Una revisión y puesta al día

Trastornos oculares en el recién nacido

Actualización sobre las diversas condiciones patológicas que pueden afectar la visión del recién nacido

Autor/a: Lauren C. Mehner, Jasleen K. Singh

Fuente: NeoReviews 2021;22;e461

Indice
1. Texto principal
2. Referencia bibliográfica
Introducción

Los primeros meses después del nacimiento son un período crítico para el desarrollo visual. La pobre información visual durante este tiempo por una variedad de factores estructurales o anatómicos puede causar ambliopía grave (disminución de la visión en uno o ambos ojos debido a anomalías del desarrollo de la visión en la infancia o la niñez). Por lo tanto, el examen ocular es un componente esencial de la evaluación del recién nacido, ya que el diagnóstico precoz y la derivación a oftalmología pueden tener un impacto crítico en el pronóstico de muchas condiciones oculares potencialmente cegadoras pero tratables. (1)

Anatomía ocular y desarrollo normal

La longitud axial del globo ocular experimenta un rápido crecimiento después del nacimiento, comenzando en aproximadamente 16 mm y extendiéndose a 20,3 mm a los 18 meses de edad. El tamaño de la pupila del recién nacido es de aproximadamente el 70% de la pupila adulta, y la respuesta pupilar está presente a las 31 semanas de gestación.

Se estima que el 21% de los recién nacidos a término tienen anisocoria fisiológica (pupilas de tamaño desigual, típicamente < 1 mm). La asimetría pupilar mayor de 1 mm, la pobre respuesta a la luz u otra forma irregular (p. ej., coloboma) justifican la derivación a oftalmología. (2)

El desarrollo visual comienza inmediatamente después del nacimiento, con el parpadeo como respuesta a la luz como la evaluación más temprana de la función visual. La fijación y el comportamiento visual más definitivo se hacen evidentes alrededor de las 6 a 8 semanas de edad, aunque la alineación de los ojos puede ser bastante variable en los primeros 3 a 4 meses de vida. La exotropía intermitente es evidente en hasta el 70% de los neonatos a término en los primeros 2 meses de vida y disminuye significativamente en incidencia hacia los 4 meses; mientras que la endotropía es menos común al nacer, típicamente de ángulo pequeño y rara después de los 2 meses de edad. (2)

El nistagmo o movimientos oculares rítmicos involuntarios anormales con un movimiento lento lejos del objetivo visual seguido de un segundo movimiento de regreso al objetivo, puede tener una amplia variedad de causas. El nistagmo idiopático infantil y el nistagmo sensorial (causado por trastornos anatómicos del ojo que resultan en mala visión) son las formas más comunes observadas en el período neonatal, y generalmente se manifiestan unos meses después del nacimiento. Por lo tanto, el comportamiento visual pobre, el estrabismo persistente, o los movimientos oculares anormales después de los 3 meses de edad justifican una evaluación exhaustiva por un oftalmólogo.

Técnica de examen ocular

El examen de la vista del recién nacido consiste en la evaluación del sistema visual mediante respuesta de parpadeo a la luz; examen externo de la órbita, párpados y segmento anterior; examen de la pupila; y prueba de reflejo rojo para evaluar opacidades de los medios o anomalías del segmento posterior.

El brillo de la luz de un oftalmoscopio directo en cada ojo individualmente debe inducir un parpadeo o respuesta de sobresalto en un recién nacido con función visual normal. Se debe prestar atención a la simetría del tamaño pupilar, a la constricción pareja a la luz y a cualquier anomalía en la forma o apariencia sugestiva de un defecto anatómico.

La evaluación de las estructuras oculares anteriores y externas incluye la inspección de los párpados, órbitas, córnea, conjuntiva, esclerótica e iris. Usando el oftalmoscopio directo, se ve el reflejo rojo desde la retina a través de la pupila. La prueba se realiza en una habitación oscura para facilitar la máxima dilatación pupilar sin el uso de colirios dilatadores.

