Correr detrás de los datos y no llegar a ninguna parte
Los médicos nos hemos acostumbrado a considerar que la ignorancia consiste en no tener información. Pero la realidad nos enfrenta a otras formas de ignorar. La ignorancia no solo consiste en no tener información sino en no saber. Es posible no saber porque se carece de información pero también es posible no saber teniendo información pero ignorando qué hacer con ella, cuál es su significado, cuál su relevancia o cuál es su pertinencia en un contexto determinado.
La información es un insumo del conocimiento, no su definición; las evidencias son el fundamento del juicio clínico, no su sustituto. Lo que nos hace médicos es saber qué clase de información necesitamos en un caso particular y en un escenario determinado. Las conjeturas diagnósticas siempre son "situadas" y sensibles al contexto. Las hipótesis preceden y orientan la búsqueda de información, no la suceden. Cuando la medicina se convierte en una obsesiva acumulación de datos, la futilidad sustituye a la relevancia. Es el fin de la clínica.