO (debilidad en un lado del cuerpo); CONFUSIÓN (dificultad para entender o expresarse); CEGUERA (no ver bien o quedarse ciego repentinamente) y CAMINATA: dificultad para caminar.


Entrevista

A modo de puesta a punto, la Dra. Virginia Pujol Lereis, especialista en neurología vascular y subjefa del Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni, dialogó con IntraMed sobre las nuevas terapéuticas, la importancia de las unidades de stroke en el pronóstico del paciente, la epidemiología en Argentina y cómo cambiaron las causas de ACV en los más jóvenes. Aquí, un resumen en sus propias palabras. 

Principales factores de riesgo en la actualidad. El ACV es básicamente prevenible, porque la carga de la enfermedad se debe en un 90% a factores de riesgo modificables, como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, el tabaquismo, la diabetes, el sedentarismo y ciertas enfermedades cardíacas como la fibrilación auricular. También incide el consumo excesivo de alcohol, las apneas de sueño y otros factores más particulares de determinadas poblaciones, como las migrañas con aura o el uso de anticonceptivos.

Causas más prevalentes del ACV en jóvenes. En patología cerebrovascular, cuando hablamos de población joven nos referimos a pacientes de menos 50 o 45 años. Para este grupo etario específico, las causas de patología cerebrovascular son diferentes a los factores de riesgo habituales, siendo las principales las disecciones arteriales, los estados protrombóticos, el uso de drogas  y malformaciones vasculares o cardiacas.

Sin embargo, más allá de que los jóvenes tienen causas específicas, estamos viendo un aumento de ACV relacionados a los factores de riesgo vascular como la hipertensión arterial o la dislipemia, algo que no era frecuente de ver hace 10 o 20 años. ¿Por qué? Porque en las últimas décadas los cambios de hábitos asociados a nuestro estilo de vida, como la alimentación, el sedentarismo, el sobrepeso y el nivel de estrés, aumentan la prevalencia de los factores de riesgo vasculares desde edades más tempranas.

Novedades en el tratamiento endovascular del ACV.  En los últimos años fuimos testigos de grandes cambios en el manejo agudo del ACV, generando una nueva esperanza en la patología cerebrovascular. Si hablamos específicamente del ACV isquémico (el más frecuente) en el cual se produce la oclusión de una arteria cerebral, tenemos la posibilidad de intentar recuperar el flujo arterial a través de fármacos (trombólisis endovenosa) o de terapéuticas endovasculares, conocidas como trombectomía mecánica. Ambas estrategias han demostrado un gran beneficio en el pronóstico del ACV isquémico, aumentando la posibilidad de disminuir secuelas e incluso disminuir la mortalidad del evento. En pacientes seleccionados, la trombectomía mecánica extendería la ventana de tratamiento hasta 24hs del inicio de los síntomas. Pese a que está creciendo la disponibilidad de estos tratamientos en la Argentina y en la región, todavía hay aumentar la real accesibilidad de la población a los mismos.

Otros hitos en tratamiento. En los últimos años han aumentado las posibilidades de tratamiento dentro de la prevención secundaria. Nosotros siempre solemos hablar de la terapéutica en agudo, pero es interesante como en los últimos años crecieron mucho las estrategias de prevención primaria, pero sobre todo secundaria, que refiere a todos los tratamientos que le podemos ofrecer a una persona para evitar la recurrencia de la patología vascular, no solo cerebrovascular sino también cardiovascular. Por ejemplo, hemos mejorado muchísimo el tratamiento de la enfermedad ateroeaclerótica en los últimos 20 años, con el tratamiento con antiagregantes, estatinas, y control estricto de la hipertensión arterial. Por todos estos abordajes, el ACV asociado enfermedad ateroesclerótica de grandes vasos como la carótida ha ido disminuyendo. Nuevos tratamientos de la diabetes, como los agonistas del receptor GLP-1, o de la dislipemia, como los anticuerpos monoclonales anti-PCSK9, se están sumando a las herramientas que nos permiten disminuir el riesgo de recurrencia de ACV. Estamos obligados en pacientes de alto riesgo ir más allá de lo convencional y buscar disminuir al máximo el riesgo residual.

El papel de las unidades de stroke en el pronóstico del ACV.  Las unidades de stroke (o cerebrovasculares) son una herramienta esencial en el manejo de la patología cerebrovascular. Los neurólogos aprendimos que tener un equipo de profesionales de la salud 24/7/365, entrenados en  atender específicamente la patología cerebrovascular mejora el pronóstico de los pacientes. Cuando hablo de equipo, no solo incluyo al médico neurólogo, sino también enfermería, fisiatría, kinesiología, fonoaudiología, nutrición, entre otros.  Se ha demostrado que ser atendido dentro de las primeras horas posevento es una unidad de stroke es una de las medidas más beneficiosas para el paciente. Además, las unidades de stroke benefician potencialmente a todos los pacientes, incluso a aquellos que no sean candidatos a la trombólisis endovenosa o la trombectomía mecánica. En cambio el ingreso a una unidad de stroke debería ser una medida obligatoria para todos los pacientes que cursan un ACV, tanto isquémico como hemorrágico. Por supuesto que todas las terapéuticas se complementan, pero debemos comenzar con la atención interdisciplinaria en unidades cerebrovasculares.

El estudio EsTEPA. El estudio EstEPA (Estudio Epidemiológico Poblacional sobre Accidentes Cerebrovasculares) es único en su tipo en América latina: evaluó durante seis años la prevalencia, incidencia, carga de enfermedad y mortalidad del ACV en Argentina. Entre los resultados destacados de la investigación se confirmó que el 2% de la población mayor de 40 años vive con secuelas de un ACV previo (prevalencia), lo que representa más de 340 mil personas. En cuanto a la incidencia, los datos son preliminares, pero en Argentina, aproximadamente, ocurren de 50 a 60 mil ACVs por año, lo que es comparable a los países desarrollados del hemisferio norte. Ahora estamos trabajando para poder mostrar la carga de la enfermedad cerebrovascular (ECV), qué significa la ECV para el paciente y para el sistema de salud pública y la economía.

Consejo a médicos de atención primaria.  Primero, el ACV es una enfermedad prevenible ya que 8 de cada 10 ACV pueden evitarse con un correcto tratamiento de los factores de riesgo como la hipertensión arterial, la dislipemia o la diabetes. Si trabajamos sobre la prevención de los factores de riesgo vasculares vamos a hacer un trabajo importantísimo que no solo va a influir en el ACV en sí, sino también en la demencia, porque  la enfermedad microvascular cerebral es la segunda causa de demencia en el mundo.


*Dra. Virginia Pujol Lereis – Médica neurólga especialista en Neurología Vascular. Subjefa del Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni.