Un impuesto sobre las bebidas azucaradas en México podría haber conducido a una reducción significativa en las ventas de esas bebidas, según un estudio reciente.
Y eso podría tener implicaciones para la lucha contra la obesidad.
El impuesto sobre las ventas de un 10 por ciento se introdujo el 1 de enero de 2014. Un año más tarde, las ventas de bebidas azucaradas habían bajado un 12 por ciento, mientras que las ventas de las bebidas sin impuestos (sobre todo el agua embotellada) habían aumentado en un 4 por ciento, según el estudio, que aparece en la edición del 6 de enero de la revista BMJ.
Este impacto a corto plazo de los impuestos sobre las bebidas azucaradas parece ser "moderado, pero importante", dijeron la autora del estudio, Shu Wen Ng, profesora asociada de investigación del departamento de nutrición de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, y sus colaboradores. Se necesita más monitorización "para comprender las compras a más largo plazo, las sustituciones potenciales y las implicaciones sanitarias", señalaron en un comunicado de prensa de la revista.
Su análisis de datos de más de 6,200 hogares mexicanos en 53 ciudades grandes mostró que, en 2014, la persona promedio compró 4.2 litros menos de bebidas azucaradas de lo que habrían comprado antes del impuesto.
La reducción más alta en las ventas de las bebidas azucaradas fue en los hogares pobres, donde se habían reducido en un 17 por ciento para finales de 2014, según el estudio.
Pero como este estudio fue observacional, los investigadores dijeron que no se pueden sacar conclusiones definitivas sobre la causalidad.
México tiene unos niveles altos de diabetes, sobrepeso y obesidad, y controlar el consumo de azúcar ha sido un objetivo importante para los defensores de la salud, anotaron los autores del estudio.
Aunque los impuestos a las bebidas azucaradas y otros productos malsanos podrían ayudar en la lucha contra la obesidad, no son una "panacea", señaló Franco Sassi, economista sanitario principal de la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económicos, con sede en París.
Esos impuestos se deben usar en conjunto con otras políticas, como la regulación gubernamental, la educación pública sobre la nutrición, e incentivos para la investigación y el desarrollo en la producción alimentaria, escribió Sassi en un editorial que acompaña al estudio.
En una declaración publicada el jueves, la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) dijo que "la investigación científica muestra que el consumo excesivo de azúcares añadidos contribuye a la enfermedad cardiaca y a otras enfermedades crónicas, como la obesidad y la diabetes. México ha abierto el camino para que otros países reduzcan el consumo de bebidas azucaradas, y ha mostrado que los impuestos sobre las bebidas azucaradas son una estrategia efectiva para facilitar que se elijan opciones saludables".
"Reducir el consumo como parte de un estilo de vida saludable para el corazón ayudará a mejorar las tasas de obesidad, diabetes, caries dentales y enfermedades cardiacas", enfatizó la declaración.
FUENTES: BMJ, news release, Jan. 6, 2016; Jan. 7, 2016, news release, American Heart Association
El declive gradual en el contenido de azúcar en los refrescos podría contribuir a reducir la obesidad
Los investigadores también predicen un descenso significativo en la diabetes tipo 2
Robert Preidt
El descenso gradual de la cantidad de azúcar en las bebidas azucaradas podría llevar a reducciones importantes en la obesidad y la diabetes, sugiere un estudio reciente.
Los investigadores calcularon lo que ocurriría en el Reino Unido con una reducción del 40 por ciento del contenido de azúcar en las bebidas endulzadas con azúcar (incluyendo los jugos de fruta) a lo largo de 5 años, sin que fuera reemplazado por edulcorantes artificiales.
Dicha acción podría prevenir 1 millón de casos de obesidad, 500,000 casos de sobrepeso y aproximadamente 300,000 casos de diabetes tipo 2 a lo largo de dos décadas, concluyó el equipo de la Universidad de la Reina María, en Londres.
"La apreciación del sabor dulce puede adaptarse a los cambios graduales en la ingesta de azúcar, y es poco probable que la estrategia propuesta influya en la decisión de los consumidores dado que la reducción gradual se realizaría a lo largo de 5 años", escribieron Graham MacGregor y sus colaboradores.
"Estos hallazgos proporcionan un respaldo firme a la implementación de la estrategia propuesta", añadieron.
El impacto sería mayor entre los adolescentes, los adultos jóvenes y las familias más pobres, según el estudio publicado el 7 de enero en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology.
La diabetes tipo 2 se presenta de forma más habitual en las personas de mediana edad y mayores que tienen sobrepeso u obesidad, pero los niños y adolescentes con mucho peso también son susceptibles, según los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.
El estudio aporta información importante para los legisladores, comentó en un editorial acompañante Tim Lobstein, director de políticas de la Federación Mundial de la Obesidad (World Obesity Federation), en Londres.
"Se pueden desarrollar políticas que tienen el potencial de cambiar la conducta y de empezar a reducir la prevalencia de la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella de forma rápida", señaló Lobstein. También es necesario adoptar otras medidas, añadió, y sugirió que se restrinjan los anuncios de alimentos no saludables dirigidos a los niños y se implemente un impuesto a los refrescos.
Dichas medidas, combinadas, podrían tener un efecto mucho más alto en el consumo de azúcar que cualquier medida individual, indicó Lobstein.
FUENTE: The Lancet Diabetes & Endocrinology