Dolor como síntoma clave

Síndrome de colon irritable y constipación

Un estudio realizado en Japón busca evaluar la importancia del dolor abdominal como síntoma clave para el diagnóstico de colon irritable a predominio constipación según los criterios Roma IV

Autor/a: Kosako M, Akiho H, Fukudo S y colaboradores

Fuente: BioPsychoSocial Medicine 12:1-11, Dic 2018

Introducción

El síndrome de intestino irritable (SII) es una entidad con múltiples factores fisiológicos, entre ellas trastornos de la motilidad, hipersensibilidad visceral, interacción neurointestinal y factores psicosociales, entre otras.

Han sido propuestos muchos criterios diagnósticos para el síndrome de intestino irritable. Los criterios Roma desarrollados desde el año 1989, y sus sucesivas actualizaciones, se han empleado mundialmente como la guía internacional para el diagnóstico de los trastornos funcionales gastrointestinales.

Los criterios Roma IV para síndrome de intestino irritable cuentan con un cambio significativo, mencionando el dolor abdominal como un síntoma que debe estar presente para el diagnóstico, frente al síntoma de disconfort abdominal que estaba incluido en su versión anterior Roma III.

Según la guía actual, los pacientes que padecen de disconfort abdominal no son diagnosticados con síndrome de intestino irritable, sino como trastorno funcional intestinal.

Esta, entre otras diferencias con respecto a la frecuencia de aparición de síntomas, genera dudas sobre la influencia del dolor abdominal en el criterio Roma IV.

Métodos

Se utilizó una encuesta realizada por internet que incluyó 30.000 adultos japoneses, en la que se identificaron subtipos de síndrome de intestino irritable.

Se presentaron números idénticos de hombres y mujeres de distintos rangos etarios (desde 20 años hasta los 79 años de edad) que fueron tamizados desde octubre 28 hasta octubre 31 de 2013.

Se clasificaron individuos con síndrome de intestino irritable bajo criterios Roma III y un número igual de pacientes sin diagnóstico de intestino irritable con similar rango etario y sexo, asignados como controles.

Los pacientes con síndrome intestino irritable fueron interrogados sobre la ansiedad, el número de deposiciones semanales, los síntomas gastrointestinales y factores de exacerbación, entre otros.

Se evaluó el grado de ansiedad empleando una escala de 0 a 3 puntos y el grado de síntomas gastrointestinales con una escala de 0 a 4 puntos.

En el presente estudio, para ser clasificado como un substituto con síndrome de intestino irritable a predominio constipación (SII-C) de Roma III, los pacientes con dolor abdominal recurrente o disconfort durante al menos una vez por semana en los últimos tres meses debían además tener asociado: mejoría sintomática con la defecación, inicio de la sintomatología asociado a cambio en la frecuencia defecatoria o en la forma de las heces.

El diagnostico de síndrome de intestino irritable se subclasificó según los patrones de constipación, mixto, diarrea o inespecífico.

Dentro de los pacientes evaluados con los criterios Roma III, se reclasificaron aquellos con dolor abdominal como substitutos Roma IV. Aquellos que no experimentaron dolor abdominal fueron clasificados como substitutos Roma IV trastorno funcional intestinal. Los síntomas se cuantificaron y compararon estos dos grupos.

El estudio analizó la asociación entre sexo y edad, y el grado de ansiedad en estos individuos Roma IV con SII-C frente a individuos con trastorno funcional intestinal.

Resultados

De un total de 428 pacientes con criterios Roma III para SII-C, compuesto por 302 (70.2% mujeres) sustitutos Roma IV con trastorno funcional intestinal y 126 (73.8% mujeres) sustitutos Roma IV con SII-C, completaron los cuestionarios.

La media de edad en el caso de los sustitutos Roma IV con SII-C fue de menor edad que aquellos con criterio Roma IV para trastorno funcional. Los pacientes con SII-C reportaron mayor grado de ansiedad en su vida cotidiana que los pacientes con trastorno funcional. No hubo diferencia significativa entre estos grupos en relación con la frecuencia de deposiciones, la frecuencia ideal de deposiciones y hábito defecatorio.

El grado de ansiedad se vio significativamente asociado a la distensión abdominal y al disconfort abdominal en el grupo con SII-C, pero no con la frecuencia de las deposiciones.

En el caso de los pacientes con trastorno funcional, esta asociación no fue significativa respecto de ninguna de las tres características mencionadas.

