Los trastornos neurodegenerativos, el habla y del lenguaje

Inequidades de la investigación lingüística sobre salud cerebral

De las 7.000 lenguas del mundo, menos del 0,5% han sido estudiadas en personas con neurodegeneración

Autor/a: Adolfo M. García

Indice
1. Página 1
2. Datos biográficos

Por Adolfo M. García

  • Centro de Neurociencias Cognitivas, Universidad de San Andrés, Buenos Aires, Argentina
  • Global Brain Health Institute (GBHI), University of California, San Francisco, San Francisco, CA, USA and Trinity College Dublin, Dublin, Ireland
  • Departamento de Lingüística y Literatura, Facultad de Humanidades, Universidad de Santiago de Chile, Santiago, Chile

La investigación lingüística en la batalla contra la neurodegeneración

Uno de los mayores retos para la salud pública de nuestra era es el aumento de los trastornos neurodegenerativos. A lo largo del planeta, enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y la demencia frontotemporal implican altas tasas de discapacidad y mortalidad. Tales cuadros afectan hoy a unos 55 millones de personas, cifra que se duplicará o triplicará para el 2050. Este crecimiento será particularmente marcado en países de medianos y bajos ingresos, donde los factores de riesgo tienen un mayor impacto y los enfoques clínicos convencionales son menos accesibles.

Ante este escenario, múltiples grupos de investigación están desarrollando innovaciones digitales económicas y escalables para facilitar el diagnóstico y la evaluación clínica. Entre ellas se destacan las evaluaciones del habla y del lenguaje, que permiten detectar, caracterizar y seguir la evolución de estas enfermedades. Por ejemplo, las personas con Alzheimer suelen tener dificultades para encontrar palabras, construir oraciones gramaticalmente complejas y comprender o expresar enunciados figurativos. Estos déficits lingüísticos, que aparecen en fases tempranas y preclínicas de la enfermedad, permiten diferenciar el Alzheimer de otras demencias, prever la aparición de síntomas principales e incluso identificar anomalías cerebrales características del trastorno.

En la actualidad, el enfoque se ve potenciado gracias a la inteligencia artificial. Las nuevas tecnologías digitales permiten captar alteraciones en muestras de lenguaje grabado o escrito, en un entorno no invasivo, asequible y escalable. Este tipo de soluciones son esenciales para disminuir las disparidades clínicas entre países de ingresos bajos, medios y altos. De hecho, se las ha incorporado en iniciativas de investigación multicéntricas, programas de financiamiento internacionales y empresas científicas varias. Sin embargo, ha de señalarse un desafío crítico: la escasa diversidad lingüística en el campo amenaza su capacidad de expansión y limita su potencial para favorecer evaluaciones más equitativas a nivel global.

¿Estudiar la lengua o estudiar las lenguas?

El campo muestra desigualdades notables.

De las 7.000 lenguas del mundo, menos del 0,5% han sido estudiadas en personas con neurodegeneración. Más aún, si bien solo el 17% de la población mundial habla inglés, esta lengua representa casi el 70% de todos los estudios publicados. Además, son muy pocos los idiomas que cuentan con modelos de lenguaje grandes y herramientas de extracción de características. Claro, nada de esto sería un problema si los lazos entre las alteraciones lingüísticas y las disfunciones cerebrales fueran universales, es decir, idénticos a través de las distintas lenguas. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja.

De hecho, los síntomas del habla y del lenguaje dependen profundamente de la lengua en cuestión, lo cual pone en jaque la universalidad de los criterios diagnósticos y de los posibles marcadores verbales de cada enfermedad. Por ejemplo, en estudios sobre producción de oraciones en Alzheimer se ha mostrado que los hablantes de italiano se caracterizan por la tendencia a omitir sujetos gramaticales, algo que no se observa en angloparlantes. Esta diferencia se debe a la estructura de cada lengua. A diferencia del inglés, el italiano permite inferir los sujetos de las oraciones a partir de las conjugaciones verbales (el verbo italiano ‘camminiamo’ implica inherentemente un sujeto en primera persona del plural, mientras que el verbo inglés ‘walk’ requiere un ‘we’ precedente para transmitir el mismo significado). Es más, ciertas anomalías lingüísticas pueden ser diametralmente opuestas entre idiomas. Investigaciones sobre el Alzheimer muestran que diferentes pronombres (palabras como ‘yo’, ‘su’, ‘nuestro’) tienden a ser sobreutilizados entre pacientes angloparlantes y subutilizados en aquellos que hablan bengalí. Esto, también, probablemente refleja diferencias entre ambos idiomas, ya que el bengalí incluye pronombres mucho más cuantiosos (y morfológicamente más complejos) que el inglés. En resumen, los marcadores lingüísticos que caracterizan una enfermedad en hablantes de una lengua pueden no ser relevantes para hablantes de otra.

Acciones en curso

Es clave, entonces, considerar la diversidad lingüística al examinar el impacto lingüístico de la neurodegeneración. Así lo planteamos en nuestro reciente artículo en la revista Brain (García et al., 2023). Abogamos por ampliar la representación de idiomas e incorporar múltiples comunidades lingüísticas para identificar marcadores comunes y distintos entre idiomas. Es necesario establecer colaboraciones multicéntricas, protocolos armonizados y herramientas interlingüísticas para lograr una comprensión más inclusiva y exhaustiva de estos fenómenos a nivel global. Ello implica superar desafíos fundamentales, como desarrollar sistemas robustos para comparar resultados entre lenguas, diferenciar entre fuentes de variabilidad lingüísticas y no lingüísticas, y obtener financiamiento para la investigación en las lenguas menos representadas. Idealmente, se deberían priorizar las conexiones entre lo local y lo global, para integrar las necesidades y recursos específicos de cada país con las tendencias líderes a nivel mundial.

Ya se están realizando esfuerzos estratégicos en esta dirección. Por ejemplo, la Red Internacional para la Investigación Croslingüística sobre Salud Cerebral (Include), apoyada por el Global Brain Health Institute, la Alzheimer’s Association y la Alzheimer’s Society, busca promover enfoques equitativos y transregionales para la temática. La red ha crecido continuamente desde su lanzamiento en noviembre de 2022 y ahora cuenta con más de 140 miembros en 80 centros de 30 países. Se están ejecutando cinco proyectos entre los centros de la red, dedicados a fenómenos diversos en múltiples idiomas y en grandes cohortes de personas con Alzheimer, Parkinson y variantes de demencia frontotemporal. Include también lidera acciones de concienciación, como la serie de seminarios web sobre Diversidad Lingüística y Salud Cerebral, organizada en colaboración con la Alzheimer’s Association. Iniciativas como estas buscan promover la equidad en la investigación lingüística sobre disfunciones cerebrales.

A modo de cierre

Las evaluaciones del habla y del lenguaje son vitales para relevar marcadores robustos de enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, para aprovechar plenamente su potencial, es clave cerrar la brecha lingüística, adoptando muestras más diversas y prácticas más inclusivas. Estas acciones son fundamentales para evitar que herramientas tan valiosas, y potencialmente equitativas, se conviertan en una nueva fuente de inequidad global.


Referencia: García, Adolfo M, de Leon, Jessica, Tee, Boon Lead, Blasi, Damián E, Gorno-Tempini, Maria Luisa (2023). Speech and language markers of neurodegeneration: A call for global equity. Brain 146(12), 4870-4879. doi: https://doi.org/10.1093/brain/awad2