Género y salud mental

Desigualdad entre los sexos en los trastornos depresivos

Las desigualdades sociales repercuten de manera diferente en la salud mental en hombres y mujeres

Indice
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Introducción

Según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos depresivos afectan a 350 millones de personas en el mundo, con diferencias entre los sexos, ya que las mujeres tienen una probabilidad cercana al doble de padecer enfermedades mentales en comparación con los hombres.

Si bien esta desigualdad se observa en diferentes contextos sociales, regiones geográficas, sociedades y poblaciones, las investigaciones sobre los nexos entre los impactos de las inequidades sociales y la disparidad entre los sexos son limitadas.

Cada vez más estudios indican que los trastornos psiquiátricos son, en gran medida, causados por la combinación de estrés y de factores del entorno, neurobiológicos y genéticos, y la limitación en su comprensión y conocimiento representa una barrera importante para el surgimiento de tratamientos eficaces contra ellos.

Mediante la utilización de diversos modelos estadísticos se estudió la relación entre las las disparidades de sexo y los factores socioeconómicos en cuanto a la salud mental, y se hizo hincapié en las desigualdades según el sexo y la riqueza.

Por ello, el objetivo de este trabajo fue identificar si las diferencias de sexo en relación con la salud mental se vinculan a las desigualdades sociales y si las mujeres responden de manera diferente al estrés provocado por la inequidad social, término que, para los propósitos del estudio, incluyó las desigualdades en el sexo y en el patrimonio.


Métodos

Para la realización de este trabajo, se obtuvieron datos sobre salud mental según la información publicada en el sitio de Internet de la Global Burden of Disease datasets (GBD) y se analizaron diferentes parámetros socioeconómicos, como el Gender Inequality Index (GII, índice de desigualdad de sexo); el índice GINI, que mide el nivel de desigualdad en la riqueza entre los habitantes de una región; y el producto bruto interno (PBI), de acuerdo con la información proporcionada en las bases de datos del Banco Mundial y del Foro Económico Mundial de mayo de 2016.

Para la obtención de un conjunto de datos más completo e integral sobre la salud mental, se incluyeron todas las definiciones de casos clínicos que concordaban con la descripción de los criterios diagnósticos de la International Classification of Diseases (ICD, Clasificación internacional de las enfermedades) o del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM®, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales).

La primera variable dependiente empleada en este trabajo fue el cociente logarítmico de la tasa de trastornos depresivos entre mujeres y hombres (RRFM-log) por cada 100 000 afecciones depresivas. La segunda fue la cantidad de años de vida ajustados por discapacidad (disability-adjusted life years, DALY) para las tasas de enfermedades depresivas por cada 100 000 personas (DDRP) para cada uno de los sexos.

Se utilizaron, además, variables independientes, como los datos aportados por los índices GINI y GII, que incluyen 3 áreas: empoderamiento, salud reproductiva y mercado laboral. Ambos índices varían entre 0 y 1, y su valor más alto determina un mayor grado de desigualdad. También se utilizó el PBI, que determina el valor monetario de todos los bienes y servicios en un período específico.

Las variables de control incluyeron la edad y las regiones geográficas. Se analizó la información sobre la salud mental proporcionada por 122 países.

Para los análisis estadísticos, se crearon 6 modelos diferentes. En 3 de ellos, el RRFM-log fue la variable dependiente, mientras que los índices GII, GINI, PBI, región geográfica y edad fueron las variables independientes.

En los restantes 3 modelos, se evaluó si la tasa por cada 100 000 trastornos depresivos tuvo una relación directa con cualquiera de los factores socioeconómicos para hombres y mujeres; se emplearon las DDRP para cada uno de los sexos como variables dependientes, y GII, GINI y PBI como variables independientes.


Resultados

Las desigualdades sociales repercuten de manera diferente en la salud mental en hombres y mujeres

Entre 1990 y 2015, las tasas de afecciones depresivas por cada 100 000 habitantes se mantuvieron relativamente estables entre hombres y mujeres. Para las 7 regiones geográficas que se tuvieron en cuenta (Asia del Este y Pacífico, Europa y Asia Central, América Latina y Caribe, Medio Oriente y Norte de África, América del Norte, Sur de Asia y África subsahariana), la media del número de trastornos depresivos fue casi del doble en las mujeres, en comparación con la de los hombres.