Hubo una asociación entre la edad y el sexo y el grado de ansiedad, en la que las mujeres entre 20 y 49 años de edad con diagnóstico de SII-C presentaron un mayor grado de ansiedad

en vida cotidiana que los pacientes con trastornos funcionales. Por otro lado, los pacientes varones entre 50 y 79 años de edad no presentaron tal asociación.

El síntoma más problemático para los pacientes con SII-C fue la distensión abdominal (26.2%), resultado similar al grupo con trastorno funcional intestinal (29.1%). Este síntoma apareció con más frecuencia luego de las comidas.

No hubo diferencia significativa en la gravedad de la distensión abdominal ni en el disconfort abdominal entre ambos grupos. El síntoma más común además del dolor abdominal en pacientes con SII-C fue la distensión abdominal (89.7%), similar al grupo con trastorno funcional (81.1%).

Discusión

Este es el primer estudio que detalla la influencia del dolor abdominal y su restricción en el diagnóstico de SII-C según el criterio Roma IV.

En una comparación entre los criterios Roma III y Roma IV, no son claras las diferencias sobre la influencia de la frecuencia sintomática o la presencia de dolor abdominal.

Los pacientes con SII-C según Roma IV presentaron mayor ansiedad que los pacientes con trastorno funcional intestinal, según mismo criterio. El grado de ansiedad se correlaciona con los síntomas intestinales en los pacientes con SII-C, pero no en los pacientes con trastorno funcional.

Se observó que la frecuencia de expresión de casi todos los síntomas presentados en el grupo Roma IV con SII-C fue mayor que en los pacientes con trastorno funcional y que la gravedad de los síntomas más problemáticos (distensión y disconfort) no presentó diferencias entre estos grupos.

Se considera que los pacientes con SII-C según Roma IV son un subgrupo del SII-C según Roma III, pero con síntomas más graves.

El estudio no encontró diferencia significativa con respecto a la distensión abdominal entre los pacientes con SII-C y los pacientes con trastorno funcional.

Es posible que el término distensión pueda representar distintas expresiones en el lenguaje japonés como “sensación de gas excesivo“, “tensión abdominal“ o “plenitud abdominal“, entre otras. La distensión se asocia a menor calidad de vida y puede ser motivo de más consultas médicas.

El síntoma de distensión no es considerado un criterio diagnóstico para SII-C y otros trastornos funcionales. Según algunas guías internacionales, la intensidad del dolor abdominal y la frecuencia de deposiciones son los objetivos primarios recomendados.

El síntoma de distensión puede ser uno de los objetivos más importantes para los estudios japoneses de SII-C y debería ser evaluado. La aplicación de una terapia que actúe sobre la distensión y que facilite la defecación es necesaria.

La distensión se considera un síntoma clave en pacientes con SII-C en Asia y puede ser uno de los motivos que impulsan a la visita médica en Japón.

Según los autores, es posible que la evaluación de la distensión abdominal sea un parámetro útil no solo en pacientes con intestino irritable, sino también en constipación crónica.

La distensión se presentó más frecuentemente luego de una comida y este hallazgo fue similar tanto en SII-C como en pacientes con trastorno funcional.

Los síntomas gastrointestinales se exacerban en dos tercios de los pacientes con síndrome de intestino irritable luego de las comidas. Es posible que la administración de un tratamiento para este trastorno antes de las comidas pueda prevenir el empeoramiento de los síntomas asociados con la ansiedad en pacientes bajo criterios Roma IV para síndrome de intestino irritable.

El síntoma más problemático, que es el dolor abdominal, se observó mayormente luego de las comidas en pacientes con SII-C con criterio Roma IV, mientras que en pacientes bajo criterios Roma III, se observó mayormente durante el periodo menstrual. Se ha reportado que la menstruación en pacientes con síndrome de intestino irritable se asocia a aumento del dolor abdominal.

Algunas de las limitaciones del estudio fue que no se investigó si los pacientes tenían algún trastorno gastrointestinal orgánico u otra comorbilidad, no se evaluó la ansiedad mediante un método validado de manera estricta, ni se han investigador otros subtipos de intestino irritable excepto el SII-C.

Conclusión

  • Según los investigadores este estudio poblacional a gran escala sugiere que las pacientes mujeres con diagnóstico de SII-C entre 20 a 49 años de edad con dolor abdominal según criterios Roma IV, presentan mayores niveles de ansiedad que aquellos pacientes sin dolor abdominal bajo criterio de Roma III.
     
  • Los cambios en los criterios diagnósticos entre Roma III y Roma IV podrían facilitar la identificación de candidatos para el enfoque biopsicosocial.

SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica