Menor riesgo

La Vilazodona no afecta en forma significativa la función sexual

La vilazodona es un antidepresivo nuevo que actúa mediante la inhibición de la recaptación de serotonina y el agonismo parcial de los receptores 5-HT1A presinápticos y postsinápticos.

Autor/a: Clayton A, Kennedy S, Reed C y colaboradores

Fuente: Journal of Sexual Medicine 10(10): 2465-2476 2013

Introducción y objetivos

Existe una asociación entre el trastorno depresivo mayor y la disfunción sexual. Asimismo, en diferentes estudios se informó que hasta el 40% de los pacientes con depresión que reciben antidepresivos serotoninérgicos presenta disfunción sexual. Si bien se desconoce el mecanismo específico mediante el cual los antidepresivos serotoninérgicos provocan disfunción sexual, es posible que se vincule con la acción de la serotonina sobre los receptores 5-HT2 y los sistemas dopaminérgico y noradrenérgico. Por el contrario, el tratamiento con antagonistas 5-HT1A revirtió la disfunción sexual inducida por los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

Tanto la depresión no tratada como la disfunción sexual inducida por los antidepresivos tienen consecuencias negativas sobre la autoestima, las relaciones interpersonales, el estado de ánimo y la calidad de vida. Además, la disfunción sexual provocada por los antidepresivos disminuye el cumplimiento terapéutico. En consecuencia, es importante contar con drogas antidepresivas que no generen un nivel elevado de disfunción sexual.

La vilazodona es un antidepresivo nuevo que actúa mediante la inhibición de la recaptación de serotonina y el agonismo parcial de los receptores 5-HT1A presinápticos y postsinápticos. La acción de la vilazodona sobre los receptores 5-HT1A parece asociarse con la disminución del riesgo de disfunción sexual. Además, en diferentes estudios se informó el beneficio terapéutico significativo de la droga en caso de depresión y su tolerabilidad apropiada ante el empleo de 40 mg/día.

En el presente estudio se evaluó la información obtenida en diferentes ensayos acerca de la función sexual de los pacientes tratados con vilazodona.


Métodos

Los autores analizaron la información obtenida en 2 estudios aleatorizados y controlados con placebo, de 8 semanas de duración, y en un estudio abierto de 52 semanas de duración. En todos los casos, los pacientes presentaban trastorno depresivo mayor y recibieron una dosis final de vilazodona de 40 mg/día. La función sexual fue evaluada en forma cuantitativa mediante la Arizona Sexual Experience Scale (ASEX) y el Changes in Sexual Functioning Queationnaire . También se evaluó la función sexual en forma cualitativa según la aparición de determinados efectos adversos durante el tratamiento.
 
Resultados

La población evaluada en los estudios controlados y aleatorizados incluyó 869 pacientes, de los cuales 436 recibieron vilazodona y 433 fueron tratados con placebo. El 80.6% y 79.1% de los pacientes tratados con placebo y vilazodona completaron el estudio, respectivamente. Un total de 599 pacientes fue incluido en el estudio abierto y el 42.4% de ellos completaron el período de seguimiento predefinido.

Los motivos de discontinuación incluyeron la falta de eficacia, la aparición de eventos adversos y la imposibilidad de seguimiento, entre otros.

De acuerdo con la información obtenida en los estudios evaluados, la prevalencia de disfunción sexual fue inicialmente elevada y disminuyó durante el período de tratamiento. En los estudios controlados con placebo, la disfunción sexual estuvo presente en el 50.9% de los hombres al inicio del estudio y en el 48.4% de ellos luego del tratamiento con vilazodona.

En el grupo placebo, el porcentaje inicial y final de disfunción sexual fue 44.8% y 39.7%, respectivamente. El 69.3% de las mujeres presentó disfunción sexual al inicio del estudio, en tanto que el 55.2% tuvo dicho cuadro al finalizar el tratamiento con vilazodona. Entre las mujeres tratadas con placebo, los porcentajes hallados fueron 71.4% y 58.6%, respectivamente.

Dichos resultados permiten indicar que la proporción de pacientes que presentó una mejoría del funcionamiento sexual fue mayor en comparación con el porcentaje de participantes que tuvo un empeoramiento. En cuanto al estudio abierto, el 87.9% de los hombres y el 91.8% de las mujeres presentaron un funcionamiento sexual estable o mejorado al finalizar el tratamiento.

