Gabriel Rabinovich, investigador superior del CONICET

"El secreto para poder ganar la guerra contra el cáncer es tener un enfoque interdisciplinario"

Gabriel Rabinovich cuenta los últimos avances en la lucha contra esta enfermedad y explica el rol que tienen los azúcares en el desarrollo de potenciales terapias.

Fuente: CONICET

Rabinovich, quien desde la semana pasada es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, es especialista en glicobiología, inmunología y biología tumoral. En 1993 identificó la Galectina-1 en células del sistema inmunológico, una proteína que luego demostró que tiene un rol crucial en cáncer y enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple.

¿Se está ganando la guerra contra el cáncer?

Cuando planteamos el título del simposio recordamos que en los ’70 [el presidente estadounidense Richard] Nixon le declaró la ‘guerra al cáncer’. Hoy sabemos que el término cáncer engloba a muchas enfermedades diferentes, y que se caracteriza por la proliferación indefinida de una célula anormal. Uno puede decir que a muchos cánceres sí se le ha ganado la guerra en caso de muchas leucemias y linfomas. También por ejemplo con el advenimiento de la inmunoterapia se pueden inhibir mecanismos de escape, que son los que usa el tumor para evitar el ataque del sistema inmune. Hay algunos anticuerpos que reconocen estas moléculas y permiten potenciar la respuesta inmune. Pacientes que vivían tres meses ahora pasan 3 años y están bien. Estas nuevas terapias benefician a más de un 30 por ciento de los pacientes, pero para aumentar esa cifra se están buscando combinaciones.

¿Qué aspectos va a tocar el simposio?

Yo creo que el secreto para poder ganar la guerra contra el cáncer es tener un enfoque interdisciplinario y atacarlo desde distintos flancos: poder inhibir la formación de vasos sanguíneos, potenciar la respuesta inmune o conocer cuáles son los mecanismos genéticos de transformación, por ejemplo. Para eso invitamos a especialistas en distintos aspectos del cáncer que van desde la genética y epigenética, hasta a expertos en microambiente tumoral, vascularización, y sistema inmunológico, como para poder ver todos los flancos débiles que tiene el tumor y atacarlo. Es difícil abarcar todo en dos días, y vamos a terminar el encuentro con dos clínicos que van a contar lo último de la terapéutica, lo que se ve en la cama del paciente. La idea es que médicos, químicos, biólogos, veterinarios y público general se junten en un ámbito donde el punto en común sean los avances científicos que puede llevar en un futuro a descubrir nuevos blancos terapéuticos, tener mejores pronósticos y métodos diagnósticos. Por eso, volviendo a la pregunta, creemos que en ciertos tumores se está ganando la guerra.

¿Cómo por ejemplo en cuáles?

En algunos linfomas que ya se puede hablar de curación. Existen las terapias con receptores quiméricos antigénicos (CAR, Chimeric Antigen Receptor). Se trata de linfocitos [células del sistema inmune] que se sacan del paciente y se modifican genéticamente para que expresen determinados receptores que reconocen mejor a las células malignizadas. Entonces los hacés más ‘potentes’, se los volvés a introducir al paciente y matan el tumor. Y eso ya se está haciendo por ejemplo para leucemia. La combinación con los anticuerpos monoclonales, que inhiben los mecanismos de escape (o puntos de chequeo inhibitorios) de los tumores, tiene efectos impresionantes.

Siempre se habla de los genes o las proteínas relacionados con cáncer, pero poco de los azúcares. En ese contexto, ¿cuál es la importancia de la glicómica?

Es justamente esa disciplina, el estudio de los azúcares en la superficie de las células, en lo que ha focalizado nuestro equipo. Durante muchos años hemos sido testigos de los avances enormes en el genoma humano, tratando de comprender al cáncer desde el lugar de los genes que se expresan en forma aberrante. Cuando eso empezó a no explicar todo se avanzó en proteómica, es decir tratar de entenderlo a través de la proteína para la que codifican esos genes. Y se prestó muy poca atención a la glicómica, que es el conjunto de azucares que decora la superficie de las células y los tejidos. Siempre se refiere a ellos como un ornamento, pero lo cierto es que a lo largo de los años hemos demostrado que los azucares codifican información importante. Recubren toda la superficie de la célula y forman una especie de código QR que las lectinas, como nuestra Galectina-1, pueden leer y decodificar. Y este mensaje se transmite luego a la célula, a la cual se le indica si tiene que morir, proliferar, vivir indefinidamente o si tiene que hacer vasos sanguíneos.

¿Cuáles son tus expectativas en relación al simposio?

Primero, poder brindar a estudiantes y profesionales de todo el país y de la forma más federal posible la posibilidad de escuchar a todos los especialistas que participan. Hace más de un año que estamos organizando este encuentro y obtuvimos fondos para becar a más de 30 chicos para que asistan. Pero, también, tratar de gestar colaboraciones entre científicos que trabajan en Argentina y aquéllos que lo hacen en el exterior.