Sobre la base de los datos proporcionados por la GBD, en el área del África subsahariana se observó el mayor número de estos trastornos tanto en las mujeres como en los varones (453 705 y 225 474, respectivamente), y los más bajos, en la región de Asia del Este y Pacífico (190 818 para las mujeres y 60 777 para los varones).

Asimismo, se determinó el valor más alto en relación con la desigualdad de sexo para la zona del África subsahariana y, el más bajo, para la región comprendida por Europa y Asia Central.

Según los modelos estadísticos utilizados, se determinó una correlación significativa entre RRFM-log y GII, y entre el primer parámetro y GINI, sin detectar asociaciones directas entre GII y DDRP para las mujeres, ni alguna vinculación entre este índice y DDRP para los hombres. Más aún, no se hallaron asociaciones entre GII y DDRP para ambos sexos.

Por ello, según este último dato, los resultados demuestran que el índice GII es un factor oculto vinculado al cociente logarítmico de la tasa de trastornos depresivos entre mujeres y hombres.

Otra información aportada por este trabajo fue que en las sociedades con PBI más elevados se observaron tasas más bajas de trastornos depresivos en ambos sexos.


Discusión

En este estudio se demostró que las desigualdades sociales repercuten de manera diferente en la salud mental en hombres y mujeres y que, según el índice GII, la mayor inequidad entre los sexos fue significativa.

Este hallazgo sugiere que las mujeres sufren más desde la perspectiva de la salud mental que los hombres en las sociedades con niveles más altos de desigualdad entre los sexos y que, en combinación con la correlación significativa entre RRFM y GII, la disparidad se asoció con un importante impacto sobre las diferencias entre los sexos en los trastornos depresivos.

Los datos indican que ciertos factores sociales, en especial la desigualdad entre los sexos, pueden tener consecuencias significativas sobre la disparidad en los trastornos depresivos.

En este trabajo se observaron 3 datos importantes: la desigualdad de sexo se asocia de forma significativa con una mayor disparidad en los trastornos depresivos entre mujeres y hombres; los varones sufren más problemas de salud mental que las mujeres cuando se enfrentan con situaciones de elevado desequilibrio en la riqueza; el PBI tiene una asociación directa con RRFM luego del ajuste por variables y factores socioeconómicos y regionales.

Otro hallazgo importante fue que las distintas áreas geográficas mostraron impactos regionales diferentes sobre la desigualdad de sexo asociada con los trastornos depresivos, lo que es congruente con la información proporcionada por diferentes trabajos. Esto indicaría que algunos efectos geográficos o factores genéticos podrían desempeñar un papel en la inequidad entre los sexos.

Estos datos cuestionan las hipótesis que avalan que las mujeres son más sensibles tanto desde la esfera mental como emocional frente a las desigualdades sociales.

Asimismo, los trabajos previos que analizaron los trastornos depresivos en mujeres y hombres por separado no pudieron determinar una asociación entre el GII y las tasas de trastornos mentales observados en esta investigación.

El mayor grado de bienestar económico en un país determinado no está relacionado con una reducción de la desigualdad entre los sexos en cuanto a los trastornos depresivos, si bien la mejora en el patrimonio económico podría disminuir la prevalencia de depresión en una población específica.

Dado que este estudio solo mostró correlaciones y no vínculos causales entre la desigualdad y los trastornos depresivos, es necesario tener precauciones en la generalización de los resultados sobre la salud mental.

La información presentada en este trabajo aporta datos firmes avalados por la estadística sobre la asociación entre la desigualdad de sexo en los trastornos psiquiátricos y las desigualdades sociales a nivel global.

Además, se pudo detectar un vínculo entre una mayor desigualdad entre hombres y mujeres en relación con los trastornos psiquiátricos y la mayor proporción en las tasas de trastornos depresivos en ambos sexos.

Esta correlación podría explicarse, en parte, por la discriminación sexual, ya que el prejuicio manifiesto o encubierto podría exponer a las mujeres a mayores obstáculos para el acceso a los recursos comunitarios, que incluyen la atención de la salud mental.

Resultaría importante centrarse en las repercusiones de las políticas diseñadas para promover la igualdad, tanto de sexo como de riqueza, en el abordaje de las diferencias actuales respecto de la salud mental a fin de lograr la mayor salud posible para todas las personas.

SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica