Las personas mayores de EE. UU. podrían estar desarrollando demencia con menos frecuencia y en unas etapas más avanzadas de la vida, sugiere un estudio de décadas de duración.
Más de 5,000 personas a quienes se siguió durante casi 40 años a partir de mediados de los 70 experimentaron una reducción promedio del 20 por ciento en su riesgo de desarrollar demencia, dijeron los investigadores.
Al mismo tiempo, la edad promedio a la que los participantes presentaron la demencia aumentó, de alrededor de 80 años de edad a mediados de los 70, a los 85 años de edad en los últimos años, agregó la autora del estudio, la Dra. Sudha Seshadri. Seshadri es profesora de neurología del Centro de la Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de Boston.
A pesar de esos hallazgos, Estados Unidos sigue enfrentándose a una crisis de demencia con el envejecimiento de la generación de la postguerra, anotó Seshadri.
Se estima que hasta 5.2 millones de estadounidenses de a partir de 65 años de edad tienen la enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia. Y se anticipa que esos números aumentarán junto con el envejecimiento de la población, según los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.
Seshadri dijo que aunque la edad promedio de la demencia aumentó durante el estudio, ahora hay más personas de más de 85 años que las personas mayores de 80 que había hace décadas.
"Las personas vivirán más tiempo y tendrán un riesgo más alto de desarrollar demencia", advirtió Seshadri. "No es que el yugo de la enfermedad vaya a reducirse, pero quizá no explote con tanta rapidez como temíamos".
Pero el estudio ofreció algunas pistas importantes sobre las formas de prevenir o retrasar la demencia, dijo.
La educación y la salud cardiaca parecen haber contribuido al declive en los casos de demencia, halló el estudio.
Solo las personas que tenían al menos un diploma de secundaria experimentaron un declive significativo en el riesgo de demencia, mostraron los hallazgos del estudio. Los investigadores también observaron una mejora en la salud cardiaca general que fue paralela a la reducción en el riesgo de demencia.
"Esto amplía la evidencia de que controlar los factores de riesgo cardiovasculares y aumentar los niveles de educación es bueno para el riesgo de desarrollar demencia con el tiempo", planteó Keith Fargo, director de los programas científicos y de alcance de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association).
"No nos dice que no debamos preocuparnos por la demencia, ni que no veremos una explosión en los casos de demencia a medida que la generación de la postguerra envejezca", añadió.
Seshadri y Fargo también advirtieron que estos hallazgos podrían no aplicarse a Estados Unidos como un todo, dado que los participantes del estudio eran blancos y relativamente ricos.
"Es importante estudiar si esta tendencia se observa en poblaciones con circunstancias distintas", dijo Seshadri.
Para el estudio, los investigadores se enfocaron en los participantes del Estudio cardiaco de Framingham, un proyecto con financiación federal que ha estado en curso desde 1948. Las personas en este estudio, que viven en Framingham, Massachusetts, han recibido seguimiento desde 1975.
Los datos revelaron que el riesgo de demencia a cualquier edad en particular ha experimentado un declive constante generación tras generación.
Entre los voluntarios que tenían como mínimo un diploma de secundaria, los casos de demencia se redujeron en un 22 por ciento en los 80, en un 38 por ciento en los 90 y en un 44 por ciento en la década de los 2000, en comparación con la primera década, según el informe.
Los hallazgos aparecen en la edición del 11 de febrero de la revista New England Journal of Medicine.
La salud cardiaca también parece estar ayudando a reducir la cantidad de casos de demencia, al influenciar la forma en que los accidentes cerebrovasculares (ACV), la fibrilación auricular (una arritmia cardiaca) y la enfermedad cardiaca afectan a la función cerebral, comentó Seshadri.
Por ejemplo, al principio del estudio las personas que sufrían un ACV tenían seis veces más probabilidades de desarrollar demencia. Pero cuando el estudio terminó, las víctimas de ACV tenían solo el doble de probabilidades de terminar con demencia, señaló.
Los médicos hacen un mejor trabajo al detectar y tratar los ACV más pequeños, y proveen una atención de seguimiento más potente a los pacientes de ACV mediante el control de sus niveles de presión arterial y colesterol, explicó Seshadri.
"En conjunto, todas esas cosas probablemente signifiquen que menos personas que sufren un ACV desarrollan demencia", dijo. Un mejor tratamiento de la enfermedad cardiaca, la fibrilación auricular y otros problemas del corazón también parecen haber ayudado a preservar la función cerebral, añadió.
Fargo dijo que una educación de secundaria o superior también parece haber ayudado a las personas mayores, un hallazgo que respalda un concepto conocido como "reserva cognitiva".
"La idea esencial subyacente es que mientras más salud cognitiva [mental] se tenga desde el principio, mejor podrá el cerebro soportar los daños que conlleva envejecer", dijo. "Este estudio nos dice que la educación formal es extremadamente importante para la salud del cerebro a medida que se envejece".
Seshadri apuntó que la educación también podía servir como señal del estatus socioeconómico de una persona. Los que tienen un mayor nivel educativo pueden costearse mejor una buena atención, y están más conscientes del rol que desempeñan en su propia salud.
Pero la salud cardiaca y la educación no explican toda la reducción en la demencia.
"No explica del todo lo que vemos", dijo Seshadri. "En realidad explica muy poco. Debemos comenzar a buscar qué más está sucediendo, porque si no se sabe lo que es, la tendencia podría revertirse".
FUENTES: Sudha Seshadri, M.D., professor, neurology, Alzheimer's Disease Center, Boston University; Keith Fargo, Ph.D., director, scientific programs and outreach, Alzheimer's Association, Chicago; Feb. 11, 2016, New England Journal of Medicine