Genética y psiquiatría

La personalidad tiene un componente hereditario considerable

La integración entre los factores sociales y biológicos es de fundamental importancia para comprender cómo se modifican los genes en reacción al entorno de un individuo determinado.

Introducción y Objetivos

Desde el punto de vista psicológico es importante tener en cuenta el perfil hereditario de cada individuo a la hora de ana­lizar la influencia del contexto social sobre el modelado de la personalidad y la conducta.

Resulta fundamental la integración de los factores sociales y biológicos para comprender cómo se modifican los genes en reacción al entorno. Así, la confronta­ción entre natura y nurtura podrá transformarse con el fin de comprender al individuo desde una perspectiva biopsicosocial integradora más fiel a la realidad.

El objetivo del presente estudio fue evaluar la información obtenida en estudios genéticos conductuales y su influencia sobre los fenómenos psicológicos, en general, considerados de origen social. Asimismo, la autora propuso la integración de la investigación genética y psicológica.

Genética conductual

La heredabilidad se ve reflejada en la variación de un ras­go determinado, vinculada con los factores genéticos y ob­servada en una proporción de la población. Según algunos autores, la ley principal de la genética conductual enuncia que todos los rasgos conductuales humanos son heredables.

De acuerdo con los resultados de un metanálisis, aproxima­damente el 50% de la varianza poblacional relacionada con un rasgo determinado se debe a factores genéticos, en tanto que en el resto de los casos intervienen factores ambienta­les.

También se informó que aproximadamente la mitad de la varianza correspondiente a los rasgos vinculados con la personalidad y el temperamento tiene un origen genético.

En términos de magnitud de efecto, puede indicarse que la personalidad tiene un nivel de heredabilidad similar frente a la orientación sexual y algo inferior en comparación con el peso corporal.

Más allá de los rasgos básicos, se propuso que todas las características de la personalidad tienen cierto perfil hereditario.

El entorno compartido

Los resultados de diferentes estudios permiten indicar que la influencia del entorno compartido sobre determinados rasgos de la personalidad es nula. El entorno compartido in­cluye variables como la nacionalidad, el lugar de residencia o la institución escolar a la cual asiste un individuo, la influen­cia de las normas sociales y el estilo de crianza.

En general, se considera que los padres constituyen un factor clave para el modelado de la psicología del niño, cuyo estilo de apego respondería a la crianza.

A su vez, el estilo de apego parece estar asociado con el perfil de relaciones futuras. No obstan­te, otros autores hallaron que el entorno compartido refleja un nivel bajo o nulo de varianza al analizar el temperamento y la personalidad. Es decir, no existirían factores vinculados con la crianza, la familia o la sociedad que determinen las características de la personalidad al considerar los factores genéticos.

A pesar de lo antedicho, en los estudios sobre el apego generalmente no se tienen en cuenta los factores genéticos.

Por último, los entornos compartidos pueden ser objetivos, es decir, observables por el investigador; en cam­bio, los entornos efectivos se definen de acuerdo con sus consecuencias. Es posible que los sucesos que tienen lugar en un entorno compartido sean significativos; no obstante, su importancia dependerá de la percepción de cada indivi­duo al respecto.

La varianza del entorno puede explicarse en términos genéticos

Según los datos disponibles, los entornos objetivos se aso­cian en menor medida con las características del individuo en comparación con los entornos percibidos. En este sentido, diferentes individuos pueden reaccionar a un mismo estímu­lo de maneras, también, diferentes.

En consecuencia, resulta importante saber qué factores influyen sobre la percepción positiva o negativa del entorno. La genética responde a este interrogante. Los resultados de diferentes estudios permiten indicar que los factores genéticos se asocian con el apoyo social percibido por el individuo; en coincidencia, el estilo atribucional y el optimismo tienen carácter hereditario.

No resulta simple diferenciar los efectos de los genes so­bre la percepción de las experiencias frente a las experiencias en sí. Es posible que los patrones observados reflejen varia­ciones genéticas; por ejemplo, ante la percepción de apoyo social y el nivel real de apoyo recibido por el individuo.

Al­gunos estudios confirmaron que un mismo entorno familiar puede ser experimentado de manera diferente por distintos individuos, lo cual en cierta medida tendría una explicación genética. Los efectos de los genes sobre la percepción del entorno también se observan en la escolaridad. Más allá de lo antedicho, los genes pueden influenciar las experiencias de la vida en general.

Por ejemplo, se informó la influencia de los factores genéticos sobre la experiencia vinculada con los asaltos, los problemas financieros, laborales o legales, las separaciones, el nivel educativo y el nivel socioeconómico. Debe considerarse que los factores genéticos afectan al in-dividuo, no a su entorno; esto es importante a la hora de analizar la interacción entre los genes y el entorno.

Correlación entre los genes y el entorno

La correlación entre los genes y el entorno puede ser activa. Es sabido que los individuos desempeñan un papel activo al exponerse al entorno, cuya percepción se modifica en función de las preferencias, la personalidad, los intereses, las necesidades y otros factores.

Es decir, el individuo construye su realidad, y en dicha construcción están involucrados los factores genéticos mediante su influencia sobre el proceso de selección. Una vez que el sujeto se halla en el entorno de preferencia, este entorno reforzará un rasgo determinado que, a su vez, generó la selección efectuada en un primer momento.

Los genes también pueden afectar el entorno mediante la generación de respuestas determinadas ante diferentes estímulos.

Es decir, un rasgo hereditario puede provocar una respuesta desde el entorno; por ejemplo, la negatividad y el control ejercido por parte de una madre sobre su hijo sur-girían en respuesta a la varianza genética que determina la conducta del niño.

En otras palabras, los padres parecen responder al genotipo de los hijos, ya que cada individuo evoca una respuesta conductual diferente en quienes los rodean.

Las correlaciones entre los genes y el entorno también pueden ser pasivas y tener lugar mediante procesos inactivos. Por ejemplo, los padres y sus hijos comparten los mismos genes que predisponen un entorno determinado, representado por los padres, y una respuesta determinada evocada por el niño.

Los mismos genes que aumentan la probabilidad de depresión materna favorecerían la depresión en los hijos. Si bien la depresión materna es un factor ambiental que aumenta el riesgo de depresión en los hijos, el cuadro parece tener un origen genético más allá de la experiencia de cada individuo.

Influencia social y heredabilidad

El efecto del entorno sobre un individuo se relaciona con el perfil genético. La mayoría de las respuestas al entorno están influenciadas por los genes, que cumplen un papel vital al evaluar cómo y por qué un entorno objetivo se convierte en efectivo. Debido a que los genes existen en un entorno determinado, cualquier efecto observado representará una interacción entre natura y nurtura.

A la hora de estudiar la interacción entre los genes y el entorno debe tenerse en cuenta que los rasgos humanos complejos son poligénicos y “poliambientales”, es decir, están influenciados por diferentes variantes genéticas y ambientales, respectivamente.

El estudio de dichas interacciones requiere la comprensión de los genes que predisponen un comportamiento determinado. No obstante, esto no es posible en la actualidad, aun mediante la realización de estudios del genoma completo.

Discusión

La información disponible permite indicar que el nivel de heredabilidad depende de la variabilidad del entorno y del genotipo del individuo.

La estimación de la heredabilidad indica si un rasgo determinado posee un componente genético en un contexto establecido; en cambio, no refleja la inmovilidad del rasgo.

En general, estas cuestiones no se tienen en cuenta, dado que la información genética es brindada de un modo determinístico, a pesar de que los estudios destinados a corroborar este enfoque arrojan resultados heterogéneos.

La adquisición de conocimiento genético permite acercar la psicología y la genética conductual; en consecuencia, es importante incluir información genética a la hora de efectuar investigaciones. La ausencia de identificación de alelos asociados con conductas determinadas impide la evaluación de las interacciones entre los genes y el entorno; esto se dificulta aún más si se considera una perspectiva de interacciones poligénicas y poliambientales.

La autora indica que la realización de investigaciones genéticas adecuadas representa un desafío significativo. Además, los psicólogos que se dedican a estudiar los factores genéticos y ambientales deben tener presentes los últimos hallazgos sobre genética conductual e incluir predictores ambientales objetivos en sus investigaciones. La genética conductual propicia un pensamiento crítico sobre la separación entre los factores sociales e individuales.

Existen interrogantes vinculados con los determinantes biológicos y ambientales del modo de vida de un individuo. Dichas cuestiones no pueden ser evaluadas en profundidad si no se consideran los factores genéticos, cuya comprensión podría cambiar el modo de comprensión e interacción del individuo con el entorno.

Desde el punto de vista de la psicología, la consideración de hallazgos fidedignos al respecto conlleva el estudio de la genética conductual. El reconocimiento de la influencia de los factores genéticos no disminuye la importancia de los factores sociales y relacionados con el entorno; en cambio, aumenta la posibilidad de comprender los efectos de los genes sobre la conducta, las experiencias y la personalidad.

Conclusión

  • Es sabido que los factores sociales influyen sobre el pensamiento, los sentimientos y el comportamiento de los individuos; no obstante, los factores hereditarios influyen sobre la experiencia humana.
     
  • A pesar de lo antedicho, en general no se observa una integración entre el estudio de la conducta y la genética conductual.
     
  • La autora indica que muchos de los factores generalmente considerados “ambientales” son modelados, en cierta medida, por factores hereditarios.
     
  • Las interacciones entre los genes y el entorno generan rasgos complejos, cuyo estudio debe incluir a la genética conductual.

SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica