Más mujeres estadounidenses que nunca son obesas, aunque la cantidad de hombres que tienen demasiado peso se ha mantenido constante, muestra una nueva investigación.
Y un segundo estudio encuentra que los adolescentes de EE. UU. son otro grupo que continúa teniendo problemas de obesidad.
"La obesidad sigue siendo un problema de salud pública", lamentó Cynthia Ogden, epidemióloga del Centro Nacional de Estadísticas de Salud del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU. Ogden trabajó en ambos informes.
"Nuestro estudio no observó el motivo, solo vimos las tendencias para ver qué sucedía", explicó. Se necesita más investigación para determinar los motivos de la continua epidemia de obesidad, añadió.
Las estadísticas son aleccionadoras.
Un 40 por ciento de las mujeres estadounidenses y un 35 por ciento de los hombres eran obesos en 2013-2014, lo que refleja un aumento entre las mujeres, pero no entre los hombres, según el informe.
Entre los niños, el 17 por ciento eran obesos en 2011-2014, y casi el 6 por ciento tenían una obesidad extrema. La prevalencia de la obesidad se comportó como un sube y baja entre los niños pequeños, pero aumentó ligeramente entre los adolescentes, hallaron los investigadores.
El Dr. David Katz es director del Centro de Investigación sobre la Prevención Yale-Griffin y presidente del Colegio Americano de Medicina del Estilo de Vida (American College of Lifestyle Medicine).
"Dada toda la atención de alto perfil que se ha prestado a la obesidad en EE. UU., incluso por parte de la gente de la Casa Blanca, podría sorprendernos y horrorizarnos que, en general, las tasas de obesidad estén aumentando, no disminuyendo, y que la mejor noticia de todas sea la estabilización de unas tasas alarmantemente altas en unos pocos grupos selectos", lamentó.
Pero mientras los expertos sanitarios se preocupan sobre la obesidad y sus consecuencias, la cultura estadounidense "la ignora, la niega o simplemente se lucra con ella", enfatizó Katz.
Para obtener una idea de las tendencias de la obesidad entre los adultos, Ogden y sus colaboradores utilizaron datos de una encuesta nacional de salud que incluye estadísticas sobre la estatura y el peso. Recolectaron datos sobre más de 2,600 hombres (con una edad promedio de 47 años) y más de 2,800 mujeres (con una edad promedio de 48 años) que participaron en la encuesta en 2013 y 2014. Además, recolectaron datos de más de 21,000 hombres y mujeres de encuestas realizadas de 2005 a 2012.
Entre 1980 y 2000, la prevalencia de la obesidad aumentó en ambos sexos. De 2003 a 2004, la tasa de obesidad aumentó de forma significativa entre los hombres, pero no entre las mujeres, encontraron los investigadores.
No hubo aumentos significativos en los hombres ni en las mujeres de 2003-2004 hasta 2012.
Pero en 2013-2014, hubo un aumento, y el 38 por ciento de los adultos estadounidenses se clasificaron como obesos. Casi un 8 por ciento tenían una obesidad extrema, lo que incluye al 5.5 por ciento de los hombres y a casi un 10 por ciento de las mujeres, encontró el equipo de Ogden.
El grupo de Ogden sí encontró que los hombres que fumaban eran menos propensos a ser obesos. Aunque fumar no fue un factor en la obesidad en las mujeres, la educación sí lo fue. Las mujeres con un nivel educativo que superaba a la escuela secundaria eran mucho menos propensas a ser obesas, anotó Ogden.
Entre casi 41,000 niños y adolescentes, Ogden y sus colaboradores encontraron que en un periodo aproximado de 15 años la obesidad aumentó, hasta 2003-2004, y entonces se redujo en los niños de 2 a 5 años.
Entre los que tenían de 6 a 11 años, la obesidad aumentó hasta 2007-2008, y entonces se niveló. Entre los adolescentes de 12 a 19 años, la obesidad aumentó hasta 2013-2014.
Los informes aparecen en la edición del 7 de junio de la revista Journal of the American Medical Association.
Katz considera la epidemia de obesidad como un problema cultural.
"Seguimos mercadeando de forma agresiva [las] comidas y bebidas más implicadas en la obesidad y en las enfermedades crónicas", advirtió.
"Vivimos en una cultura en que sabemos que la comida se diseña a propósito para ser casi adictiva, pero no nos indignamos ni tomamos medidas", dijo Katz. "Lamentamos la epidemia de obesidad al mismo tiempo que la propagamos. Podríamos solucionarlo en cualquier momento en que decidamos que nos importa lo suficiente como para molestarnos en intentarlo".
FUENTES: Cynthia Ogden, Ph.D., epidemiologist, National Center for Health Statistics, U.S. Centers for Disease Control and Prevention; David Katz, M.D., M.P.H., director, Yale-Griffin Prevention Research Center, Derby, Conn., and president, American College of Lifestyle Medicine; June 7, 2016, Journal of the American Medical Association