“Las ideas se tienen; en las creencias se está” (Ortega y Gasset).
Es nuestro propósito sacar a la luz los supuestos implícitos y los marcos teóricos que sostienen nuestra tarea. En momentos en los que el vértigo de los datos parece confundir información con conocimiento, nos hemos propuesto ofrecer una pausa reflexiva que devuelva el sentido a lo que hemos elegido hacer. El objeto de la medicina es el padecimiento humano. Es el "arte" de poner lo que sabemos al servicio de los valores y las necesidades de quienes lo necesitan. Es el arduo equilibrio entre lo general y lo particular, entre el caso y las poblaciones, entre lo analítico y lo reflexivo, entre las cifras y las historias personales. Ojalá ustedes también crean que esta instancia para pensar juntos es necesaria, es imperativa y es urgente.
“Lo corriente en el hombre es la tendencia a creer verdadero cuanto le reporta alguna utilidad. Por eso, hay tantos hombres capaces de comulgar con las ruedas del molino”. Antonio Machado, “Juan de Mairena”.
Hay preguntas que casi nunca nos hacemos. El sentido común da por probadas muchas de nuestras creencias y eso nos permite transitar por la vida con una seguridad que tranquiliza, aunque no tenga fundamentos. Formularnos ciertos interrogantes acerca de cosas que lucen obvias y autoevidentes nos saca del sueño narcótico de nuestra zona de confort. Es una experiencia a menudo amenazante, dolorosa, pero siempre necesaria.
La reflexión acerca de nuestros propios procesos mentales es infrecuente. Nos enfrenta a cosas acerca de las que creíamos no tener dudas pero de las que no tenemos pruebas. La metacognición es la base del escepticismo saludable y táctico. Pensar acerca de nuestro propio pensamiento es una forma de “higiene mental” reflexiva que nos protege de las falsas creencias y de las prácticas infundadas.
Tenemos una tendencia a buscar y encontrar patrones e improvisar teorías y narraciones. Al intentar dar sentido al mundo formulamos teorías y buscamos información que las confirme. Todo lo que sea ambiguo lo interpretamos a favor de nuestra teoría y desechamos lo que no encaja escondiéndolo -de nosotros mismos- en una zona de penumbra cognitiva. De se modo construimos una falsa sensación de conocimiento y seguridad que hace que nos moleste que alguien nos discuta o nos demuestre que estamos equivocados. Sesgo de confirmación, razonamiento motivado y muchos otros desvíos del pensamiento tienen como función impedir que la realidad nos saque de nuestra zona de confort.
Pensar críticamente es una puesta en acción de un modo de reflexionar acerca de lo que intuitivamente consideramos una “verdad indiscutible”. Es un despliegue sistemático y pormenorizado de un razonamiento que reclama pruebas e indaga en los orígenes de las creencias, desarticula paso a paso la historia de una afirmación que pocos se animan a poner en duda. Pone al sentido común bajo permanente sospecha.
"Quizás el mayor problema al que se enfrentan las ciencias académicas es que lo que es medible a menudo es irrelevante, y lo que es relevante a menudo no se puede medir" – George Vaillant.
¿Puede la medicina comprender y explicar la totalidad del padecimiento humano? ¿Qué causa las epidemias contemporáneas: los "estilos" o las "condiciones" de vida? ¿Cómo las personas se adaptan al ambiente y pagan un costo por ello? ¿Qué saberes relevantes para comprender las enfermedades quedan fuera del foco del conocimiento médico disponible? ¿Quién decide cual será la conducta que adoptamos en un ambiente determinado? ¿Qué son las causas proximales y qué las distales o las "causas de las causas"?
Dr. Daniel Flichtentrei