"Nunca miro lo que he hecho: sólo miro qué queda por hacer". Marie Curie
Las mujeres conformamos más de la mitad de la población mundial, sin embargo, durante siglos, hemos vivido relegadas al olvido. Consideradas por años menores de edad, con necesidad de un tutor legal, obligadas a un único destino, ser madres y esposas, las mujeres hemos permanecido a la sombra de la historia. La historia de las mujeres cirujanas no escapa al correlato social donde las brechas de género fueron la regla y no la excepción. Si recorremos la historia desde hace varios siglos hemos luchado por un lugar en la medicina primero y en la cirugía después, fue necesario que muchas de nosotras atravesáramos barreras impensadas en el S XXI.
Mujeres como Elena de Céspedes nacida alrededor del año 1546 en Alhama de Granada, es la primera cirujana conocida de la historia. Tenía unos 30 años, cuando vestida de hombre aprendió el arte de la cirugía de manos de un cirujano madrileño Su buena reputación desato la envidia de muchos, pero ella no se amedrentó ante la amenaza de ser expulsada de su oficio y lucho hasta conseguir la licencia del Protomedicato. Sin embargo, cayó en manos del Santo Oficio y al final de un duro proceso, Elena fue condenada a doscientos (200) azotes y a servir durante veinte (20) años en centros hospitalarios.
Tres siglos más tarde el Dr. James Barry, cirujano ortopedista ocultó su sexo a lo largo de toda su práctica y sólo se fue identificado como mujer en su muerte en1865. Mujeres que debieron ser hombres para cumplir sus sueños.En nuestro país, Cecilia Grierson fue la primera médica argentina, graduándose el 2 de julio de 1889 en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, a los treinta años, su tesis de graduación fue sobre las cirugías de útero y ovario.
No le fue fácil vencer el ámbito cerrado de la facultad, donde las bromas pesadas de sus compañerosde estudios eran la norma. Pero ella y Elvira Rawson de Dellepiane (la segunda mujer en recibirse de médica) soportaron con altura las chanzas de los colegas. En 1894 se inscribió en el concurso como profesora sustituta de la Cátedra de Obstetricia, pero el concurso fue declarado desierto. Debieron pasar treinta años antes de que una mujer, María Teresa Ferrari de Gaudino, accediese a ese puesto, episodio este que demuestra a las claras el espíritu discriminatoriode la época.
La sociedad evolucionó y las mujeres hemos ganado espacios. Hoy, la mayoría de los estudiantes que egresan de la facultad de medicina son mujeres, pero su inserción en el campo de la cirugía aún es cuestionada. Hay muchos factores que impactan la elección de una especialidad. No solo la atracción a la misma sino también la existencia de un mentor o modelo en ese campo. Son pocos los hombres que aceptan cumplir ese rol con una mujer. En cirugía, estas condiciones empujan a las mujeres lejos de la participación en el entrenamiento quirúrgico.
Hay una carencia de los modelos femeninos del papel del cirujano y las percepciones de que el estilo de vida quirúrgico no es compatible con la carga desproporcionada de las responsabilidades de cuidado que tenemos las mujeres.En los últimos treinta y cinco años, las mujeres pasaron de tener una participación minoritaria a ser más de la mitad de los profesionales médicos en edad activa. Sin embargo, esto no se refleja en igualdad laboral.
Los estudios recientes sugieren que las mujeres ganan 27% menos que sus compañeros hombres y poseen menos probabilidades de ascenso laboral. Pareciera que flota en el aire una percepción de incompetencia y desconfianza hacia la habilidad quirúrgica de la mujer. Estamos sujetas a un estándar secreto más alto para ingresar y prosperar en el campo quirúrgico muchas veces debido a la falta de flexibilidad y de modelos que se adecuen a nuestras necesidades.
Hoy, en forma inexplicable e inadmisible, la maternidad es vista por muchos como un obstáculo, una barrera, para el entrenamiento quirúrgico.
Parece incomprensible como una mujer que durante su formación elige ser madre son calificadas como menos comprometidas con su formación y llevan consigo el riesgo de descalificaciones, menor probabilidad de recibir una buena posición de formación cuando regresan a la fuerza de trabajo, y en general es probable que tengan menos oportunidades para el desarrollo profesional futuro.Hemos avanzado, sí.
Ya no necesitamos estar atrapadas en ropa de hombre sin embargo la diferencia estructural es notoria. Existe gran cantidad de legislación sobre los derechos de la mujeres que parecieran no tomarse en cuenta. Así la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer ( CEDAW) , aprobada por las naciones unidas en 1979,hace 41 años, establece en su artículo 1° que la expresión discriminación contra la mujer denota toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.