El oftalmoscopio se mantiene a una distancia de 50 a 100 cm y ambos ojos se observan simultáneamente para evaluar la simetría en el color, el brillo y el tamaño del reflejo rojo. Esto se llama Prueba de Bruckner. Luego, cada ojo puede evaluarse individualmente para más detalle. El reflejo puede variar de un amarillo anaranjado a un rojo más oscuro dependiendo de la pigmentación del individuo pero debe ser simétrico.

Un reflejo opaco, ausente, blanco (leucocoria) o asimétrico o un punto negro dentro del reflejo indican opacidad de los medios (ej., opacidad de la córnea, cataratas), bloqueo del reflejo, o anomalía del segmento posterior (ej., tumor, desprendimiento de retina) que requiere derivación al oftalmólogo para una evaluación completa. (1) Posibles diagnósticos diferenciales para un reflejo rojo anormal en el lactante se describen en la Tabla 1.

Párpados y órbitas

Proptosis

La proptosis o abombamiento anterior relativo de uno o ambos ojos en la órbita, es rara en el período neonatal y típicamente es el resultado de una masa orbitaria (tumor vascular o dermoide, teratoma) o de una malformación craneofacial, en cuyo caso otros hallazgos del examen clínico pueden proporcionar pistas para el diagnóstico. Las imágenes orbitarias a menudo están indicadas y se requiere un examen oftálmico para descartar el compromiso de otras estructuras oculares (ej., restricción de los músculos extraoculares, compresión del globo ocular o del nervio óptico) que pueden conducir a pérdida de la visión si no se aborda adecuadamente.

Ptosis

La ptosis congénita es más comúnmente el resultado de una anomalía del desarrollo del músculo elevador y es típicamente unilateral y esporádica. Las causas neurológicas de ptosis incluyen el síndrome de Horner congénito (ptosis unilateral con heterocromía y miosis del iris ipsilateral), la parálisis del III par craneal (ptosis con posición "hacia abajo y hacia afuera" del globo ocular), y el síndrome de guiño mandibular de Marcus Gunn (sincinesia de nervios craneales III y V que resulta en ptosis unilateral con excursión del párpado al masticar/succionar a menudo observada durante la alimentación). (4) Una masa palpebral puede producir una ptosis. La ptosis severa que obstruye el eje visual es muy ambliogénica y requiere derivación urgente al oftalmólogo. La ptosis no obstructiva aún puede causar ambliopía debido a estrabismo o error refractivo asimétrico y por lo tanto requiere una evaluación oftálmica de rutina.

Coloboma

Los colobomas son defectos del espesor total del párpado causados por falla del cierre durante el desarrollo. Suelen ser esporádicos y se encuentran en la parte superior medial del párpado; sin embargo, se asocian con 2 síndromes que deben mantenerse en el diferencial cuando se evalúan pacientes con defectos palpebrales (síndrome de Goldenhar -ubicación en el párpado superior, síndrome de Treacher Collins - ubicación en el párpado inferior). (5) El control cercano de la superficie ocular es importante porque la exposición puede llevar a cicatrices corneales y pérdida de visión si no se tratan y, a menudo, es el factor principal para decidir el momento de la reparación quirúrgica.

Anormalidades del sistema nasolagrimal

Un dacriocistocele es una distensión congénita del saco lagrimal que se manifiesta al nacer como un nódulo subcutáneo quístico con un tono azulado situado por debajo del canto medial. Los riesgos de los dacriocistoceles congénitos incluyen infección, con tasas informadas de dacriocistitis aguda  desarrollándose en el 20% a 75% de los pacientes, así como compromiso respiratorio y dificultad en la alimentación causadas por la extensión intranasal del quiste y la respiración nasal obligatoria de los recién nacidos. (6)(7) Por lo tanto, además de antibióticos sistémicos para los dacriocistoceles infectados, esta condición también requiere derivación urgente para descompresión y sondeo del sistema nasolagrimal.

