► Introducción
Los trastornos mentales son bastante frecuentes en las personas de edad avanzada, con una prevalencia anual de 8.54% a 26.4%. Sin embargo, son menos comunes en comparación con los pacientes más jóvenes, posiblemente como consecuencia de que los primeros disponen de más estrategias para la aceptación y la adaptación a ciertas circunstancias estresantes; además, parecen estar mejor preparados para alejarse de las situaciones asociadas con efectos emocionales adversos. No obstante, muchos trastornos mentales en los pacientes de edad avanzada no son diagnosticados y tratados de manera apropiada, con consecuencias muy desfavorables en términos de la salud.
Los pacientes ancianos con enfermedades mentales reciben asistencia en centros psiquiátricos con mucha menos frecuencia que los individuos jóvenes; en cambio, suelen ser asistidos por profesionales de la atención primaria (AT), quienes asumen, por lo tanto, un papel importante en la detección de estas enfermedades. Con excepción de los estudios sobre depresión y ansiedad, los trabajos que evaluaron la prevalencia de otras enfermedades psiquiátricas en la población geriátrica no permitieron obtener resultados concluyentes.
La edad, el sexo, el estado civil, el aislamiento, las enfermedades físicas y la incapacidad son solo algunos de los factores asociados con la aparición de trastornos mentales; el conocimiento de la prevalencia de estas enfermedades en relación con la edad es sumamente importante, ya que algunos factores de riesgo son más frecuentes en la medida en que la edad aumenta.
El Diagnostic and Assessment Study of Mental Disorders in Primary Care (DASMAP) tuvo por objetivo estimar la prevalencia anual y en el transcurso de la vida de trastornos mentales en pacientes ancianos asistidos en el ámbito de la AP de Cataluña, España. En el presente análisis secundario de ese trabajo, realizado en la población de mayor edad, se analizó la prevalencia de trastornos mentales en general y por grupo de edad y se identificaron los factores de riesgo para su aparición.
► Pacientes y métodos
En 2006, la población estimada de Cataluña fue de 7 134 697 personas. El estudio transversal se realizó en una muestra representativa de sujetos de 18 años o más, asistidos en centros de AP. El Servei Català de la Salut se divide en 7 regiones de acuerdo con los factores geográficos, socioeconómicos y demográficos. Para el presente trabajos participaron 77 centros, la cohorte final abarcó 3815 pacientes; el 31.2% (n = 1192) tenía más de 65 años.
Mediante cuestionarios especiales se conocieron las características sociodemográficas, como la edad, el sexo, el estado civil, el estado laboral, el nivel educativo, el lugar de nacimiento y el motivo de consulta. Según la edad, los participantes se clasificaron en tres grupos: de 65 a 74 años, de 75 a 84 años y de 85 años o más.
Los trastornos mentales se evaluaron con las versiones españolas de la Structured Clinical Interview for DSM-IV Axis I Disorders, Research Version (SCID-I-RV; trastorno depresivo mayor, trastorno distímico y trastornos de ansiedad, con exclusión del trastorno obsesivo compulsivo) y la Mini International Neuropsychiatric Interview (MINI; episodios de manía e hipomanía, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno por consumo de alcohol y drogas ilícitas, anorexia nerviosa y bulimia nerviosa).
Ambos instrumentos son útiles para establecer diagnósticos sobre la base de los criterios de la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV). El criterio principal de valoración del DASMAP fue conocer la prevalencia de los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad en el ámbito de la AP de Cataluña.
Se tuvieron en cuenta las enfermedades físicas crónicas y el nivel de discapacidad, valorado con la Sheehan Disability Scale (SDS), un instrumento de 3 dominios que se valoran con escalas de Likert de 10 puntos. La SDS incluye 2 secciones adicionales, percepción de estrés y percepción de apoyo social, incluidas en el presente análisis. Los datos se recogieron entre 2005 y 2006, mediante entrevistas personales, realizadas por 20 psicólogos clínicos entrenados, en el transcurso de 2 días.
Las estimaciones de prevalencia se expresaron como porcentajes ponderados con intervalos de confianza del 95%. Los resultados se presentaron para la totalidad de la población y por grupos de edad. Los factores asociados con los trastornos mentales se identificaron con modelos de regresión logística.
► Resultados
La edad promedio de los participantes fue de 74 años (error estándar [EE]: 0.25); el 57.36% fue de sexo femenino. Únicamente el 22.17% de los pacientes vivía solo.
≈ Prevalencia de trastornos mentales en algún momento de la vida
Aproximadamente, el 30% de los pacientes refirió, al menos, un trastorno mental en algún momento de sus vidas (37.34% entre las mujeres y 19.25% en los hombres). El 19.52% y 11.73% de los pacientes manifestaron antecedentes de trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, respectivamente. No se registraron enfermedades mentales en los hombres de más de 85 años. La prevalencia de los trastornos mentales disminuyó con la edad, tanto en los hombres como en las mujeres.
