Pueden ocasionar arritmias

Las bebidas energéticas y el riesgo cardiovascular

Las populares bebidas también afectan a la presión arterial durante horas

Fuente: MedlinePlus

El aceleramiento que dan las bebidas energéticas pueden provocar cambios malsanos en el ritmo cardiaco y en la presión arterial que no ocurren con otras bebidas que contienen cafeína, sugiere un nuevo ensayo de tamaño reducido.

La mezcla de cafeína, azúcar y estimulantes herbales que contienen las bebidas energéticas podría provocar cambios en el sistema eléctrico del corazón que promueven un ritmo cardiaco anómalo y potencialmente peligroso, encontraron los investigadores.

Las bebidas energéticas también crean un aumento más duradero en la presión arterial de una persona, en comparación con la cafeína, sugieren los resultados del ensayo clínico.

"Los consumidores deben ser conscientes de que tomar una bebida energética no es lo mismo que beber café o un refresco. Hay diferencias", dijo la investigadora líder, Emily Fletcher, comandante de vuelo adjunta de farmacia en el Centro Médico David Grant de la U.S.A.F. en la Base Travis de la Fuerza Aérea, en California.

"Recomendaría solo un consumo moderado de las bebidas energéticas, y una evitación particular por parte de las personas con enfermedad cardiaca subyacente o hipertensión, o durante actividades que también aumenten la presión arterial y la frecuencia cardiaca, como el ejercicio o los deportes", continuó Fletcher.

Pero no todos concurrieron con las conclusiones de los autores del nuevo estudio.

El Dr. Gordon Tomaselli, vocero de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), apuntó que el estudio tuvo pocos participantes, y considera que las bebidas energéticas probablemente sean inocuas para los adultos sanos.

El estudio incluyó a 18 voluntarios sanos de la base aérea de EE. UU. que tenían de 18 a 40 años de edad. Los militares decidieron investigar los efectos de estas bebidas porque tres cuartas partes del personal de la base habían consumido una bebida energética y alrededor de un 15 por ciento bebían tres latas al día cuando estaban desplegados, apuntó Fletcher.

Los voluntarios se dividieron en dos grupos. Se pidió a la mitad que bebieran 32 onzas (950 mililitros) de una bebida energética disponible para la venta que contenía 108 gramos de azúcar y 320 miligramos de cafeína, y varios ingredientes herbales. La otra mitad recibió una bebida de control que contenía 320 miligramos de cafeína, 40 mililitros de jugo de lima y 140 mililitros de jarabe de cereza en agua carbonatada.

Entonces, los investigadores observaron su actividad cardiaca y su presión arterial durante hasta seis horas después de que consumieran la bebida, y realizaron un examen de seguimiento al día siguiente.

Aparte de la cafeína, no se anticipaba que ningún otro ingrediente en la bebida de control tuviera ningún efecto sobre el ritmo cardiaco o la presión arterial, dijeron los investigadores.

Seis días tras la ronda inicial, los dos grupos cambiaron de bebidas, y los efectos se estudiaron una vez más.

Los electrocardiogramas revelaron que las bebidas energéticas provocaron un aumento de 10 milisegundos en el intervalo QT corregido: el tiempo que las cámaras inferiores del corazón tardan en volver a polarizarse y prepararse para generar otro latido cardiaco.

"Si ese intervalo, que se mide en milisegundos, es demasiado corto o demasiado largo, puede hacer que el corazón lata de forma anómala", explicó Fletcher. Ese ritmo cardiaco anómalo puede ser potencialmente mortal, y aumenta el riesgo de ataque cardiaco o accidente cerebrovascular.

Para dar perspectiva a la diferencia de 10 milisegundos, los medicamentos que afectan al intervalo QT corregido por 6 milisegundos llevan advertencias sobre el efecto en las etiquetas del producto, señaló Fletcher.

Tanto la bebida energética como la bebida de control con cafeína provocaron un aumento similar en la presión arterial, pero tras seis horas la presión arterial en el grupo de control casi había vuelto a la normalidad, mientras que la del grupo de la bebida energética seguía estando ligeramente elevada.

"Una presión arterial alta prolongada lo pone en un mayor riesgo de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular", advirtió Fletcher. "Uno de cada tres estadounidenses tiene hipertensión. Eso es un tercio de nuestra población, que empeoraría su problema si consumiera bebidas energéticas".

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. en general considera que la cafeína en dosis de menos de 400 miligramos es segura, pero las bebidas energéticas con frecuencia combinan la cafeína con mezclas propias, anotaron los investigadores.

Pero Tomaselli, que también es jefe de la División de Cardiología del Hospital Johns Hopkins, en Baltimore, anotó que los cambios detallados por los investigadores fueron relativamente pequeños.

"No estoy muy convencido de que el estudio haga mucho por probar" de forma definitiva que las bebidas energéticas sean dañinas para el corazón, dijo.

Se dice a las personas con problemas cardiacos que eviten esas bebidas, pero la mayoría de personas jóvenes y sanas deberían poder tomarlas de forma segura, planteó.

"Se observan efectos cardiovasculares con estas bebidas, pero las probabilidades de tener un evento cardiaco adverso importante son mucho más altas en alguien que está predispuesto", dijo Tomaselli. "De lo que hay que preocuparse es de los casos raros de jóvenes que tienen una susceptibilidad y que no tienen ni idea de que la tienen".

Pero en general, Tomaselli cree que la gente puede aumentar su energía a través de otros medios más seguros.

"Aconsejaría dormir más y probar a hacer ejercicio si necesita más energía, en lugar de intentar añadir un estimulante", dijo Tomaselli. "También recomendaría probar el café en lugar de una bebida energética".

El ensayo clínico se publicó el 26 de abril en la revista Journal of the American Heart Association.


FUENTES: Emily Fletcher, Pharm.D., deputy pharmacy flight commander, David Grant U.S.A.F. Medical Center, Travis Air Force Base, Calif.; Gordon Tomaselli, M.D., chief, cardiology, Johns Hopkins Medicine, Baltimore; April 26, 2017, Journal of the American Heart Association