En contraste con el dacriocistocele, la obstrucción del conducto nasolagrimal (OCNL) típica se presenta de 1 a 2 semanas después del nacimiento con lagrimeo persistente y secreción mucoide intermitente de 1 o ambos ojos sin nódulos palpables asociados y bajo riesgo de infección.

El manejo inicial de una OCLN consiste en observación y masaje del saco lagrimal; 80% o más casos de OCLN congénitos resuelven espontáneamente a los 12 meses. (8) Si no se resuelve para entonces, está indicada la derivación a oftalmología para sondaje quirúrgico del sistema nasolagrimal para aliviar la obstrucción. Cuando se realiza este diagnóstico, los médicos deben tener cuidado de descartar las causas más graves de lagrimeo persistente, como glaucoma congénito, infección, o lesión corneal/cuerpo extraño.

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> Infección

La conjuntivitis neonatal ocurre dentro de los primeros 30 días después del nacimiento por definición y es una complicación cada vez más infrecuente pero grave en el período neonatal. Todos los clínicos deben poder diagnosticar e iniciar el tratamiento de la conjuntivitis neonatal rápidamente para minimizar el riesgo de pérdida de visión permanente o progresión de una enfermedad sistémica. Las pistas para el diagnóstico incluyen el momento de inicio, la aparición y cantidad de secreción, y la enfermedad materna o neonatal asociada.

1. La conjuntivitis química se presenta dentro de las primeras 24 horas después del nacimiento con inyección conjuntival bilateral y secreción acuosa y resuelve espontáneamente dentro de 2 a 4 días. En gran parte atribuida a la aplicación de nitrato de plata previamente utilizado como profilaxis contra la conjuntivitis bacteriana, la conjuntivitis química es excesivamente rara en los países industrializados desarrollados después del cambio a ungüento de eritromicina o solución de povidona yodada al 2,5% (no aprobada actualmente para su uso en los Estados Unidos).

2.La conjuntivitis por Neisseria gonorrhea se presenta con inyección conjuntival, quemosis, secreción mucopurulenta significativa y edema palpebral de 3 a 5 días después del nacimiento. La rápida progresión a afectación corneal que conduce a ulceración y perforación es la complicación más temida, requiriendo diagnóstico y tratamiento rápidos con irrigación con solución salina estéril para eliminar la secreción y las membranas, ungüento tópico de eritromicina y ceftriaxona intravenosa o intramuscular. Generalmente se requiere hospitalización para monitorear la infección por N. gonorrhea diseminada ya que las complicaciones sistémicas incluyen artritis, meningitis, y septicemia. Estos bebés y sus madres deberían también recibir tratamiento al mismo tiempo para la Clamidia.

3. La conjuntivitis por clamidia se presenta de 5 a 14 días después del nacimiento con hiperemia conjuntival y escasa secreción mucoide, con casos más graves desarrollando quemosis, edema palpebral, y formación de pseudomembranas. Dado que la neumonía se desarrolla en hasta el 20% de estos niños puede ser necesaria la hospitalización. El tratamiento consiste en eritromicina oral y pomada tópica de eritromicina.

4. La queratoconjuntivitis por virus del herpes simple se presenta en niños de 1 a 2 semanas de edad con lesiones cutáneas vesiculares perioculares, edema palpebral, inyección conjuntival y secreción no purulenta. La afectación corneal incluye microdendritas y úlceras geográficas que se pueden identificar con tinción con fluoresceína y examen con lámpara de hendidura.

La infección sistémica puede ser concurrente por lo que los pacientes deben ser monitoreados de cerca. El tratamiento consiste en aciclovir oral o intravenoso y medicamentos antivirales tópicos, si hay afectación de la córnea, para minimizar el riesgo de cicatrización y posterior pérdida de la visión. (9)

Además del examen clínico completo del neonato, deben enviarse raspados conjuntivales para tinción de Gram y cultivo para ayudar a identificar el organismo y tratarlo directamente; esto se debe a que otras bacterias como Staphylococcus aureus, Pseudomonas y otros patógenos pueden ser a veces el organismo infeccioso. Dependiendo del contexto clínico, puede estar justificada la realización de una prueba de reacción en cadena de la polimerasa, hemocultivos, y/o evaluación adicional de otras infecciones. Aunque el médico neonatólogo es fundamental para hacer el diagnóstico de conjuntivitis e iniciar el tratamiento, es beneficioso involucrar al servicio de Oftalmología temprano en el curso clínico, especialmente si se sospecha afectación corneal.

