Quizá haya una buena noticia para los millones de estadounidenses que sufren de insuficiencia cardiaca. Un ensayo que utilizó terapia genética parece haber mejorado la función cardiaca de los pacientes.
"Este tipo de intervención podría ser el método definitivo para reconstruir el tejido cardiaco dañado, para que pueda volver a ser mecánicamente funcional", explicó una experta, la Dra. Justine Lachmann, directora del Programa de Insuficiencia Cardiaca Congestiva del Hospital de la Universidad de Winthrop en Mineola, Nueva York.
En la insuficiencia cardiaca, un corazón debilitado o dañado ya no bombea la sangre como debería. Esta enfermedad potencialmente letal afecta a alrededor de 5.7 millones de estadounidenses, según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
A pesar de la magnitud de la enfermedad, ha habido poco avance hacia algún tipo de cura, dijo Lachmann.
"Nuestras intervenciones farmacológicas actuales para la insuficiencia cardiaca han logrado ayudar a los pacientes a vivir más tiempo, por lo general al cambiar las señales químicas del cuerpo que afectan al corazón", explicó. "Pero los resultados con los medicamentos siguen siendo desalentadores, dado que la estructura general podría estar dañada con lesiones permanentes, como un ataque cardiaco".
El nuevo estudio utilizó terapia genética de punta para intentar revertir el daño cardiaco. En el estudio, dirigido por el Dr. H. Kirk Hammond, del Sistema de Atención de la Salud de la VA de San Diego, participaron 56 pacientes con insuficiencia cardiaca asintomática cuya función cardiaca se había reducido hasta un 40 por ciento.
La terapia conlleva una "transferencia genética", un proceso mediante el cual un virus inocuo se utiliza para transportar un gen a las células del corazón. Una vez está en su sitio, el gen produce una proteína llamada AC6. En los corazones con insuficiencia, los niveles de esa proteína son demasiado bajos, según los investigadores.
Algunos pacientes del nuevo estudio recibieron el tratamiento, y otros solo un placebo. Se siguieron los resultados durante un año.
Como se reportó en la edición en línea del 30 de marzo de la revista JAMA Cardiology, la terapia de transferencia del gen AC6 pareció beneficiar a la función cardiaca, y el nivel de beneficio aumentó junto con la dosis recibida.
En concreto, hubo una mejora en la "función ventricular izquierda [VI]", que es la capacidad del ventrículo (cámara) izquierdo del corazón de funcionar como debería. La "fracción de eyección", una medida de qué tan bien bombea el ventrículo izquierdo con cada contracción, también mejoró, según el equipo de Hammond.
Los pacientes también parecieron permanecer más sanos tras el tratamiento. Según los investigadores, mientras que un 29 por ciento de los que recibieron el placebo terminaron siendo admitidos al hospital por insuficiencia cardiaca durante el año de seguimiento, lo mismo ocurrió solo con el 9.5 por ciento de los que recibieron la terapia de transferencia del gen.
"La transferencia del gen AC6 aumentó de forma segura la función VI más allá de la terapia óptima para la insuficiencia cardiaca con una sola administración", señaló el equipo de Hammond. Pero los investigadores enfatizaron que "se ameritan ensayos más grandes" para evaluar el valor real del tratamiento.
Otro cardiólogo cree que el método podría representar un importante avance para los pacientes.
"El ensayo ofrece la esperanza de que un solo tratamiento no farmacológico y sin dispositivo podría lograr resultados positivos como por arte de magia: mejorar la fracción de eyección, reducir la readmisión al hospital y mejorar la relajación del músculo cardiaco durante su fase de llenado", comentó el Dr. Howard Levite, director de cardiología del Hospital de la Universidad de Staten Island, en la ciudad de Nueva York.
"Individualmente, cada uno de esos hallazgos representaría un avance importante en la gestión, pero la combinación de todos esos hallazgos plantea la esperanza de que todas las categorías de pacientes de insuficiencia cardiaca podrían beneficiarse", comentó.
Por su parte, Lachmann mostró un optimismo cauto. Hasta ahora, los medicamentos han sido el principal pilar del tratamiento, dijo, pero no pueden reparar un corazón dañado.
"Una intervención [como esta], que puede reconstruir la arquitectura original del corazón, sería la renovación definitiva", afirmó.
FUENTES: Justine S. Lachmann, M.D., director, Congestive Heart Failure Program, Winthrop-University Hospital, Mineola, N.Y.; Howard Levite, M.D., director, cardiology, Staten Island University Hospital, New York City;