Semana de Vacunación en las Américas

La vacunación en Latinoamérica, entre el retroceso y la esperanza

México volvió a registrar casos de sarampión, mientras que en la región hubo reportes de tosferina y fiebre amarilla. Pero las altas coberturas de inmunización se recuperan de a poco tras la pandemia de COVID-19.

Autor/a: Aleida Rueda

Fuente: IntraMed

Foto: En Chihuahua, al norte de México, se ha reportado la mayoría de los casos confirmados de sarampión del país, por lo que el gobierno local ha intensificado acciones preventivas contra la enfermedad. Crédito: Secretaría de Salud de Chihuahua.

[CIUDAD DE MÉXICO] El sarampión ha vuelto a México. Así lo muestra el reporte más reciente del gobierno mexicano, del 11 de abril de 2025, el cual indica que en lo que va del año se han confirmado por laboratorio 232 casos. Los números revelan que el grupo etario más afectado son los adultos de entre 25 y 44 años y que el 91.4% de todas las personas con sarampión no estaban vacunadas.

Hace unos días, la Secretaría de Salud de Chihuahua, un estado localizado en el norte de México y donde se ha registrado la mayoría de los casos de sarampión del país, confirmó la primera muerte, un hombre de 31 años con diabetes tipo 2 quien tampoco se había vacunado contra la enfermedad.

A pesar de las malas noticias, México no ha perdido el estatus de país libre de sarampión; es necesario que transcurran 12 meses de transmisión sostenida localmente, y no importada, para poder afirmar que existe transmisión endémica en el país. Sin embargo, para especialistas y autoridades de salud hay razones para preocuparse.

Es así porque México no es el único país con este problema. Según el reporte del 11 de abril de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la región de las Américas van 1.589 casos confirmados de sarampión, una cifra bastante superior respecto a los 91 casos que se notificaron en el mismo periodo en el 2024. Canadá y Estados Unidos lideran las estadísticas, con 730 y 712 casos, respectivamente, además de Argentina (18) y Brasil (3).

Situación del sarampión en México al 11 de abril de 2025. Crédito: Secretaría de Salud.

 

Y el sarampión tampoco es la única enfermedad con incrementos llamativos. La tosferina, una enfermedad respiratoria grave, ha registrado aumentos importantes en el último año en Brasil, Canadá, Colombia, Estados Unidos y Perú. En México, según el mismo reporte del 11 de abril de la Secretaría de Salud, en lo que va del año se han confirmado 696 casos y 37 decesos a causa de la enfermedad.

La fiebre amarilla es otra enfermedad que ha tenido incrementos importantes entre finales de 2024 y las primeras semanas de 2025. De acuerdo con la alerta de febrero de 2025 de la OPS, “en 2024 se confirmaron 61 casos, de los cuales 30 resultaron fatales. El número supera los 58 casos de fiebre amarilla, incluyendo 28 defunciones, reportados entre 2022 y 2023 en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú. En enero de este año, se reportaron 17 casos adicionales, con siete muertes”.

El sarampión, la tosferina y la fiebre amarilla son algunas de las enfermedades prevenibles que han reaparecido recientemente debido al retroceso en las tasas de vacunación de Latinoamérica, una región que había sido significativamente exitosa en sus estrategias de inmunización.

“Siempre nos hemos distinguido por ser líderes. Nuestra meta en las Américas, a diferencia de otras partes del mundo, es tener un 95% de cobertura vacunal, especialmente para las vacunas del esquema infantil básico”, dice Daniel Salas, médico epidemiólogo y gerente ejecutivo del Programa Especial de Inmunización Integral de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Sin embargo, algo empezó a ocurrir a partir de 2015: “Empezamos a ver que las coberturas empezaron a declinar. Las que teníamos muy cerca del 95% empezaron a bajar sostenidamente hasta que en el 2019 se alcanzó un declive máximo”, dice Salas.

De acuerdo con él, una de las explicaciones de esta disminución tiene que ver con un cambio generacional en el personal de salud que ha traído desafíos de entrenamiento y capacitación para las nuevas generaciones. Otra dificultad ha sido el envejecimiento poblacional y el aumento de enfermedades no transmisibles que compiten por atención y recursos. Salas también dice que ha faltado sistematización y planificación para enfocar los esfuerzos de vacunación hacia la población más vulnerable, además de una mayor habilidad para convencer a las personas de vacunarse.

“Ya no es solamente importante manejar los términos técnicos de cómo se aplica la vacuna, o cuáles son los eventos adversos, sino saber explicarle a la población el porqué es importante que se vacune”, considera el epidemiólogo.

Estos retos se volvieron aún más complicados con la pandemia de COVID-19, que disminuyó aún más las coberturas de vacunación, en parte, porque la mayor parte de la atención y los recursos se dedicaron a COVID-19.

En julio de 2020, la OMS anunció que al menos 30 campañas de vacunación contra el sarampión habían sido canceladas o corrían el riesgo de ser canceladas por la pandemia, y mencionaba como causantes “la renuencia a salir de casa, las interrupciones del transporte, las dificultades económicas, las restricciones de movimiento o el miedo a exponerse a personas con coronavirus”. Además, muchos trabajadores de la salud tampoco estaban disponibles debido a restricciones en los viajes, se habían redistribuido sus tareas para ocuparse de COVID y muchos de ellos ni siquiera tenían equipo de protección.