> Córnea

El enturbiamiento u opacidad de la córnea se asocia con una amplia variedad de patologías y requiere consulta con oftalmología para ayudar a determinar la etiología, el tratamiento temprano y la pronta evaluación de los síndromes asociados, si está indicado.

> Trauma

El traumatismo del nacimiento, que suele implicar el parto con fórceps, puede causar desgarros verticales en la membrana de Descemet (capa corneal posterior), lo que resulta en un enturbiamiento corneal unilateral. La mayoría resuelve en unos pocos meses, pero estos bebés deben ser seguidos por un oftalmólogo porque esta opacificación puede ser ambliogénica si persiste y se localiza dentro del eje visual. Estos pacientes también pueden desarrollar un astigmatismo importante, que también puede ser ambliogénico.

> Glaucoma congénito

La tríada clásica de fotofobia, lagrimeo y blefaroespasmo es diagnóstica de glaucoma congénito. La presión intraocular elevada continua da como resultado roturas en la membrana de Descemet

(desgarros horizontales llamados estrías de Haab) y opacidad de la córnea. También conduce a daño del nervio óptico, aumento de los diámetros corneales y buftalmos (globo ocular agrandado) como resultado del rápido alargamiento de la longitud axial. Los neonatos con sospecha de glaucoma congénito requieren derivación urgente a oftalmología, ya que la intervención quirúrgica es la principal modalidad de tratamiento y el descenso rápido de la presión intraocular puede prevenir e incluso revertir el daño al nervio óptico y la pérdida de visión asociada. (10)

> Úlcera corneal

La úlcera corneal se presenta como una opacificación infiltrativa con adelgazamiento asociado de la córnea. Más comúnmente, las úlceras son el resultado de una infección (consulte la sección anterior Conjuntivitis) y requieren una consulta oftalmológica urgente para cultivo e inicio de gotas antibióticas tópicas. Se puede desarrollar ulceración estéril ante la exposición relacionada con defectos palpebrales, lagoftalmos o córnea neurotrófica.

> Disgenesia del segmento anterior

La disgenesia del segmento anterior (DSA) abarca varios trastornos del desarrollo de los componentes del segmento anterior del ojo (córnea, iris, cristalino y humor acuoso). A menudo, la característica clínica de presentación es una opacificación o enturbiamiento de la córnea u otras anomalías estructurales del iris o del cristalino visibles en un examen con linterna.

El glaucoma secundario es común en estos pacientes. El trastorno de DSA más común es la anomalía de Peters, que se presenta con opacidad corneal central variable a menudo con hebras de iris adheridas a la córnea posterior. A veces, el cristalino también se ve afectado. En el otro extremo del espectro está el síndrome de Peters-plus, que es una anomalía de Peters con defectos cerebrales congénitos asociados, defectos cardíacos y anomalías craneofaciales. Todos los pacientes con sospecha de DSA requieren evaluación oftálmica y posiblemente una evaluación sistémica completa en función del presunto diagnóstico. (11)

La esclerocórnea es una opacificación corneal congénita resultante del crecimiento interno de tejido escleral hacia la córnea periférica. Es una condición no progresiva y puede ser parte del espectro de DSA o producirse de forma aislada.

> Causa metabólica

La causa metabólica más común de opacidad o enturbiamiento corneal es la mucopolisacaridosis y sus variantes. Este enturbiamiento es el resultado de la acumulación en la córnea de productos de la vía metabólica y se presenta como una opacidad corneal difusa bilateral. Si se sospecha una etiología metabólica, está indicada la evaluación sistémica. La nubosidad densa es ambliogénica, por lo que además de tratar el trastorno subyacente, la principal intervención es la eventual cirugía corneal.

