La mayoría de los médicos abordan la marihuana medicinal con un alto grado de incertidumbre, porque las leyes sobre la droga han entorpecido la capacidad de los investigadores de averiguar lo que la marihuana puede y no puede hacer por los pacientes enfermos.
Eso podría cambiar pronto.
La Administración de Control de Drogas (DEA) de EE. UU. está sopesando relajar su clasificación de la marihuana, lo que eliminaría muchas de las restricciones sobre su uso en la investigación médica.
Si eso ocurre, los médicos podrían comenzar a obtener respuestas a las preguntas que reciben con regularidad de parte de los pacientes sobre los beneficios clínicos de la marihuana.
"Incluso en un área rural, como médico practicante me preguntan sobre el uso de la marihuana medicinal, y quiero asegurarme de poder ofrecer a los pacientes consejos basados en las evidencias", apuntó el Dr. Robert Wergin, presidente de la junta de la Academia Estadounidense de Médicos de Familia (American Academy of Family Physicians). "Necesitamos esos tipos de estudios para que nos ayuden a dar consejos informados a nuestros pacientes que ahora preguntan", explicó.
La DEA dijo que decidirá este verano si la marihuana se debe bajar de una droga de clasificación I a una droga de clasificación II, según un memorándum que la agencia envió al Congreso en abril.
Las drogas de clasificación I se consideran como drogas "sin usos medicinales actualmente aceptados y un alto potencial de abuso", según el sitio web de la DEA. La heroína, el LSD y el éxtasis acompañan a la marihuana en la lista de la clasificación I de la DEA.
Por otro lado, las drogas de la clasificación II tienen un alto potencial de abuso, pero "hay un reconocimiento de que podrían tener también cierto valor medicinal", explicó el Dr. J. Michael Bostwick, profesor de psiquiatría de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
"Esto podría constituir una importante relajación de las regulaciones que dificultan realizar investigación con la marihuana o el cannabis en este país", apuntó Bostwick.
La morfina, la metanfetamina, la cocaína y la oxicodona son drogas de clasificación II, "porque tienen aplicaciones medicinales", dijo Bostwick. "Así que tenemos precedentes de sustancias que son peligrosas desde el punto de vista de la adicción y que son útiles en ciertas situaciones médicas".
Los estudios han mostrado que la marihuana podría ayudar a reducir el dolor crónico y las náuseas, a aliviar las convulsiones, a mejorar el apetito o ser útil en el tratamiento psiquiátrico, apuntaron Wergin y Bostwick.
Pero ninguno de esos estudios ha sido a gran escala ni un ensayo clínico definitivo. La razón es que el estatus de droga de la DEA de la marihuana impide que los científicos utilicen grandes cantidades de la planta en la investigación médica, apuntaron Wergin y Bostwick.
Toda la marihuana disponible para fines investigativos en Estados Unidos se cultiva en la Universidad de Mississippi, que tiene un contrato exclusivo con el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) de EE. UU. para proveer todas las existencias para investigación del país, según el memorándum de la DEA a los legisladores.
En cualquier año dado, el NIDA hace envíos de marihuana a unos pocos investigadores, por lo general ocho o nueve, pero a veces a hasta 12, según el memorándum. Los investigadores deben pasar por un detallado proceso de inscripción para obtener acceso a la marihuana.
La Asociación Médica Americana (American Medical Association, AMA) se ha pronunciado a favor de relajar las leyes sobre las drogas para "crear una clasificación especial para la marihuana y facilitar el estudio de su potencial utilidad medicinal en productos farmacológicos recetados", según una declaración que sus directivos proveyeron a ABC News.
"Aunque estudios relacionados con una cantidad limitada de afecciones médicas se han mostrado promisorios para nuevos productos recetados basados en los cannabinoides, se debe expandir el alcance de la investigación rigurosa para esos productos a una variedad más amplia de afecciones médicas", añadió la AMA.
En diciembre de 2015, la Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology) lamentó la falta de investigaciones sólidas sobre la marihuana en un artículo de opinión.
Debido a las estrictas leyes sobre las drogas, los investigadores no han podido determinar si la marihuana medicinal podría ayudar a tratar trastornos neurológicos como la epilepsia, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson, señaló la academia.
El artículo de la academia concluía con un llamamiento a desclasificar la marihuana y a permitir más investigación sobre la misma.
Una investigación más amplia no necesariamente llevaría a que más personas fumen marihuana con fines medicinales, enfatizaron Wergin y Bostwick.
En lugar de ello, es más probable que los investigadores se enfoquen en cómo los componentes de la marihuana, como el THC o el cannabidiol, interactúan con el cuerpo de formas que podrían ayudar a aliviar los síntomas o las enfermedades.
Se ha descubierto por todo el cuerpo un completo sistema de receptores que responden a distintos componentes del cannabis, dijo Bostwick.
"Casi cualquier sistema que se nombre en el cuerpo tiene un receptor cannabinoide potencial que podría manipularse de una forma que quizá resulte útil", comentó. "Cuando se ilegalizó la droga en 1970, casi no sabíamos nada sobre ella. En los 45 años que han pasado desde entonces, la ciencia ha mostrado que este sistema endocannabinoide en realidad existe. Cuando se ilegalizó la droga no se sabía nada de eso".
Ese tipo de investigación podría resultar en fármacos derivados de la marihuana que tratarían afecciones sin la "intoxicación", dijo Wergin.
Wergin ve dos principales beneficios potenciales de desclasificar la marihuana y cualquier auge resultante en la investigación.
En primer lugar, sabría qué decirle a los pacientes sobre los beneficios particulares de la marihuana. Y en segundo lugar, se sentiría confiado al emitir una receta para un medicamento basado en la marihuana, al saber que es una droga regulada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU.
"Esto resultaría en un producto estandarizado de mayor calidad que ha sido aprobado por la FDA", aseguró Wergin. "Si receto un antibiótico, siento mucha confianza sobre lo que contiene, porque la FDA lo regula. No sé cómo recetar marihuana a alguien, y ni siquiera qué contiene".
Paul Armentano, subdirector de NORML, un grupo que busca legalizar la marihuana, dijo que en este momento una reclasificación de la DEA se quedaría "muy corta con respecto al tipo de reforma federal necesaria para reflejar la realidad emergente en EE. UU. en relación a la marihuana".
Armentano añadió que incluso con la desclasificación, la ley federal seguiría requiriendo que los investigadores compren marihuana del programa de cultivo de la droga del NIDA en la Universidad de Mississippi.
"Simplemente el hecho de reclasificar el cannabis de I a II no cambia necesariamente estas regulaciones, al menos a corto plazo", apuntó Armentano.
FUENTES: Robert Wergin, M.D., family physician, Milford, Neb., and board chair, American Academy of Family Physicians; J. Michael Bostwick, M.D., professor, psychiatry, Mayo Clinic, Rochester, Minn.; Paul Armentano, deputy director, NORML