S. aureus es el patógeno que más comúnmente causa infecciones intrahospitalarias, provocando infecciones en heridas postquirúrgicas, incluyendo las de cirugía de cataratas. Las penicilinas fueron los primeros antibióticos efectivos contra un amplio espectro de bacterias incluyendo S. aureus, pero debido a mutaciones, algunas bacterias, muchas de ellas gram positivas como S. aureus, desarrollaron resistencia.
Para combatirlas se desarrollaron penicilinas resistentes a beta lactamasas (meticilina, ocacilina, cloxacilina y flucloxacilina) y aun hoy se utilizan para tratar infecciones con S aureus resistente a penicilina. Dos años después de la introducción de la meticilina, aparecieron los primeros casos de S.aureus resistente a meticilina. A partir de los ’90 hubo una explosión de infecciones con S aureus resistente a meticilina en hospitales y hoy es endémica.
Actualmente, existe una guía para identificar infecciones adquiridas en hospital o en la comunidad. La adquirida en hospital es resistente a las fluoroquinolonas, no así la adquirida en la comunidad. Las bacterias S aureus resistentes a meticilina que se encuentran en la piel y tracto nasofaríngeo son la fuente de infecciones oculares.
S aureus es el segundo patógeno más común causante de queratitis bacteriana en todo el mundo. Preocupan informes de infecciones postoperatorias con S aureus resistente a meticilina, después de facoemulsificación córnea clara, LASIK y queratectomía fotorrefractiva. Estas infecciones son cada vez más comunes en todo el mundo.
S aureus suele formar colonias asintomáticas en la piel, mucosas, incluso en el párpado y conjuntiva. En un estudio de 11 años de 20180 cultivos conjuntivales, se encontraron altos niveles de resistencia a tetraciclina, eritromicina y trimetoprima. Los autores informaron que moxifloxacina y gatifloxacina eran la mejor opción para una cobertura de amplio espectro en casos de conjuntivitis, sin embargo, agregaron que vancomicina es el mejor antibiótico contra S aureus resistente a meticilina.
Aunque las fluoroquinolonas suelen utilizarse para tratar conjuntivitis y otras infecciones oculares, se observó un incremento seis veces superior en la resistencia de bacterias gram positivas a ciprofloxacina, mientras que la resistencia fue menos significativa en bacterias gram negativas. Durante casi todo el periodo de observación de dicho estudio, todos los cultivos mostraron baja resistencia a gatifloxacina y moxifloxacina hasta el último año (2007-2008) en que la resistencia aumento de 4 a 5 veces.
Asimismo se informó que imipenem, moxifloxacina y gatifloxacina tienen los índices más bajos de resistencia en cultivos gram negativos. A pesar de ser la segunda mejor opción, en dicho estudio se mostró que existe una tendencia en las bacterias a aumentar la resistencia a las fluoroquinolonas. Otro estudio en New York sobre la susceptibilidad de S aureus, no encontraron resistencia por parte de patógenos gram positivos a vancomicina, sin embargo, los autores recomiendan limitar su uso a infecciones por S aureus resistente a meticilina para minimizar el riesgo de resistencia.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud, la FDA y otros organismos controlan las tendencias de resistencia a los antibióticos, rara vez el ojo es objetivo de dichas investigaciones.
Los regímenes antibióticos estándar suponen que las cepas de S aureus son sensibles a antibióticos betalactamicos, lo debe que reevaluarse en zonas endémicas con S aureus resistente a meticilina. La solución de vancomicina 50mg/mL, ha sido eficaz, aunque una concentración de 31 mg/mL también ha sido efectiva.
Se ha puesto en duda la eficacia de vancomicina intracameral ya que se cree que esto podría aumentar la resistencia y no se ha podido demostrar que reduzca significativamente las bacterias de la cámara anterior, además pueden producirse efectos adversos. Los factores que pueden favorecer el desarrollo de cepas resistentes son dosis subterapéuticas y uso extendido. Teniendo esto en cuenta, los cirujanos deberían evaluar la práctica de utilizar vancomicina como profilaxis, especialmente, siendo este el último recurso.