≈ Prevalencia de enfermedades mentales en los 12 meses previos
El 19.48% de los pacientes refirió algún trastorno mental en los 12 meses previos (P-12); la prevalencia fue más alta en las mujeres respecto de los hombres. Los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo fueron los más comunes (10.9% y 7.37%, en ese orden). Los trastornos asociados con la alimentación (0.1%) y aquellos vinculados con el consumo de drogas fueron los menos frecuentes (0.5%).
La P-12 para cualquier trastorno del estado de ánimo fue de 7.37% (10.47% en las mujeres y 3.21% en los hombres). La P-12 de trastorno depresivo mayor fue de 4.67% (6.04% y 2.03%, en el mismo orden). La P-12 también se redujo con la edad.
La P-12 de cualquier trastorno de ansiedad fue del 10.9%; las fobias específicas fueron el trastorno más común (5.06%), seguido por el trastorno de ansiedad generalizada (2.23%). En todos los casos, la P-12 fue más alta en las mujeres respecto de los hombres. Se observaron trastornos del estado de ánimo y de ansiedad en el 1.72% de los pacientes.
≈ Factores asociados con los trastornos mentales, la incapacidad y la percepción de estrés y apoyo social. Modelos sin ajuste
El sexo femenino se asoció con mayor prevalencia de trastornos del estado de ánimo (odds ratio [OR]: 3.52; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1.96 a 6.34; p < 0.001), de trastorno de ansiedad (OR: 3.11; IC 95%: 1.55 a 6.22; p < 0.002) y de cualquier alteración mental (OR: 2.55; IC 95%: 1.64 a 3.97; p < 0.001).
Los trastornos mentales se asociaron con la presencia de dolor crónico y de enfermedades respiratorias; a su vez, el dolor crónico se vinculó con los trastornos afectivos, pero no con los de ansiedad. En cambio, las enfermedades respiratorias se relacionaron con los trastornos de ansiedad, no así con los trastornos afectivos. No se registraron diferencias en la presencia de enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial o diabetes en los sujetos con trastornos mentales o sin estos.
El puntaje promedio en el cuestionario de discapacidad fue de 5.14 (EE: 0.28); las mujeres presentaron puntuaciones más altas respecto de los varones (coeficiente: 2.70; IC 95%: 1.76 a 3.64; p < 0.001), sin diferencias entre los grupos de edad. Los pacientes con trastornos mentales presentaron discapacidad más grave (coeficiente: 3.94; IC 95%: 2.44 a 5.45; p < 0.001). La discapacidad también fue más grave en los pacientes con cualquier trastorno del estado de ánimo (coeficiente: 7.32; IC 95%: 5.42 a 9.22; p < 0.001) y con cualquier trastorno de ansiedad (coeficiente: 2.44; IC 95%: 0.52 a 4.35; p = 0.013).
El puntaje promedio en el dominio de percepción de apoyo social fue de 81.6 (EE: 1.31). Las mujeres tuvieron puntuaciones más bajas (coeficiente: -5.34; IC 95%: -7.88 a 2.80; p < 0.001). Los pacientes de más de 85 años presentaron puntajes más altos, en comparación con los individuos más jóvenes (coeficiente: 8.84; IC 95%: 3.71 a 13.96; p = 0.001).
Los sujetos con trastornos mentales refirieron menor percepción de apoyo social, en comparación con aquellos sin estas enfermedades (coeficiente: -5.24; IC 95%: -10.45 a 0.03; p = 0.049). Los pacientes con cualquier trastorno del estado de ánimo también percibieron menos apoyo social (coeficiente: -12.7; IC 95%: -20.6 a 4.8; p = 0.002). No se encontraron diferencias en los pacientes con cualquier trastorno de ansiedad.
El puntaje promedio en el dominio de percepción del estrés fue de 2.44 (EE: 0.15), sin diferencias entre los grupos de edad. Las mujeres percibieron mayor estrés (coeficiente: 1.07; IC 95%: 0.68 a 1.46; p < 0.001); igualmente, los pacientes con cualquier trastorno mental percibieron más estrés (coeficiente: 2.40; IC 95%: 1.85 a 2.96; p < 0.001). La percepción del estrés también fue más elevada en los pacientes con cualquier trastorno del estado de ánimo (coeficiente: 3.29; IC 95%: 2.46 a 4.11; p < 0.001) y con cualquier trastorno de ansiedad (coeficiente: 1.75; IC 95%: 1.06 a 2.44; p < 0.001).
