Los científicos han encontrado diferencias en las bacterias intestinales de las personas con síndrome de fatiga crónica, en comparación con sus pares sanos.
El hallazgo está entre los primeros en vincular anomalías en la conformación de las bacterias intestinales (el "microbioma") y la fatiga crónica, una enfermedad misteriosa y debilitante.
No está claro si esas diferencias son meramente una señal del síndrome de fatiga crónica o una causa subyacente, comentó el autor líder del estudio, el Dr. W. Ian Lipkin.
Pero podrían vincularse con la gravedad de la enfermedad, dijo Lipkin, director del Centro de Infección e Inmunidad de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
El síndrome de fatiga crónica afecta a alrededor de 1 millón de estadounidenses, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Las personas con el síndrome típicamente se quejan de fatiga extrema tras el esfuerzo, de dolor muscular y articular, de dificultades para pensar y de problemas para dormir. Pero solo alrededor de un 20 por ciento de las personas con el síndrome saben que lo tienen, porque es difícil de diagnosticar, anotan los CDC.
Los científicos han comenzado a observar el microbioma en búsqueda de respuestas a una variedad de misterios médicos.
El microbioma es la comunidad de bacterias que viven sobre y dentro del cuerpo. "En este caso, describimos las bacterias intestinales", señaló Lipkin.
"Esas bacterias influyen en cómo nos sentimos, en la forma en que nuestros sistemas inmunitarios responden a nuestro ambiente, y en nuestra resistencia a las enfermedades", añadió.
Para explorar una asociación potencial entre el síndrome de fatiga crónica y un desequilibrio en el ambiente intestinal, los investigadores reclutaron a 50 pacientes con síndrome de fatiga crónica y a 50 personas sanas de cuatro ciudades de EE. UU. La mayoría eran mujeres, con una edad promedio de 51 años.
Se analizaron genéticamente muestras fecales de todos los participantes para identificar los tipos y cantidades de bacterias que contenían. También se analizaron muestras de sangre.
Lo que los investigadores encontraron es que las personas con síndrome de fatiga crónica "tienen bacterias distintas en los intestinos que la gente sana", comentó Lipkin.
En concreto, el equipo de investigación observó que los pacientes con fatiga crónica (pero no los participantes sanos) tenían cantidades altas de varias especies de bacterias intestinales.
También, en las personas con síndrome de fatiga crónica, los investigadores encontraron que la composición bacteriana parecía cambiar dependiendo de la gravedad de la enfermedad.
Ambas asociaciones se mantuvieron independientemente de si una persona con síndrome de fatiga crónica tuviera o no también el síndrome del intestino irritable. Los dos a menudo van de la mano.
"Este estudio es un paso inicial pero importante para determinar la composición de un microbioma sano", dijo Lipkin. En última instancia, los hallazgos podrían ayudar en los diagnósticos y apuntar a nuevos tratamientos que se dirijan a subtipos de la fatiga crónica, sugirieron Lipkin y sus colaboradores.
"A medida que el trabajo continúe, anticipamos que los médicos podrán realizar recomendaciones específicas que influyan en nuestros microbiomas, y reducir algunos de los síntomas del [síndrome de fatiga crónica]", añadió Lipkin.
Actualmente, en Estados Unidos no hay tratamientos aprobados para el síndrome de fatiga crónica.
Peo un médico advirtió que primero se necesita mucha más investigación.
Es poco probable que haya una sola explicación o una "panacea" para el síndrome, dijo el Dr. Jim Pagel, profesor clínico asociado en el Sistema Médico Escolar de la Universidad de Colorado.
Pagel anotó que las anomalías en el microbioma podrían tan solo reflejar un factor "secundario" relacionado con, pero que no provoca, el síndrome de fatiga crónica. Podría haber numerosos factores implicados.
El mensaje final: "tenemos solo una comprensión muy limitada sobre qué conforma una dieta adecuada y sobre las asociaciones de la flora intestinal con la enfermedad", lamentó Pagel. "Ignoramos mucho más de lo que conocemos".
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 26 de abril de la revista Microbiome.
FUENTES: W. Ian Lipkin, M.D., professor, epidemiology, and director, Center for Infection and Immunity, Columbia University Mailman School of Public Health, New York City; Jim Pagel, M.D., associate clinical professor, University of Colorado Medical School System, and director, Sleep Disorders Center of Southern Colorado, Pueblo, Colo.; April 26, 2017, Microbiome