¿Qué contienen?

Bebidas energéticas, mitos y realidades

Una especialista explica las dudas más frecuentes acerca de la composición y el uso de estas bebidas de aparición relativamente reciente en el mercado.

En Argentina la venta de estas bebidas está autorizada por el Ministerio de Salud Pública a través de una resolución de la ANMAT.

Las bebidas energéticas son bebidas sin alcohol, generalmente gasificadas, compuestas generalmente por cafeína e hidratos de carbono, aunque pueden agregarse a su fórmula aminoácidos, vitaminas y otros extractos vegetales. El mercado mundial de las bebidas sin alcohol ha evolucionado notablemente en la última década, y en la Argentina esto se observa particularmente desde el año 2000. Las bebidas energéticas han surgido entonces como alternativas, aunque con una propuesta diferente, debido a su composición.

La química y tecnóloga en alimentos Martha Melgarejo explica básicamente las respuestas a algunos de los interrogantes que considera más comunes a este respecto. "Las bebidas energéticas, han sido formuladas para proporcionar un beneficio específico, que es el de ofrecer vitalidad cuando, por propia decisión o necesidad, debe actuar ante esfuerzos extras, físicos o mentales, por lo tanto se las puede definir como un alimento funcional", adelanta la especialista.

Cafeína, básico

Los hidratos de carbono más utilizados para elaborarlas son la sacarosa, glucosa, glucuronolactona y fructosa, individual o combinadamente. En cuanto a los aminoácidos, el más frecuente es la taurina; las vitaminas, las del grupo B y la C; y no contienen materias grasas. Pero el ingrediente que las caracteriza es la cafeína, sustancia del grupo de las metilxantinas, que se encuentra en numerosas bebidas de otro tipo y de consumo diario, como el té, el café, el mate y las bebidas colas. Su acción es estimulante: envía un estímulo al cerebro y disminuye la acción de calma que envía otro neurotransmisor, explica Melgarejo. La consecuencia es un aumento del estado de alerta.

"Sobre la cafeína hay muchos mitos y realidades –explica–. En un documento del Consejo Europeo de Información Alimentaria –EUFIC, por sus siglas en inglés– se concluye que no hay correlación entre el consumo de cafeína y ciertas enfermedades (diabetes, cáncer, cardiovasculares, osteoporosis) como así también que no genera adicción. Con respecto a las embarazadas, el documento de EUFIC señala en una dosi normal, de 300 miligramos por día, no ofrece riesgos. Superando ese límite, las discusiones están abiertas todavía y recomiendan cautela. En tal caso, puntualiza que para los niños su consumo debe moderarse, ya que puede provocar nerviosismo e irritabilidad, síntomas que desaparecen al eliminarse la cafeína por vía metabólica y por orina."

La cafeína, agrega, estimula la secreción de saliva y de jugos gástricos, por lo que las personas que sufren gastritis deben reducir su consumo, como el de otras sustancias.

El hidrato de carbono llamado glucuronolactona, las vitaminas del grupo B (especialmente B1, B2, B6 y B12) y la taurina, son otros nutrientes importantes que intervienen en las formulaciones. Por ejemplo, explica Melgarejo, la taurina está presente en nuestro organismo y disminuye por situaciones de estrés o cansancio, por lo cual es necesario restituirla.

"Las bebidas energéticas reponen sustancias propias del cuerpo que decaen por fatiga, eliminan las indeseables que se formaron y provocan un estímulo de energía con los hidratos de carbono y la cafeína, todos ingredientes aprobados para su formulación", resume.

Las bebidas energéticas se comercializan libremente en todo el mundo como cualquier alimento o bebida.

Cafeína presente

Estas son, de acuerdo a datos brindados por la especialista, las proporciones de cafeína presentes en diferentes bebidas y medicamentos de venta libre.

• una lata de 250 ml de una bebida energética contiene entre 30 y 80 miligramos;

• una taza de café de 125 ml entre 95 y 125 miligramos;

• una taza de té de 150 ml: entre 60 y 90 miligramos;

• un mate que contiene 50 gramos de yerba: entre 400 y 700 miligramos;

• un vaso de gaseosa cola (250 ml): entre 30 y 50 miligramos;

• un comprimido analgésico puede contener entre 40 y 65 miligramos.