Tratamiento con balón

Un balón en pastilla ayudó a los pacientes obesos a perder peso

Controlar el apetito haciendo que los pacientes se sientan llenos podría hacer que un programa para perder peso arranque, señala una investigadora

Fuente: MedlinePlus

Los pacientes obesos que tragaron cápsulas con balones que les ayudaron a comer menos perdieron en promedio 15 libras (6.8 kilos), alrededor del doble que los pacientes que solo hicieron dieta y ejercicio, informan unos investigadores. La cápsula se infló con gas a través de un catéter al llegar al estómago. Se colocaron hasta tres balones a lo largo de tres meses, y todos los balones se extrajeron tras seis meses. Los balones hacían que los pacientes se sintieran llenos, explicaron los investigadores.

Además de los balones, los pacientes siguieron una dieta moderada y un programa de modificación conductual. No se sabe si la pérdida de peso perdurará con el tiempo, dijo la investigadora líder, la Dra. Aurora Pryor, directora del Centro de Pérdida de Peso Bariátrico y Metabólico de la Universidad de Stony Brook, en Nueva York. El estudio duró un año, pero "no sabemos qué pasa después", apuntó Pryor.

"Si pueden persistir en su nuevo estilo de vida con el programa de dieta y ejercicio, podrían mantener la pérdida de peso", planteó. "Los resultados a largo plazo dependen de que los pacientes mantengan la motivación para permanecer con los programas de dieta y ejercicio".

El tratamiento con balón estará disponible a partir de enero, pero no se ha anunciado el costo, dijo Pryor. El dispositivo, conocido como sistema de balón Obalon, fue aprobado en septiembre por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. Una ventaja del balón es que los pacientes no tienen que tomarse tiempo libre y pueden volver al trabajo el mismo día, dijeron los investigadores.

"No hay sedación ni periodo de recuperación cuando se colocan los balones, pero hay sedación cuando los balones se sacan, de forma que no se debe trabajar después de eso", añadió Pryor.

Pryor cree que los balones son una mejor opción para los pacientes que son candidatos para una cirugía para perder peso, pero que no desean hacerse una cirugía. "En las personas que desean perder algo de peso pero que no creen que son suficientemente gordas como para la cirugía o que le tienen miedo a la cirugía, este es un siguiente paso realmente bueno para ayudarles a conseguir que pierdan peso", sugirió.

Los hallazgos se presentaron el viernes en la reunión anual de la Sociedad Americana de Cirugía Metabólica y Bariátrica (American Society for Metabolic and Bariatric Surgery) y la Sociedad de la Obesidad (Obesity Society), en Nueva Orleáns. Las investigaciones presentadas en las reuniones se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales.

Un experto en la pérdida de peso expresó ciertas dudas sobre los hallazgos.

"Sigo cuestionando la eficacia de los balones", comentó el Dr. Mitchell Roslin, jefe de cirugía para la obesidad del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York. "Aunque hay una inserción potencialmente más fácil que no amerita sedación, sigo dudando que haya pérdida de peso tras la extracción", dijo.

Roslin dijo que los pacientes que reciben otros tratamientos que limitan su capacidad de comer, como las bandas y las operaciones de derivación que reducen el tamaño del estómago, con frecuencia recuperan el peso perdido a lo largo del tiempo. "Con el paso del tiempo, la pérdida de peso tiene que ver con los cambios en el estilo de vida", señaló.

El único argumento a favor de balón es que inicia los cambios en el estilo de vida, planteó Roslin. "Hará que motivarse sea más fácil", dijo. "Pero creo que pocos mantendrán la pérdida de peso dos años después de usar cualquier balón".

En el estudio, Pryor y sus colaboradores asignaron al azar a 400 pacientes obesos a recibir un dispositivo real o falso. Todos los pacientes también recibieron 25 minutos de terapia del estilo de vida cada tres semanas. Después de seis meses, se extrajeron los balones Obalon de los pacientes que los habían recibido.

Durante el periodo en que los pacientes tuvieron los balones, y durante los seis meses posteriores, los investigadores monitorizaron su pérdida de peso. Los investigadores también siguieron a los que no recibieron la terapia con el balón.

Las personas con los balones perdieron en promedio un 7 por ciento de su peso, frente a menos de un 4 por ciento entre los que recibieron el dispositivo falso, encontraron los investigadores. Seis meses tras la extracción de los balones, casi un 90 por ciento mantenían la pérdida de peso lograda durante el tratamiento, dijo Pryor.

En cuanto a los efectos secundarios, un paciente tuvo una úlcera estomacal sangrante tras tomar dosis altas de pastillas analgésicas después de un reemplazo de rodilla. La mayoría de los pacientes (un 91 por ciento) sufrieron de calambres estomacales y náuseas, y casi un 100 por ciento dijeron que eran leves o moderados.

Los resultados también se presentaron en mayo en una reunión médica.

Un experto en salud y nutrición anotó que un balón no equivale a un cambio en el estilo de vida.

"Un balón gástrico podría ayudar a perder peso, pero no hará nada por mejorar la dieta ni la salud general", advirtió el Dr. David Katz, director del Centro de Investigación en Prevención Yale-Griffin en Derby, Connecticut, y presidente del Colegio Americano de Medicina del Estilo de Vida (American College of Lifestyle Medicine).

El rol de esos métodos basados en la tecnología para el control del peso debe ser pequeño, planteó.

"Esos dispositivos podrían ser alternativas a la cirugía bariátrica en algunos casos. Pero no deben distraernos de una solución mucho mejor a nivel poblacional: prácticas, programas y políticas que hagan que comer bien y ser activo constituyan la norma cultural", enfatizó Katz.


♦ Fuentes: Aurora Pryor, M.D., professor, surgery, and director, Bariatric and Metabolic Weight Loss Center, Stony Brook University, N.Y.; Mitchell Roslin, M.D., chief, obesity surgery, Lenox Hill Hospital, New York City; David Katz, M.D., M.P.H., director, Yale-Griffin Prevention Research Center, Derby, Conn., and president, American College of Lifestyle Medicine; Nov. 4, 2016, presentation, Obesity Week, New Orleans