Las prácticas recomendadas para detener la resistencia bacteriana son: Las personas en contacto con los pacientes deben higienizarse las manos entre pacientes. Deben limpiarse los instrumentos y superficies periódicamente.
Al existir antecedentes sobre S aureus resistente a la meticilina, se debe tener suma precaución con pacientes con factores de riesgo de infecciones intrahospitalarias,
Los tratamientos antibióticos deben incluir cobertura contra S aureus resistente a meticilina en áreas endémicas, los antibióticos betalactámicos no serían adecuados para infecciones que se sospecha son por estafilococo. Puede no ser necesario utilizar vancomicina, ya que la mayoría de las cepas de S aureus resistentes a meticilina adquiridas en la comunidad son susceptibles a otros antibióticos como bacitracina, besifloxacina, tetraciclina, trimetoprima y aminoglucósidos.
La resistencia a las quinolonas más antiguas es común entre S. aureus resistente a meticilina, se da en 90% de los cultivos de algunos hospitales. Los tratamientos deben ser adecuados tanto en dosis como en duración, ya que una dosis insuficiente o duración excesiva puede favorecer el desarrollo de resistencia. Deben tomarse medidas para disminuir la aparición de cepas resistentes, siguiendo pautas y evitando el uso profiláctico de vancomicina en hospitales, incluso en otros ámbitos de cuidado de la salud, como centros de cirugía ambulatoria.
Antisepsia con povidona iodada sobre la superficie ocular, es el método más recomendado en la literatura para evitar endoftalmitis bacteriana después de cirugía intraocular. Aunque se utilizan normalmente antibióticos pre y postoperatoriamente, su eficacia no está tan clara y el uso prolongado de antibióticos tópicos postoperatorios podría predisponer el desarrollo de resistencia antibacteriana.
Nuevas clases de antibióticos con una buena actividad contra organismos gram positivos (ketolidas y oxazolidinonas) son prometedoras en el tratamiento de S aureus resistente a la meticilina, como así también nuevas versiones de antiguos compuestos como estreptograminas, aminoglucósidos (netilmicina) y quinolonas (besifloxacina).
Los últimos estudios sobre antibióticos oculares mostraron que la fluoroquinolona más nueva, besifloxacina, presenta una excelente actividad contra S aureus resistente a meticilina. Sin embargo, se ha informado resistencia a los antibióticos más nuevos como linezolis. Dado el incremento de resistencia a los antibióticos otra opción sería recurrir a agentes alternativos utilizados para tratar infecciones bacterianas antes del descubrimiento de los antibióticos. S aureus resistente a meticilina se ha tratado con cloruro de benzalkonio.
Lisostafina ha demostrado también ser efectivo para el tratamiento de queratitis y endoftalmitis por S aureus resistente a meticilina. También se está investigando una vacuna. La necesidad de una prevención efectiva es tan importante como la de nuevos tratamientos.
Para el tratamiento de infecciones oculares por S aureus resistente a meticilina deberá considerarse el uso de trimetoprima, gentamicina, bacitracina, besifloxacina, imipenum, gentamicina con el asesoramiento de laboratorios microbiológicos locales. Para la profilaxis de dicha infección, en portadores se recomienda el asesoramiento de especialista en enfermedades infecciosas. Se debe tratar de limpiar narinas, nasofaringe, sistema lacrimal y superficie ocular. Se recomienda optimizar la salud general, librando el área periocular de toda infección activa o estabilizando inflamaciones como en el caso de patologías de la superficie ocular y utilizando un antibiótico tópico efectivo junto con antisepsia y vendaje de párpados y pestañas.
Conclusiones
S. aureus resistente a meticilina, es el nuevo enemigo y uno de los patógenos más difíciles de combatir en oftalmología. Con nuevas normas e investigaciones sobre quienes está en riesgo, los profesionales podrán reducir la probabilidad de infección por parte de este último enemigo del ojo.
Síntesis y traducción: Dr. Martín Mocorrea, editor responsable de Intramed en la especialidad de oftalmología.