Las pautas actuales recomiendan el ejercicio regular para reducir el riesgo de muerte y morbilidad cardiovascular por todas las causas. Sin embargo, la evidencia que respalda los beneficios del ejercicio en adultos mayores con enfermedades cardiovasculares (ECV) es escasa porque los estudios sobre la actividad física y la mortalidad se han realizado principalmente en personas sanas y de mediana edad.

El presente trabajo tuvo como objetivo analizar la asociación entre el cambio en los hábitos de ejercicio después de un nuevo diagnóstico de ECV y el riesgo de muerte por cualquier causa, cardiovascular o no cardiovascular.

Se analizó la relación entre el cambio del hábito de ejercicio y las muertes por todas las causas, cardiovasculares y no cardiovasculares, en adultos ≥ 60 años entre 2003 y 2012 que se sometieron a dos exámenes de salud consecutivos dentro de los 2 años antes y después del diagnóstico de enfermedad cardiovascular (ECV).

Los niveles de ejercicio en el tiempo libre en cada examen de salud se evaluaron mediante cuestionarios de autoinforme desarrollados a partir del Cuestionario Internacional de Actividad Física.

Se clasificaron en cuatro grupos de acuerdo con los cambios en los hábitos de ejercicio: persistentes que no hacen ejercicio, que abandonan el ejercicio, nuevos deportistas y mantenedores del ejercicio.

De 6076 participantes, la mediana de edad fue de 72 años y los hombres representaron el 50,6%. Hubo 2871 no practicantes persistentes (47,3%), 754 abandonos del ejercicio (12,4%), 1363 nuevos practicantes (22,4%) y 1088 mantenedores del ejercicio (17,9%).

En comparación con los no deportistas persistentes, los nuevos deportistas y los que mantienen el ejercicio se asociaron con un riesgo reducido de muerte por todas las causas.  

La tasa de muerte no cardiovascular fue significativamente menor en los nuevos deportistas y mantenedores del ejercicio que en los no deportistas persistentes. Además, se observaron tendencias hacia la reducción de la muerte cardiovascular en nuevos deportistas y mantenedores del ejercicio.

Los principales hallazgos de este trabajo de cohorte basado en la población a nivel nacional que clasificó a los pacientes de acuerdo con los cambios en los hábitos de ejercicio después de un primer incidente de ECV se resumen en tres puntos principales:

• En primer lugar, el mantenimiento del ejercicio se asoció con un riesgo reducido de muerte cardiovascular o no cardiovascular por todas las causas.

• En segundo lugar, se observó una tendencia de tasas de mortalidad progresivamente más bajas con un aumento del ejercicio de los que no hacían ejercicio persistentemente a los que mantuvieron la actividad.

• Finalmente, entre los pacientes menores de 75 años, aquellos que eran físicamente inactivos tendían a tener un mayor riesgo de muerte cardiovascular y aquellos con un hábito regular de ejercicio tendían a obtener mayores beneficios del ejercicio que sus contrapartes entre los pacientes mayores de 75 años.

> Evaluación única del hábito de ejercicio versus evaluación del cambio en el hábito de ejercicio

Estudios previos ya han descrito no solo que una sola evaluación de los hábitos de ejercicio tiene un poder predictivo limitado en la estimación del riesgo cardiovascular a largo plazo sino también que el cambio en los hábitos de ejercicio entre el momento de la inclusión y la segunda evaluación sigue siendo un predictor independiente de muerte. Además, se debe considerar el impacto del sesgo de selección en la asociación entre los hábitos de ejercicio y la muerte en grandes estudios prospectivos de cohortes, que se basaron principalmente en las pautas de ejercicio contemporáneas.

Por estas razones, se clasificaron a los participantes en cuatro grupos según el cambio de hábitos de ejercicio. Esto puede haber permitido discriminar los beneficios del ejercicio por sí mismo de la influencia de otros factores de riesgo de confusión que han mejorado gracias a las ganancias acumuladas. Así, el presente estudio confirma los beneficios del ejercicio en la prevención de la muerte, especialmente cuando se consideran los resultados entre los mantenedores de la actividad.

> Cambio de hábito de ejercicio después del diagnóstico de ECV y muerte

Un estudio de cohorte reciente encontró que un mayor nivel de ejercicio no solo tendía a reducir el riesgo de muerte por todas las causas entre los pacientes con ECV, sino que también resultó en un mayor beneficio de supervivencia que en las personas sin ECV. Los presentes resultados fueron consistentes con estos hallazgos y fueron robustos incluso después de ajustar por covariables y posteriormente al análisis en subgrupos divididos según edad, sexo, grado de comorbilidades y tipo de ECV.

> Cambio de hábitos de ejercicio y muerte en adultos mayores

La guía de la OMS describe el impacto del ejercicio regular de intensidad. La inactividad física es un factor de riesgo bien conocido para todas las causas y moderada en todas las causas y muertes cardiovasculares en adultos mayores. Sin embargo, simplemente extrapola la conclusión de estudios que mostraron los beneficios en adultos de mediana edad porque no se estableció un criterio de límite de edad superior.

Pocos estudios hasta la fecha han investigado un grupo específico de personas mayores y algunos estudios no lograron probar que el ejercicio mejora el pronóstico. El estudio actual mostró que comenzar o mantener el ejercicio regular se asoció con un menor riesgo de muerte por todas las causas, cardiovascular o no cardiovascular.

Aunque los resultados entre los nuevos deportistas no fueron estadísticamente significativos para la muerte cardiovascular, fueron consistentes con la tendencia observada en el análisis principal independientemente de varios análisis de sensibilidad y de subgrupos.

En este estudio, aunque los pacientes ≥75 años tuvieron beneficios reducidos con respecto a la prevención de la muerte en comparación con los menores de 75 años, los beneficios fueron estadísticamente significativos. Por lo tanto, los resultados sugieren que la adopción y el mantenimiento del ejercicio regular no deben ser ignorados en pacientes mayores, incluso considerando los beneficios reducidos obtenidos del ejercicio.

> Limitaciones del estudio

El sesgo de recuerdo es una limitación importante porque la información sobre los hábitos se basó en cuestionarios de autoinforme que preguntaban sobre los comportamientos del estilo de vida durante la semana anterior.

Se evaluó el nivel de actividad física antes y después del diagnóstico de ECV mediante un cuestionario con un recuerdo de 1 semana, evaluando la actividad física durante un período de 7 días en lugar de todo el período antes y después del evento cardiovascular. Por lo tanto, el nivel de ejercicio no se pudo definir con precisión.

No se incluyeron ni analizaron varios tipos de actividades físicas, incluido el ejercicio de baja intensidad, las tareas domésticas, las actividades ocupacionales y las actividades físicas relacionadas con el transporte.

Por último, dado que solo la población coreana pudo participar en el estudio, las diferencias étnicas podrían limitar la generalización externa de los resultados.

El inicio o mantenimiento de al menos 5 días de actividad de intensidad moderada o 3 días de actividad de intensidad vigorosa a la semana se asocia con un riesgo reducido de muertes por todas las causas, cardiovasculares y no cardiovasculares en adultos mayores con ECV recién diagnosticada.

Los resultados respaldan las recomendaciones de salud pública para que los adultos mayores con ECV realicen actividad física. El ejercicio es importante y debe recomendarse.