Las parejas que intentan tener hijos y viven en áreas afectadas por el Zika deben pensar en retrasar el embarazo para evitar tener bebés nacidos con defectos congénitos, recomiendan ahora las autoridades sanitarias de EE. UU.
La nueva directriz reemplaza una anterior que sugería que las mujeres que estuvieran planificando quedar embarazadas debían esperar al menos ocho semanas antes de intentar concebir si ellas o sus parejas vivían en, o volvían de, regiones afectadas por el Zika.
Las picaduras de mosquitos siguen siendo la fuente más común de infección con el virus, que provoca microcefalia, un grave defecto congénito que resulta en bebés con cabezas y cerebros anómalamente pequeños. Pero la transmisión del virus a través de las relaciones sexuales es más común de lo que se pensaba, apuntaron las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. se han abstenido de recomendar que las parejas retrasen el embarazo en las áreas afectadas por el Zika, aunque la Secretaria de Salud de Puerto Rico publicó un consejo similar a la nueva directriz de la OMS, informó el The New York Times.
Aunque la nueva recomendación de la OMS no especifica cuánto tiempo las parejas deben retrasar el embarazo, la recomendación "significa un retraso hasta que tengamos más respuestas, más evidencias, más ciencia", declaró al Times Nyka Alexander, vocera de la OMS.
Pero añadió que la OMS solo sugiere, no ordena, a las parejas en áreas afectadas por el Zika que retrasen el embarazo.
La gran mayoría de infecciones con el Zika han ocurrido en América Latina, y Brasil es la zona álgida, con un estimado de 5,000 casos de microcefalia. No ha habido informes de microcefalia inducida por el Zika contraído en Estados Unidos, aunque ahora el Zika está circulando en Puerto Rico, las Islas Vírgenes de EE. UU. y la Samoa Americana.
Y las autoridades sanitarias dicen que anticipan ver infecciones con el Zika en estados de la Costa del Golfo, como Florida, Luisiana y Texas a medida que la temporada de mosquitos avance.
El mes pasado, las autoridades sanitarias de EE. UU. reportaron que la cantidad de mujeres embarazadas en Estados Unidos infectadas con el virus del Zika se había triplicado, porque ahora los casos se están contando de forma más exhaustiva.
Hasta ahora, un estimado de 280 mujeres infectadas están recibiendo un seguimiento en Estados Unidos y sus territorios, según dos registros creados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Anteriormente, solo se estaban contando los casos de mujeres embarazadas que presentaban síntomas o complicaciones del embarazo relacionados con el Zika, señalaron las autoridades de los CDC. Pero informes recién publicados han encontrado que algunas mujeres embarazadas no muestran síntomas de infección con el Zika, pero de cualquier forma tienen bebés con microcefalia.
Para limitar cualquier posible propagación del virus del Zika a través de los mosquitos, las autoridades sanitarias a nivel federal, estatal y local están poniendo en práctica una estrategia triple: mejorar el control de la población de mosquitos, ampliar su capacidad de hacer pruebas del Zika, y animar al público a que se proteja de los mosquitos.
Las mujeres en edad reproductiva que vivan en una región en que el Zika esté activo deberían protegerse de las picaduras de mosquito llevando camisas de manga larga y pantalones largos, usando repelente de mosquitos cuando estén en el exterior y permaneciendo en interiores tanto tiempo como sea posible, según los CDC.
El Presidente Barack Obama pidió al Congreso asignar 1.9 mil millones de dólares para combatir la amenaza del Zika, pero los legisladores aún no han llegado a un acuerdo sobre el paquete de gastos.
FUENTES: June 2016, interim guidance, World Health Organization, Geneva, Switzerland; May 20, 2016, media briefing with Margaret Honein, M.D., chief, birth defects branch, National Center on Birth Defects and Developmental Disabilities, U.S. Centers for Disease Control and Prevention; The New York Times