> Edema

Incluye diversas distrofias corneales congénitas presentes en o ocurridas después del nacimiento con distintos grados de opacidad o enturbiamiento corneal, generalmente causado por un defecto en el endotelio, o capa corneal más posterior. El patrón de opacidad puede ser parcheado o difuso y, por lo general, ambos ojos están afectados. La mayoría de las distrofias son hereditarias y no se asocian con enfermedad sistémica. Como en los trastornos metabólicos mencionados antes, el pilar de la intervención ocular es la cirugía.

> Dermoide

Un dermoide es un crecimiento excesivo de tejido benigno normal en una ubicación anormal. Puede crecer en cualquier parte del cuerpo, incluyendo la órbita o la superficie ocular. Normalmente, los dermoides de la superficie ocular crecen en el limbo o la unión de la córnea y la esclerótica, y aparecen como una lesión nodular blanca cubriendo una porción de la córnea. Dado que estos pueden causar ambliopía si obstruyen el eje visual así como irritación, la derivación a oftalmología está justificada por posible intervención quirúrgica.

> Coloboma del iris

A menudo identificados durante el examen de la pupila, los colobomas del iris se presentan como una pupila o tejido del iris de forma irregular, a menudo con apariencia de ojo de cerradura. Los colobomas son el resultado del cierre incompleto de la fisura embrionaria durante las primeras semanas de desarrollo, y típicamente ocurren en la cuadrante nasal inferior del iris.

Pueden ser esporádicos en ocurrencia o asociarse con varios síndromes genéticos, incluyendo el síndrome CHARGE (colobomas, defectos cardíacos, atresia de las coanas nasales, restricción del desarrollo, anomalías genitourinarias, anomalías del oído y la audición) y el síndrome de coloboma renal entre muchos otros, por lo que a menudo se justifica la consulta genética. Además, está indicada la derivación a oftalmología para evaluar colobomas o disgenesia en otras estructuras oculares.

> Aniridia

La aniridia se refiere a la hipoplasia o ausencia de tejido del iris. En el examen, el tejido del iris puede variar desde la aparición de una pupila persistentemente grande o dilatada hasta un simple muñón del iris cerca del limbo. Aproximadamente dos tercios de los casos de aniridia son anomalías aisladas heredadas de una manera genética dominante con expresividad variable.

Es importante tener en cuenta que un subconjunto de casos esporádicos de aniridia son parte del síndrome WAGR (Tumor de Wilms, aniridia, anomalías genitourinarias y discapacidad [anteriormente conocida como retraso mental]) y por lo tanto, estos pacientes tienen riesgo de desarrollar un tumor de Wilms.

Los trastornos oculares adicionales asociados con la aniridia incluyen hipoplasia foveal, cataratas, glaucoma y anormalidades corneales. Por lo tanto, se justifica la derivación a oftalmología en todos los casos de aniridia y el pronóstico visual es muy variable dependiendo de la extensión de los defectos estructurales adicionales. (12)

> Cristalino

Las cataratas congénitas pueden variar desde un pequeño punto central blanco a una opacificación difusa del cristalino visible en la prueba del reflejo rojo como un punto negro o mancha en el reflejo a una atenuación significativa del reflejo o leucocoria debido al bloqueo de

la luz por el cristalino opacificado. Las cataratas unilaterales son típicamente esporádicas. La vasculatura fetal persistente es un tipo de catarata congénita asociada con microftalmia, alargamiento de los procesos ciliares, y un tallo que se extiende desde la superficie posterior del cristalino al nervio óptico. Los casos severos pueden implicar desprendimiento de retina.

