Aunque sepan que las pastillas son falsas, las personas que sufren de dolor de espalda crónico podrían obtener alivio con medicamentos placebo, indica un nuevo estudio.
Los investigadores encontraron que los pacientes que tomaron una pastilla placebo, sabiéndolo, mientras se sometían a un tratamiento tradicional para el dolor lumbar tenían menos dolor y discapacidad que los que solo recibían el tratamiento tradicional.
"Estos hallazgos cambian todo lo que entendíamos sobre el efecto placebo", dijo Ted Kaptchuk, coautor principal del estudio y director del Programa de Estudios sobre los Placebos y el Encuentro Terapéutico del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston.
"Esta nueva investigación demuestra que el efecto placebo no surge necesariamente de la expectativa inconsciente del paciente de que está recibiendo un medicamento activo, como se pensaba hace mucho", añadió Kaptchuk en un comunicado de prensa del hospital. "Tomar una pastilla en el contexto de una relación entre paciente y profesional clínico, aunque se sepa que es un placebo, es un ritual que cambia los síntomas y probablemente activa regiones del cerebro que modulan los síntomas".
El equipo de Kaptchuk dio a 97 pacientes con dolor lumbar una explicación de 15 minutos sobre el efecto placebo. La mayoría ya tomaban analgésicos, incluyendo antiinflamatorios no esteroides (AINE). Ninguno tomaba unos potentes analgésicos llamados opiáceos.
Los pacientes se dividieron en dos grupos: los que solo recibieron el tratamiento tradicional y los que usaron el tratamiento adicional junto con una pastilla de placebo. Las pastillas falsas fueron provistas en una botella etiquetada como "pastillas placebo", de forma que fuera claro que se trataba de un medicamento falso.
Tras tres semanas, el grupo de placebo experimentó una reducción del 30 por ciento en sus niveles usuales y máximos de dolor. El grupo de tratamiento tradicional reportó una reducción de un 9 por ciento en su nivel usual de dolor y una reducción de un 16 por ciento en su dolor máximo, dijeron los investigadores.
La discapacidad relacionada con el dolor esencialmente no cambió entre los que solo recibieron el tratamiento tradicional, mientras que los que tomaron la pastilla placebo experimentaron una reducción del 29 por ciento en la discapacidad.
"Se trata del beneficio de sumergirse en el tratamiento: interactuar con un médico o con un enfermero, tomarse las pastillas, todos los rituales y símbolos de nuestro sistema de atención de la salud", señaló Kaptchuk en un comunicado de prensa. "El cuerpo responde a esto".
Los autores del estudio dijeron que las personas con otras afecciones que provocan dolor, fatiga, síntomas digestivos o urinarios comunes, o depresión podrían beneficiarse de tomar pastillas placebo sabiendo que lo hacen.
"Una intervención con placebo nunca reducirá un tumor ni desbloqueará una arteria", comentó Kaptchuk. "No es una panacea, pero sin duda hace que la gente se sienta mejor".
Pero los investigadores anotaron que la efectividad de las pastillas placebo también depende de una relación firme entre médico y paciente.
"Los pacientes estaban interesados en lo que sucedería y disfrutaron este método novedoso para abordar su dolor. Se sintieron empoderados", dijo la autora líder del estudio, Claudia Carvalho, del Instituto Superior de Psicologia Aplicada (ISPA) en Lisboa, Portugal. "Tomar pastillas placebo para aliviar síntomas sin una relación cálida y enfática con un proveedor de atención de la salud probablemente no funcionaría".
♦ Fuente: Beth Israel Deaconess Medical Center, news release, Oct. 13, 2016