Del éxito al retroceso

Desde finales del siglo XX, América Latina empezó a liderar las coberturas de vacunación a nivel mundial. Y hay ejemplos: en 1994, las Américas fue la primera región del mundo en ser certificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como libre de poliomielitis, una enfermedad que afecta el sistema nervioso central y que puede provocar parálisis de piernas o brazos de forma permanente.

"Este extraordinario logro fue posible gracias a las campañas de vacunación masiva, a la vacunación día a día a través de los programas de vacunación de rutina, y a una sólida vigilancia epidemiológica respaldada por una fuerte red de laboratorios", afirmó en un comunicado del 2021, Carissa F. Etienne, entonces directora de la OPS, por los 30 años del último caso de polio registrado en la región.

Pero las dudas y el rechazo a las vacunas provocaron un retroceso en la lucha contra la polio. Desde antes de 2020, la cobertura en la vacunación contra la poliomielitis “cayó por debajo de la meta de cobertura de igual o mayor al 95% recomendada para prevenir la reintroducción del virus”, reportó en el mismo comunicado la OPS. Con la pandemia, las tasas de vacunación contra la polio disminuyeron aún más. En 2020, solo el 80% de los niños recibió la tercera dosis de la vacuna contra la polio necesaria para la inmunización completa, y en 2023 ese porcentaje subió a 87%, aún inferior al deseado 95%.

También la región fue la primera del mundo en eliminar otras enfermedades como la viruela, la rubéola congénita o el tétanos neonatal. Pero a pesar del avance, hoy ha habido importantes retrocesos. En 2023, la OPS reveló que la región de las Américas era la segunda del mundo con peor cobertura vacunal, y que el riesgo de brotes de enfermedades prevenibles por vacunación estaba en su punto más alto en los últimos 30 años.

Salas explica que en tanto una enfermedad no sea erradicada, el riesgo de un rebrote estará latente. “Siempre hay riesgo de que pueda haber brotes de rubéola, tosferina, parotiditis, o difteria, las enfermedades pueden surgir perfectamente si la población no está vacunada (…) En cambio, cuando la persona se vacuna, disminuye la posibilidad de padecer una enfermedad grave, llegar al hospital, pasar más tiempo incapacitada o morir”.

Las alarmas respecto a la vacunación infantil 

A pesar de que la vacunación ha contribuido a una disminución del 50% en la mortalidad infantil, la cobertura de vacunación en esta población descendió en la región aún antes de la pandemia. De acuerdo con un estudio de 2021, entre 1992 y 2016 la aplicación de las vacunas DPT (difteria, tos ferina, tétanos), la poliomielitis y la hepatitis B fue del 69.9% en 8 de 18 países.

“Entre las causas de este descenso se encuentran los escasos fondos destinados para salud en la región, el pobre acceso a los servicios de salud, el insuficiente número de trabajadores de la salud, el suministro inadecuado de vacunas, la corrupción de los gobiernos y la inseguridad que genera la falta de información”, reportaron los autores. 

En 2023, la UNICEF alertó que uno de cada cuatro niños en la región no había recibido las vacunas esenciales, “retrocediendo las tasas de inmunización a niveles de hace casi 30 años”. 

Foto: La UNICEF ha dicho que uno de cada cuatro niños no ha recibido las vacunas esenciales. Crédito: Secretaría de Salud de Chihuahua.

Razones para la esperanza

No todo son malas noticias. Frente al regreso de estas enfermedades, hay optimismo. “Todavía no estamos en el 95% de cobertura, pero vamos bien”, dice Salas. Se refiere al repunte que han tenido las coberturas de vacunación después de la pandemia que, según la OPS, colocan a América Latina como la única región que tuvo una recuperación respecto a 2019.

Otra razón para el optimismo está en las innovaciones para gestionar la información sobre el estatus de la vacunación de cada país. Un ejemplo son los sistemas electrónicos de registro de vacunas que permiten identificar dónde está la población que no se ha vacunado o ha dejado de vacunarse. Para Salas, si se tienen datos de buena calidad es posible tomar las mejores decisiones en cuanto a estrategias de vacunación.

Pero la tecnología es solo una parte de la ecuación. Especialistas plantean que más allá de los sistemas electrónicos, uno de los principales desafíos es que las estrategias de vacunación se ajusten a las nuevas dinámicas poblacionales.

“Antes, las mamás se quedaban con los niños en la casa y ellas podían llevarlos al centro de salud. Ahora tenemos otra dinámica poblacional más equitativa que impide a muchas familias vacunarse. Por eso tenemos que actualizarnos, entender qué es lo que la población está expresando para que puedan vacunarse efectivamente”, afirma Salas.

Nadie puede negar que el avance en la cobertura de vacunación en Latinoamérica ha sido trascendental. Está claro que prácticamente ningún país de la región enfrenta el panorama que vivieron las generaciones de inicios del siglo pasado. Y, sin embargo, no hay nada asegurado. Si los países quieren prevenir el resurgimiento de enfermedades que se pensaban controladas, tendrán que reforzar sus programas de inmunización y usar la tecnología a su favor.