Las cataratas bilaterales, por el contrario, son más comúnmente causadas por una mutación genética hereditaria o asociadas con anomalías sistémicas como trastornos metabólicos (galactosemia, hipocalcemia, etc.), infección (ej., TORCH [toxoplasmosis, otros agentes, rubéola, citomegalovirus, e infecciones por herpes simple]) o síndromes como la trisomía 21. Aunque es importante realizar una adecuada evaluación de estos casos, la mayoría de las cataratas bilaterales no tiene una causa identificable. (13)

Segmento posterior

> Retinoblastoma

El retinoblastoma es el tumor ocular primario más común en niños y puede afectar a uno o ambos ojos. El signo de presentación más común es la leucocoria en la prueba del reflejo rojo. El retinoblastoma se trata en detalle en un artículo separado y, por lo tanto, no se discute más aquí.

> Retinopatía del prematuro

La retinopatía del prematuro (ROP) es una complicación ocular relacionada con la prematuridad que se distingue por la neovascularización de la retina, lo que provoca desprendimiento de retina y ceguera en los casos más graves.

Debido a que la ROP se asocia con menor edad gestacional y peso al nacer, los criterios para su detección incluyen:

1) peso al nacer ≤ 1.500 g,
2) edad gestacional ≤ 30 semanas, o
3) lactantes con un curso clínico inestable y considerados por su  neonatólogo/pediatra como de alto riesgo para ROP. (14)

Hemorragias retinianas

> Las hemorragias del fondo de ojo son comunes entre los recién nacidos, presentes en aproximadamente el 20% al 34% de los lactantes. (16) (17)  Las hemorragias pueden afectar los 4 cuadrantes y múltiples capas. Son más comunes en partos vaginales (específicamente partos asistidos por vacío) en comparación con las cesáreas y se cree que son causadas por un aumento agudo de la presión intracraneal cuando la cabeza pasa a través del canal del parto.

Pueden ser un hallazgo incidental en el examen ocular con dilatación por otras razones y no requieren ninguna intervención porque la mayoría de los casos se resuelven dentro de las 2 semanas posteriores al hallazgo inicial. (17) De manera similar, las hemorragias subconjuntivales también son un hallazgo común en el período neonatal luego de un parto vaginal o cesárea debido a la presión venosa elevada en la cabeza y el cuello por las contracciones uterinas. (18)

Es importante recordar que las hemorragias oculares también pueden ser evidencia de traumatismo craneoencefálico por maltrato en lactantes dentro de un contexto apropiado, y esta sospecha debe ser investigada con el equipo de subespecialistas correspondiente.

> Colobomas de retina/nervio óptico

Similar a los colobomas del iris, los colobomas de la retina o del nervio óptico son el resultado del cierre incompleto de la fisura embrionaria durante el desarrollo. La ubicación más común es el cuadrante nasal inferior de la estructura involucrada. Dependiendo del tamaño y la ubicación del coloboma, la agudeza visual puede variar significativamente, siendo el nistagmo temprano asociado un signo de mal pronóstico para la visión.

Los colobomas del segmento posterior pueden identificarse en el examen ocular del recién nacido como un reflejo rojo opaco o blanco. Numerosas anomalías sindrómicas y genéticas están asociadas con los colobomas oculares por lo que el enfoque multidisciplinario para la evaluación y el diagnóstico debe incluir al neonatólogo o pediatra, oftalmólogo, genetista y otros subespecialistas, en base a los hallazgos del examen clínico.

Aunque actualmente no hay tratamiento definitivo para los colobomas oculares del segmento posterior, estos pacientes deben ser seguidos por un oftalmólogo para asegurar la optimización de la visión a través de la corrección del error refractivo, el manejo del estrabismo, y la salud ocular general.

> Hipoplasia del nervio óptico

La hipoplasia del nervio óptico se caracteriza por una disminución del número de axones del nervio óptico que resultan en un nervio pequeño y, a menudo, de apariencia pálida o gris. Puede ser un hallazgo unilateral o bilateral, no progresivo, y  la agudeza visual asociada puede variar ampliamente de 20/20 a ninguna percepción de la luz.