≈ Factores asociados con los trastornos mentales. Modelos con ajuste
En los modelos de variables múltiples, el sexo femenino (OR: 1.72; IC 95%: 1.12 a 2.66, p < 0.01), la mayor percepción del estrés (OR: 1.22; IC 95%: 1.14 a 1.30; p < 0.001) y la presencia de trastornos mentales o emocionales como principal motivo de consulta (OR: 2.96; IC 95%: 1.36 a 6.43; p < 0.001) fueron las variables asociadas con la P-12 de cualquier trastorno mental. Las mismas variables se vincularon con la P-12 de los trastornos de ansiedad (con OR de 2.29 para el sexo femenino [IC 95%: 1.09 a 4.82; p < 0.02], 1.15 para la mayor percepción del estrés [IC 95%: 1.07 a 1.24; p < 0.001] y 2.48 para la presencia de trastornos mentales o emocionales como motivo principal de consulta [IC 95%: 1.10 a 5.55; p < 0.02]).
En términos de la P-12 de los trastornos del estado de ánimo, las variables asociadas de manera significativa fueron la mayor incapacidad (OR: 1.05; IC 95%: 1.02 a 1.08; p < 0.001), el mayor estrés percibido (OR: 1.22; IC 95%: 1.12 a 1.33; p < 0.001), la percepción de menor apoyo social (OR: 0.98; IC 95%: 0.97 a 0.99; p < 0.04) y los problemas mentales y emocionales como motivo principal de consulta (OR: 3.43; IC 95%: 1.48 a 7.96; p < 0.001).
► Discusión y conclusión
Más del 19% de los pacientes de más de 65 años asistidos en el ámbito de la AP de Cataluña, en España, presentaron algún trastorno mental en el año previo. La incidencia fue más elevada en las mujeres y, en general, la frecuencia tendió a disminuir en relación con la edad. Sin embargo, luego de considerar diversos factores de confusión, la edad no permaneció asociada de manera significativa con la prevalencia. La tercera parte de la población había tenido algún trastorno mental en algún momento de sus vidas.
Los trastornos de ansiedad fueron las enfermedades mentales más frecuentes en el año previo en las personas de edad avanzada de la población general; también se observó que los pacientes con trastornos mentales no tuvieron más comorbilidades, luego del ajuste global. La edad no se relacionó con la prevalencia decreciente en los modelos finales con ajuste y, por último, los pacientes con trastornos mentales presentaron un nivel más alto de percepción del estrés.
Los trastornos de ansiedad fueron los más comunes (10.9% de la cohorte) y las fobias específicas (5%), la agorafobia (3%) y el trastorno de ansiedad generalizada (2.2%) fueron las alteraciones más frecuentes. El 7.37% de la población refirió algún trastorno del estado de ánimo en el año previo; la depresión mayor fue el trastorno del estado de ánimo más común (4.67%). Según los investigadores, los hallazgos fueron sumamente importantes en términos de la salud pública.
En los modelos con ajuste, los pacientes de edad avanzada con trastornos mentales no presentaron más comorbilidades físicas, en comparación con los sujetos sin estas enfermedades. Sin embargo, la discapacidad se asoció con los trastornos del estado de ánimo, de modo que el compromiso asociado con las enfermedades crónicas parece mayor que la presencia de trastornos crónicos. No obstante, por el diseño transversal de la investigación no fue posible establecer causalidad.
La prevalencia de trastornos mentales y, especialmente, la de trastornos de ansiedad, fue más alta en las mujeres. Sin embargo, en los modelos finales con ajuste, los trastornos afectivos dejaron de relacionarse, de manera significativa, con el sexo femenino.
El apoyo social cumple un papel importante en la salud mental y el bienestar psicológico, en tanto el aislamiento social y la soledad han sido factores de riesgo de depresión en diversos trabajos. La alta percepción de estrés se asoció fuertemente con la presencia de trastornos mentales, de ansiedad y afectivos.
En conjunto, los resultados ponen de manifiesto la necesidad de considerar todos estos factores en el tratamiento de los pacientes de edad avanzada, quienes consideran, con menor frecuencia, la necesidad de asistencia profesional para el tratamiento de los trastornos mentales. Es sabido que la depresión no se diagnostica ni se trata correctamente en un porcentaje considerable de pacientes seniles. En este escenario es esencial mejorar el entrenamiento de los profesionales, para que puedan identificar con precisión los trastornos mentales, muy comunes en los pacientes de edad avanzada de la población general. La percepción de estrés y de apoyo social son factores modificables de riesgo, fuertemente vinculados con los trastornos mentales. Por lo tanto, se deben crear estrategias para identificar los sujetos en riesgo y, de esta forma, reducir las consecuencias desfavorables sobre el bienestar general de la población anciana.
SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica