Por Genevra Pittman
(Reuters) - Los niños consumen una cantidad similar de bebidas gaseosas y otros refrescos azucarados ya sea que estén prohibidos o no en sus escuelas, reveló un nuevo estudio.
Una investigación con chicos de octavo grado halló que las prohibiciones estatales sobre la venta de bebidas azucaradas en las escuelas implican que menos chicos compran allí sus refrescos, pero no cambian la cantidad de niños que dicen que beben sodas o bebidas deportivas regularmente.
Ese ejemplo, y otros, generan dudas sobre qué efectividad pueden tener las vedas en las escuelas si los chicos obtienen las bebidas con alto contenido calórico en cualquier otro lugar, indicaron los investigadores.
"Las leyes más exhaustivas cumplen su objetivo porque están diseñadas para sacar esas bebidas azucaradas de las escuelas. Esto sugiere que ha habido cambios positivos en el ambiente alimenticio escolar en general, que las escuelas son más saludables", dijo Daniel Taber, quien trabajó en el estudio.
"Pero eso no va a ser suficiente. Para reducir el consumo de bebidas azucaradas, y finalmente disminuir la obesidad, se necesitarán iniciativas políticas más abarcadoras", añadió Taber, de la University of Illinois, en Chicago.
Esos cambios en las políticas deberían incluir más impuestos sobre los refrescos azucarados o restricciones sobre la publicidad de las bebidas deportivas y sodas dirigida a los niños, expresó el investigador.
Taber y colegas entrevistaron a 6.900 estudiantes de quinto y octavo grado de escuelas públicas de 40 estados de Estados Unidos, incluidos algunos que tienen prohibición total de venta de todo tipo de bebidas azucaradas en los colegios, otros que impiden solamente la venta de gaseosas con azúcar y otros sin regulación sobre los refrescos azucarados.
La veda sólo a las gaseosas no tuvo efecto sobre si los niños decían que tenían acceso o compraban bebidas azucaradas en las escuelas. Y en los colegios con restricciones, la compra de refrescos aumentó entre los estudiantes de quinto y octavo grado, casi superando el doble en algunos estados.
Alrededor del 26 por ciento al 29 por ciento de los chicos de octavo grado dijo haber comprado ese tipo de bebidas en la escuela durante la última semana.
No obstante, cuando los estados prohibían todas las bebidas azucaradas, incluidas las deportivas y los jugos, menos chicos dijeron haber accedido a ellas o comprado una en la escuela.
CONSUMO EN EL HOGAR
Más allá de las políticas estatales, cerca del 85 por ciento de los niños de octavo grado dijo que había bebido refrescos azucarados al menos una vez en la última semana, y entre un cuarto y un tercio lo hacía a diario, informaron los investigadores en Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine.
"El consumo en el hogar aún representa la mayor parte de la ingesta en niños y adolescentes", dijo el doctor Y. Claire Wang, que ha estudiado el consumo de bebidas azucaradas en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Columbia University, en Nueva York.
Las prohibiciones escolares son "un buen comienzo", señaló la doctora Vasanti Malik, nutricionista de la Escuela de Salud Pública de Harvard, en Boston.
La experta coincidió con Taber en que se requieren impuestos adicionales y límites sobre la publicidad hacia los niños, y agregó que campañas mediáticas en contra del consumo de bebidas azucaradas ayudarían a potenciar los efectos de las vedas escolares sobre el consumo de los niños en el hogar, además de reducir las tasas de obesidad.
"Hay una serie de factores que incrementan el riesgo de obesidad, pero las bebidas azucaradas son una suerte de tribuna, dado que son consumidas en grandes cantidades, particularmente entre los niños", dijo Malik, que no participó en el nuevo estudio.
La especialista señaló los problemas dentales y la diabetes como otros dos que están íntimamente relacionados con el consumo excesivo de azúcar.
"Estamos comenzando a ver diabetes tipo 2 surgir en adolescentes y eso no se oía en las décadas pasadas", apuntó Malik.