Puede indicarse que, en el primer estudio aleatorizado y controlado, la modificación del funcionamiento sexual no fue significativa en ninguno de los grupos. Los resultados de la ASEX correspondientes a los hombres indicaron cierta ventaja ante la administración de placebo en comparación con el empleo de vilazodona. En cambio, la evaluación del grupo de mujeres indicó una mejoría superior ante la administración de vilazodona en comparación con la utilización de placebo.

En el segundo estudio aleatorizado y controlado, tanto los hombres como las mujeres que recibieron vilazodona o placebo presentaron una mejoría del funcionamiento sexual.

La evaluación cualitativa de la función sexual, según los resultados de los estudios aleatorizados y controlados, indicó que el 8% y el 0.9% de los pacientes tratados con vilazodona o placebo presentaron al menos un evento adverso vinculado con la disfunción sexual durante el tratamiento, respectivamente. El cuadro observado con mayor frecuencia fue la disminución de la libido.

La incidencia de efectos adversos sexuales fue mayor entre los hombres en comparación con las mujeres y, en la mayoría de los casos, los cuadros persistieron hasta el final de los estudios. El 9.3% de los pacientes incluidos en el estudio abierto refirió al menos un evento adverso vinculado con la función sexual. En este caso, el cuadro más frecuente también fue la disminución de la libido y la incidencia de eventos adversos sexuales fue mayor en la población masculina. Los resultados obtenidos en el estudio abierto coincidieron con lo hallado en los ensayos controlados a pesar de las diferencias de duración del período de seguimiento.


Discusión y conclusión

Los resultados obtenidos indicaron que el tratamiento con vilazodona no afecta en forma significativa el funcionamiento sexual. El empleo de parámetros específicos de evaluación del funcionamiento sexual resulta superior para obtener información fidedigna en comparación con la consideración de los efectos adversos sexuales referidos en forma espontánea por los pacientes. En coincidencia, en uno de los estudios, el 14% de los pacientes tratados con ISRS refirió trastornos sexuales en forma espontánea, en tanto que el 58% manifestó dichos efectos adversos ante la evaluación específica mediante herramientas estandarizadas de evaluación del funcionamiento sexual.

La prevalencia de efectos adversos sexuales disminuyó ante la administración de vilazodona o placebo en ambos estudios controlados. Además, no se observaron diferencias significativas entre la vilazodona y el placebo ante la evaluación de la disfunción sexual. Es sabido que la administración de ISRS genera un nivel considerable de disfunción sexual, aunque los estudios disponibles al respecto presentan limitaciones metodológicas que impiden la obtención de conclusiones definitivas.

De todos modos, los resultados obtenidos en los estudios aleatorizados y controlados evaluados en el presente análisis indicaron una incidencia similar de disfunción sexual ante la administración de vilazodona frente a lo observado ante el empleo de placebo. En cambio, la incidencia de disfunción sexual observada en pacientes tratados con ISRS fue más elevada.

La incidencia de eventos adversos sexuales ante la administración de vilazodona fue superior en comparación con lo observado al administrar placebo.

La mayoría de los cuadros se observó durante el primer mes de tratamiento y su frecuencia no aumentó en forma notoria con posterioridad. De hecho, no se observaron diferencias significativas al respecto entre los estudios controlados y el estudio abierto a largo plazo.

Es importante considerar que existen numerosos factores de riesgo de disfunción sexual en presencia de depresión. En consecuencia, no resulta simple definir la proporción de disfunción sexual atribuible a dichos factores o al tratamiento con antidepresivos. Además, los autores destacan que en los estudios incluidos no se contó con un comparador activo y se aplicaron diferentes parámetros de evaluación del funcionamiento sexual. Las limitaciones mencionadas dificultan la interpretación de los resultados obtenidos.

La administración de vilazodona en pacientes con trastorno depresivo mayor no tiene consecuencias negativas significativas sobre el funcionamiento sexual en comparación con lo observado ante la utilización de placebo.

SIIC - Sociedad Iberoamericana de Información Científica