Una vacuna de rutina podría ofrecer más que protección contra el virus de la varicela-zóster: podría ayudar a retrasar o prevenir la demencia, según un sólido ensayo realizado por investigadores de la Universidad de Stanford y publicado en la revista Nature. Los resultados ofrecen una nueva herramienta potencial en la lucha contra el deterioro cognitivo.
Relación entre los virus del herpes y la demencia |
Durante años, los científicos han explorado los posibles vínculos entre los herpes virus neurotrópicos y la demencia. Algunas evidencias sugieren que las infecciones causadas por estos patógenes podrían contribuir a la neurodegeneración. Si bien la vacunación se utiliza comúnmente para prevenir infecciones, investigaciones recientes indican que las vacunas, especialmente las de virus vivos atenuados, pueden tener efectos más amplios en el sistema inmunitario, influyendo en ocasiones en afecciones no relacionadas con la enfermedad en cuestión.
Sin embargo, estudios previos que han examinado la relación entre las vacunas y la demencia se han enfrentado a un desafío clave: distinguir la correlación de la causalidad. Muchos simplemente han comparado las tasas de demencia entre personas vacunadas y no vacunadas, pero este enfoque es propenso a sesgos.
Acerca del estudio |
En el presente ensayo, los investigadores utilizaron las normas de elegibilidad para la vacuna en Gales, Reino Unido, para evaluar el impacto de la vacuna contra el herpes zóster en el riesgo de demencia. En el Reino Unido, la elegibilidad para la vacuna contra el herpes zóster se determinó únicamente por la fecha de nacimiento. Las personas nacidas a partir del 2 de septiembre de 1933 podían recibir la vacuna, mientras que las nacidas justo antes de esta fecha no.
Al analizar historiales médicos electrónicos a gran escala, los investigadores pudieron comparar el riesgo de demencia a largo plazo entre estos dos grupos, minimizando al mismo tiempo los factores de confusión. Los hallazgos se corroboraron en un análisis secundario de las muertes relacionadas con la demencia en Inglaterra y Gales, lo que reforzó aún más la inferencia causal. El trabajo utilizó un diseño de regresión discontinua, una técnica estadística para determinar relaciones causales, y analizó datos de un período de seguimiento de siete años.
Hallazgos principales |
El estudio reveló que recibir la vacuna contra el herpes zóster se asoció con una reducción de 3,5 puntos porcentuales en los diagnósticos de demencia a lo largo de siete años, lo que se traduce en una disminución relativa del 20 %. Esta estimación explica que no todas las personas elegibles recibieron la vacuna. El efecto protector fue mayor en las mujeres, alcanzando la significación estadística, mientras que los hallazgos en los hombres no fueron concluyentes debido a intervalos de confianza más amplios.
Más allá de la demencia, el estudio también confirmó que la vacuna redujo significativamente la incidencia de herpes zóster, en consonancia con los datos de ensayos clínicos. Sin embargo, la reducción observada en el riesgo de demencia no pudo explicarse completamente solo por una disminución en los casos de herpes zóster, lo que sugiere que otros mecanismos podrían estar involucrados. Cabe destacar que la reducción en la incidencia de demencia solo se hizo evidente más de un año después de la vacunación, lo que respalda las teorías de la modulación inmunitaria a largo plazo.
Los autores exploraron varias posibles explicaciones para el aparente efecto protector de la vacuna. Una hipótesis fue que la vacuna ayuda a suprimir las reactivaciones del virus de la varicela-zóster, causante del herpes zóster. Algunos estudios han sugerido que dichas reactivaciones virales podrían contribuir a la neuroinflamación, un factor clave en el desarrollo de la demencia.
Otro posible mecanismo sugirió un efecto inmunomodulador más amplio de la vacuna. Las vacunas vivas atenuadas, como la del herpes zóster, pueden estimular el sistema inmunitario de maneras que van más allá de su objetivo principal. Este refuerzo inmunitario podría ayudar al organismo a combatir otras infecciones o procesos neuroinflamatorios asociados con la demencia, posiblemente mediante mecanismos como la inmunidad entrenada o la inmunidad adaptativa heteróloga.
Implicancias y conclusiones |
La demencia sigue siendo uno de los problemas de salud pública más apremiantes a nivel mundial, sin cura disponible actualmente. Si nuevas investigaciones confirman que las vacunas pueden reducir el riesgo de demencia, esto podría abrir nuevas vías de prevención. De validarse en otros entornos, la vacuna contra el herpes zóster podría representar una de las estrategias preventivas más eficaces y rentables para la demencia. Además, dada la amplia disponibilidad y el perfil de seguridad de la vacuna contra el herpes zóster, estos hallazgos sugieren una intervención prometedora y de bajo riesgo que podría ayudar a millones de personas.
Si bien se necesitan más investigaciones para comprender los mecanismos exactos en juego, este estudio proporciona evidencia convincente de que la vacuna contra el herpes zóster puede hacer más que solo prevenir el herpes zóster: también puede ayudar a proteger el cerebro envejecido.