El inciso c) del artículo 2° alude a la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad con los del hombre y garantizar por conducto de los tribunales nacionales competentes y otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación. El inciso a) del artículo 5° nos impone modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los perjuicios y las practicas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones etereotipadas de hombres y mujeres.
La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, también llamada Convención de Belém do Pará del año 1994 , hace 26 años,en su artículo 1° dispone que para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico o sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado, consagrando dicho instrumento el derecho a igualdad de protección ante la ley y de la ley, como así también el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de violencia y discriminación, debiendo ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación.
Y nuestra Constitución Nacional reza en su artículo 75 insiso 23 “Legislar y promover medidas de acción positivas que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad.” Así las cosas, si en lo que concierne al contralor de la actividad e integración de los servicios hospitalarios, las cátedras y las asociaciones profesionales no se acudiera a estos prístinos principios, prontamente se convertiría en letra muerta el luminoso texto constitucional, puesto que es deber del Estado caracterizar la justicia como un concepto a priori, formulado independientemente de su contexto histórico o político.
El “mundo quirurgico” parece desconocer esta relidad,nuestra realidad, la de un gran colectivo de mujeres cuyos derechos parecen ser vulnerados en forma constante, más alla de lalegislación vigente, y naturalizados hasta hacerlos invisibles.Hoy, hay una subrepresentación de cirujanas en puestos académicos importantes, son mínimas las participaciones en los congresos mas allá de alguna mesa de discusión o secretaría, son prácticamente nulas las invitaciones a congresos internacionales por parte de empresas y laboratorios, son casi inexistentes las participaciones en asociaciones cientificas, en puestos directivos con voz y voto y lo que es más inconcebible aún es la diferencia de oportunidades laborales y por consiguiente el menor ingreso de la mujer (27% menos que hombres).
No hay suficientes mujeres en puestos importantes en los Departamentos de Cirugía como para proporcionar el soporte necesario a la mayoría de las cirujanas jóvenes .Hoy solo podemos garantizar el ingreso igualitario a la formación en aquellos lugares donde no se incluye entrevista y bregar por la igualdad de oportunidades y el respeto mutuo, mostrar con el ejemplo el consenso de que mujeres y hombres cirujanos deben ser evaluados por sus méritos y que en base a ellos, merecen las mismas promociones y acceso a los puestos de decisión.
Los determinantes vinculados a las políticas públicas, las normas, las expectativas y funciones sociales, los valores, las creencias y las costumbres aumentan las tasas de exposición, generan sesgos y vulnerabilidades frente a los riesgos para la salud, así como respecto de la protección a éstos. Son condiciones que influyen en los comportamientos de mujeres y diversas identidades, como colectivos vulnerabilizados, e incluso también generan riesgo a los hombres mediante el estereotipo hegemónico de masculinidad; de modo que debilitan la promoción, prevención, atención y respuestas del sistema de salud.
El género se constituye en un factor estratégico capaz de incidir y condicionar los procesos relacionados con la equidad sanitaria, puede agravar otras situaciones vinculadas a la situación socioeconómica, edad, etnia, educación, ubicación geográfica, capacidad u orientación sexual. Por tanto, afecta las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, en especial la N° 3, ya que interactúa con otros determinantes y requiere por tanto de alianzas entre academia, gobierno, gremios, empresas y ciudadanía,a fin de alcanzar decisiones que logren cerrar esas brechas de género y promuevan cambios estructurales en las relaciones de poder y resultados en salud.
La igualdad entre hombres y mujeres es una fuerza transformadora del desarrollo: mujeres con mayor educación y poder de decisión potencian las capacidades de sus comunidades. Es un derecho humano primordial, resguardado por normas y legislación nacional e internacional. Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 ha habido avances normativos muy importantes en favor de la igualdad entre hombres y mujeres Sin embargo aún persisten desafíos en el camino entre la igualdad formal y la igualdad real, entre la existencia de derechos y su reconocimiento. Entre hombres y mujeres, entre cirujanos y cirujanas.
Dra Andrea M. Andreacchio
Cirujana de planta Hospital General de Agudos Parmenio Piñero. Jefa del sector de Cirugía Percutanea, Hospital General de Agudos Parmenio Piñero. Coordinadora general de las residencias de Cirugía General DGDIYDP. GCABA. Presidenta de Cirujanas Argentinas