Debido a la asociación común con defectos estructurales cerebrales de la línea media (ausencia de septum pellucidum, agenesia del cuerpo calloso, disfunción de la glándula pituitaria, etc.), la resonancia magnética (RM) está indicada en pacientes con este diagnóstico, así como la derivación a subespecialidades apropiadas como endocrinología, dependiendo de los hallazgos en la imagen. (19) De manera similar, hallazgos sugestivos de displasia septoóptica u otra anomalía nerviosa óptica en la RM deben motivar la derivación al oftalmólogo.

> Discapacidad visual cortical

La discapacidad visual cortical (cerebral) (DVC) es actualmente la causa principal de discapacidad visual significativa en niños en países desarrollados como resultado de una mayor sobrevida de los lactantes prematuros. (20) Se caracteriza por una respuesta visual disminuida causada por un problema neurológico que afecta la parte visual del cerebro. Esto puede manifestarse como disminución de la agudeza visual, déficit del campo visual o anomalías en el procesamiento visual.

La DVC tiene múltiples factores etiológicos, todos los cuales derivan del daño cerebral que ocurre en el período perinatal o de anomalías estructurales en los centros de procesamiento visual del cerebro. La causa más común es la lesión cerebral hipóxico-isquémica; a menudo, la DVC puede coexistir con otros trastornos neurológicos. Típicamente, estos niños tienen hallazgos normales en el examen anatómico del ojo o una afección ocular que no puede explicar el grado de función visual anormal observado. (21)

A menudo, la discapacidad visual secundaria a las causas neurológicas mencionadas no es evidente al nacer, sino que los signos y síntomas se manifiestan con el tiempo. En ausencia de cualquier anomalía estructural o anatómica observada en un examen ocular cuidadoso por el neonatólogo o el pediatra que provocaría una derivación más rápida, un comportamiento visual deficiente, un estrabismo persistente o movimientos oculares anormales más allá de los 3 meses de edad justifica la evaluación exhaustiva por parte de un oftalmólogo. La intervención temprana con servicios de baja visión es importante para ayudar a los niños afectados a optimizar su función visual y desarrollo general.

Resumen

  • En base a las guías de práctica actual, el examen ocular es un componente crítico de la evaluación de neonatos y lactantes. (1)
     
  • Los estudios sugieren que una prueba de reflejo rojo anormal, cuando se realiza correctamente, es muy específica para detectar patología ocular que requiera derivación a oftalmología. (22)
     
  • El conocimiento de las anomalías oculares comunes así como su identificación en el examen de rutina es una habilidad esencial que deben desarrollar los neonatólogos.

 

Comentario

Las alteraciones oculares en los primeros meses de vida por una variedad de factores estructurales o anatómicos pueden tener consecuencias graves a corto y largo plazo por alteración del desarrollo de la visión.

Por lo tanto, el examen ocular es un componente esencial de la evaluación del neonato, ya que el diagnóstico precoz y la derivación al especialista pueden tener un impacto crítico en el pronóstico de muchas de estas condiciones oculares.

Los neonatólogos y pediatras deben estar familiarizados con el examen visual de rutina y deben conocer las anomalías oculares más frecuentes para actuar en consecuencia o realizar la interconsultas pertinentes.

Tabla 1. Diagnóstico diferencial para el reflejo rojo anormal

Ubicación

Diagnóstico

 Segmento anterior

 Opacidad corneal

 Catarata congénita

  •  Heredada
  •  Vasculatura fetal persistente
  •  Metabólica
  •  Infecciosa

 Segmento posterior (leucocoria)

 Desprendimiento de retina

  • Enfermedad de Coats
  • Enfermedad de Norrie
  • Retinopatía del prematuro
  • Incontinentia pigmenti

 Retinoblastoma
 Coloboma

  • Retina
  • Nervio óptico

 Hemorragia vítrea
 Infección

  • Toxocariasis
  • Endoftalmitis

 Uveítis
 Capa de fibras nerviosas mielinizadas


Resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol