La grasa abdominal, especialmente la grasa escondida en lo profundo de la zona abdominal, podría indicar un riesgo mayor de enfermedad cardiaca, según un estudio reciente.
El estudio de 6 años de más de 1,000 adultos halló que las personas con obesidad central tenían un riesgo más alto de enfermedad cardiaca que las que tenían grasa visible en otros lugares debajo de la piel.
"El tejido adiposo [la grasa en la zona abdominal] junto con la grasa que hay debajo de la piel se han asociado con anomalías, incluyendo los niveles altos de triglicéridos, niveles bajos del [colesterol bueno] HDL, hipertensión y un riesgo más alto de diabetes", dijo el Dr. Gregg Fonarow, profesor de cardiología de la Universidad de California, en Los Ángeles, que no participó en el nuevo estudio, pero que está familiarizado con los hallazgos.
El estudio examinó la cantidad y la calidad de la grasa abdominal.
Pero los investigadores advirtieron que el estudio solamente mostró una asociación entre la grasa abdominal y una posible enfermedad cardiaca, no que la grasa abdominal cause la enfermedad cardiaca.
Fonarow dijo que quizá la grasa abdominal profunda es menos saludable porque podría aumentar la resistencia a la insulina, lo que puede llevar a la hiperglucemia y a la diabetes tipo 2.
"Este estudio sugiere que los individuos incluso con un índice de masa corporal en la categoría normal o de sobrepeso, pero con una masa abdominal mayor (un abdomen prominente), podrían tener un mayor riesgo cardiovascular", dijo Fonarow.
El estudio fue dirigido por la Dra. Caroline Fox, ex investigadora principal del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU. Fox y su equipo recogieron datos de 1,106 hombres y mujeres, con un promedio de edad de 45 años, que participaron en el Estudio cardiaco de Framingham, una investigación a largo plazo. Todos aceptaron que les hicieran escáneres abdominales para determinar su grasa abdominal.
A lo largo de 6 años, los investigadores hallaron que los aumentos de la cantidad de grasa y las reducciones en la densidad de grasa estaban vinculados con cambios en el riesgo de enfermedad cardiaca. Cada libra (0.45 kg) adicional de grasa se asoció con una hipertensión de desarrollo reciente, con un nivel alto de triglicéridos y con el síndrome metabólico, que incluye el colesterol alto y una mayor probabilidad de diabetes tipo 2, dijeron los investigadores.
Aunque el aumento de la grasa se asoció con nuevos y peores factores de riesgo de enfermedad cardiaca en general, el riesgo fue mayor para la grasa que está dentro del abdomen, en comparación con la grasa que está justo debajo de la piel, indicaron los investigadores.
Las personas que experimentaron un aumento de la grasa profunda en el abdomen sufrieron unos aumentos significativos en la hiperglucemia, un nivel alto de triglicéridos y niveles bajos del colesterol HDL, dijo el equipo de Fox. Estas asociaciones siguieron siendo significativas incluso después de que los investigadores tomaran en cuenta los cambios en el peso y en la circunferencia de la cintura.
El informe aparece en la edición del 26 de agosto de la revista Journal of the American College of Cardiology.
Algunos expertos dicen que identificar la localización y el tipo de grasa corporal proporciona una información valiosa, quizá mejor que la del índice de masa corporal (IMC), una herramienta actual que calcula la grasa corporal en función del peso y la estatura.
"Este estudio respalda la literatura cada vez más abundante que demuestra que las imágenes del tejido adiposo proporcionan una información importante sobre el riesgo cardiovascular no contenido en la medida del IMC solo", dijo el Dr. Ian Neeland, profesor asistente de cardiología en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas y coautor de un editorial acompañante de la revista.
Los escáneres del tejido abdominal están emergiendo como un nuevo modo de evaluar el riesgo de enfermedad cardiaca y de abordar muchas de las limitaciones de la medida simple del IMC, dijo Neeland. "Quizá haya llegado el momento de dejar de lado el IMC en favor de estos nuevos depósitos de tejido adiposo en la práctica clínica e investigativa", añadió.
FUENTES: Gregg Fonarow, M.D., professor, cardiology, University of California, Los Angeles; Ian Neeland, M.D., assistant professor, division of cardiology, University of Texas Southwestern Medical Center, Dallas; Sept. 26, 2016, Journal of the American College of Cardiology