Los estadounidenses deben reducir los azúcares añadidos, las grasas saturadas y la sal si desean consumir una dieta que pueda mejorar su salud, según la más reciente versión de las Directrices dietéticas del gobierno federal.
Las directrices, publicadas el jueves, abren un nuevo terreno al recomendar específicamente que las personas limiten los azúcares añadidos a menos de un 10 por ciento de sus calorías diarias.
La última versión de las directrices, publicada en 2010, solo decía que las personas debían reducir su ingesta de azúcares añadidos, sin mencionar una meta específica. Las directrices se actualizan cada cinco años para mantenerse al día con la ciencia actual.
Las nuevas recomendaciones, denominadas Directrices dietéticas para los estadounidenses 2015-2020, también piden a la gente que limiten el consumo de grasas saturadas a menos de un 10 por ciento de sus calorías diarias, y consumir menos de 2,300 miligramos de sal al día. Eso es un poco menos de una cucharadita de sal.
En general, las directrices enfatizan la adopción de un patrón saludable de alimentación que se adapte al estilo de vida de una persona, en lugar de recomendar cantidades específicas de distintos alimentos, como verduras o carnes.
"Estos patrones pueden adaptarse a las preferencias personales de un individuo, permitiendo a los estadounidenses elegir la dieta adecuada para ellos", señala el informe.
Las directrices incluso ofrecen tres ejemplos de un plan de alimentación saludable que las personas pueden adoptar: una dieta estadounidense saludable, una dieta de estilo mediterráneo y una dieta vegetariana.
El énfasis en un plan de alimentación saludable busca ser más cómodo para los consumidores, facilitando que la gente use las directrices, señalaron los expertos.
"Las directrices dietéticas de 2015 se enfocan en unos hábitos saludables de alimentación, y menos en incluir o eliminar nutrientes individuales", señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de Duke Elisabetta Politi, directora de nutrición del Centro de Dieta y Aptitud Física de la universidad. "Esto es esencial, porque la dieta entera influye en la salud y en el riesgo de enfermedad".
"Los estadounidenses deben modificar sus dietas e incluir más alimentos vegetales, como las verduras y las frutas, como se hace en la popular dieta mediterránea, que incluye muchas grasas saludables y granos integrales", añadió. "Las directrices enfatizan el valor de hacer comidas y refrigerios desde cero, en lugar de usar alimentos procesados. Con atajos como las verduras congeladas, o los productos frescos prelavados y empacados, preparar comidas saludables para la familia puede en realidad ser más fácil de lo que la mayoría de personas piensan".
Otro experto alabó las nuevas directrices.
"Ya era hora", comentó el Dr. Mitchell Roslin, jefe de cirugía para la obesidad del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York. "Tanto la comunidad médica como el gobierno tienen cierta responsabilidad por la epidemia de obesidad y diabetes", dijo.
"En un esfuerzo por prevenir la enfermedad cardiaca, proliferó la idea de que si simplemente eliminábamos el colesterol de la dieta, se podían prevenir las enfermedades del corazón", explicó Roslin. "[El] problema es que la mayor parte del colesterol del organismo es producido por el cuerpo, y si se reduce el colesterol y las grasas, la gente tiende a reemplazarlos con carbohidratos. Y así hemos desarrollado una sociedad de adictos a los carbohidratos".
Según las nuevas directrices, un patrón de alimentación saludable incluye:
Cualquier tipo de verdura, sobre todo si se come una amplia variedad.
Frutas, sobre todo frutas enteras.
Granos, de los cuales al menos la mitad sean granos integrales.
Lácteos sin grasa o bajos en grasa, entre ellos leche, yogurt, queso y/o bebidas fortificadas de soya.
Proteína de una variedad de fuentes, como mariscos y pescados, carnes magras y aves, huevos, frijoles y guisantes, frutos secos y semillas, y productos de soya.
Aceites.
Si se consume alcohol, debe ser con moderación: hasta una bebida al día para las mujeres, y hasta dos bebidas al día para los hombres, señalan las directrices.
"Los estadounidenses pueden cumplir con estas recomendaciones siguiendo unos consejos sencillos: comer más alimentos no procesados (sobre todo frutas, verduras y granos enteros), y al eliminar el azúcar no deseado de la dieta, reemplazar esos alimentos por alimentos vegetales, como granos integrales, frutas y verduras", comentó en un comunicado el presidente del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology), el Dr. Kim Allan Williams.
Actualmente, los azúcares añadidos conforman en promedio más del 13 por ciento de las calorías por día en la dieta estadounidense, según el informe federal.
Las bebidas son la principal fuente del azúcar añadido, conformando el 47 por ciento de todos los azúcares añadidos consumidos por los estadounidenses. Éstas incluyen refrescos, bebidas de frutas, el café y el té endulzados, las bebidas energéticas, las bebidas alcohólicas y las aguas con sabores, según el informe.
La mayor parte del resto de los azúcares añadidos en la dieta estadounidense promedio se encuentran en los refrigerios y en los dulces (un 31 por ciento), aunque también pueden ocultarse en alimentos como los granos (un 8 por ciento) y las comidas preparadas (un 6 por ciento).
Las grasas saturadas conforman el 11 por ciento de las calorías en una dieta típica de EE. UU., y menos de un tercio de los estadounidenses limitan su ingesta de grasa saturada a la nueva meta de menos de un 10 por ciento de las calorías diarias, señalan las directrices.
Alrededor del 35 por ciento de las grasas saturadas provienen de la comida preparada, sobre todo la que contiene queso o carne. Esto incluye a las hamburguesas, los sándwiches, los tacos y la pizza. Las grasas saturadas también se encuentran en refrigerios y dulces, los alimentos ricos en proteínas y los productos lácteos, anotó el informe.
Dana Angelo White, profesora clínica asistente de entrenamiento deportivo y medicina del deporte de la Universidad de Quinnipiac en Hamden, Connecticut, dijo que "me encanta ver que estas directrices [dietéticas] actualizadas enfatizan más la mejora de los patrones generales de alimentación. Se trata de metas realistas y alcanzables para que los estadounidenses mejoren sus dietas y su salud a partir de hoy mismo".
Seguir las nuevas directrices podría ayudar a controlar la epidemia de obesidad de EE. UU., añadió Williams.
"Recientemente han habido indicaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. de que el crecimiento de la obesidad se ha nivelado, pero falta mucho trabajo para ayudar a los estadounidenses a volver a un peso más saludable para reducir la enfermedad cardiaca y otros problemas relacionados con la salud", señaló. "Seguir las recomendaciones en las Directrices 2015-2020 de reducir la ingesta de colesterol, grasa y azúcar, ayudará a mejorar la salud de la población estadounidense".
Las Directrices dietéticas también reconocen el importante rol del ejercicio, y recomiendan que las personas cumplan también las Directrices de actividad física federales. Esas directrices recomiendan que los adultos realicen cada semana 2.5 horas de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, 1 hora y 15 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad vigorosa, o una combinación de ambas cosas. Las directrices de actividad también recomiendan actividades para fortalecer los músculos al menos dos días por semana.
FUENTES: 2015-2020 Dietary Guidelines for Americans, Jan. 7, 2016, U.S. Department of Health and Human Services, U.S. Department of Agriculture; Dana Angelo White, clinical assistant professor, athletic training and sports medicine, Quinnipiac University, Hamden, Conn.; Mitchell Roslin, M.D., chief, obesity surgery, Lenox Hill Hospital, New York City; Jan. 7, 2016, news release, Duke University, Winston-Salem, N.C.