La obesidad grave parece ser un factor de riesgo independiente de la insuficiencia cardiaca, sugiere un nuevo estudio.
Investigadores de la Universidad de Johns Hopkins en Baltimore revisaron datos de más de 13,000 adultos estadounidenses con una edad promedio de 54 años. Tras tomar en cuenta otros factores de riesgo como la hipertensión, el colesterol alto y la diabetes, los investigadores concluyeron que la obesidad grave (mórbida) era un factor de riesgo independiente de la insuficiencia cardiaca.
La insuficiencia cardiaca ocurre cuando el corazón se debilita y no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo.
La obesidad grave se define como un índice de masa corporal (IMC) de 40 o más, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. El IMC es un cálculo aproximado de la grasa corporal de una persona. Se considera normal a una persona cuando tiene un IMC de 25 o menos.
Alguien que mida 5 pies y 9 pulgadas (1.75 metros) tendría que pesar 271 libras (123 kilos) para ser considerado gravemente obeso, según los CDC.
En el nuevo estudio, los adultos gravemente obesos tenían más del doble de riesgo de insuficiencia cardiaca que los de peso normal. Pero no tenían un riesgo más alto de enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular (ACV).
Aunque los hallazgos sugieren un firme vínculo independiente entre la obesidad grave y la insuficiencia cardiaca, no prueban causalidad, señalaron los autores del estudio.
Y aunque tratar la hipertensión, la diabetes y otras afecciones en los pacientes mórbidamente obesos podría ayudar a reducir su riesgo de enfermedad cardiaca y ACV, los resultados del estudio sugieren que ese tratamiento quizá no prevenga el mayor riesgo de insuficiencia cardiaca. La pérdida de peso podría ser la única medida de prevención efectiva.
"En nuestro estudio, la obesidad emergió como uno de los factores de riesgo menos explicados y probablemente más difíciles de la insuficiencia cardiaca, porque no hay una pastilla mágica para tratarla, ningún fármaco que pueda abordar el problema de forma fácil, como hay para el colesterol alto y la hipertensión", señaló el Dr. Chiadi Ndumele, profesor asistente de medicina y miembro del Centro Ciccarone de Prevención de la Enfermedad Cardiaca de la Universidad de Johns Hopkins.
"Incluso con la dieta y el ejercicio, a la gente le cuesta perder peso y no recuperarlo, y en los obesos mórbidos, esa batalla con frecuencia es insuperable", dijo Ndumele en un comunicado de prensa de la universidad.
Más de un 5 por ciento de los estadounidenses son mórbidamente obesos, según el gobierno federal.
"Incluso si mis pacientes tienen unos niveles normales de azúcar en la sangre, colesterol y presión arterial, creo que debo seguir preocupándome de que podrían desarrollar insuficiencia cardiaca si son gravemente obesos", dijo Ndumele. "Si se confirman nuestros datos, debemos mejorar nuestras estrategias de prevención de la insuficiencia cardiaca en esta población".
El estudio aparece en una edición reciente de la revista Journal of the American Heart Association.
FUENTE: Johns Hopkins University