Registro Nacional para antipsicóticos atípicos del Hospital General de Massachusetts

Seguridad reproductiva de los antipsicóticos de segunda generación

Actualización sobre la seguridad reproductiva de los antipsicóticos de segunda generación

Autor/a: Adele C. Viguera, Marlene P. Freeman, Lina Góez-Mogollón, Alexandra Z. Sosinsky y otros

Fuente: J Clin Psychiatry 2021;82(4):20m13745

Introducción

Los antipsicóticos atípicos se utilizan cada vez más en mujeres en edad reproductiva como terapia primaria o adjunta a través de una amplia gama de trastornos psiquiátricos (incluyendo trastorno bipolar, esquizofrenia, depresión unipolar y trastornos de ansiedad), por lo que se incrementa la necesidad de información sobre seguridad reproductiva precisa de estos medicamentos.

El Registro Nacional de Embarazo para Antipsicóticos Atípicos (NPRAA por su sigla en inglés) es un mecanismo oportuno e ideal para recopilar importantes datos de seguridad reproductiva de los antipsicóticos de segunda generación (ASGs).

El Registro es el primer registro de embarazo basado en hospitales en América del Norte que examina de manera sistemática y prospectiva el riesgo de malformaciones entre los bebés expuestos en el útero a los ASGs. El objetivo de este informe es presentar resultados actualizados de la NPRAA desde la última publicación que describe datos de seguridad reproductiva para esta clase de psicotrópicos.

Métodos

Esta cohorte prospectiva en curso sigue a mujeres embarazadas con enfermedad psiquiátrica, de 18 a 45 años de edad, que están expuestas y no expuestas a ASGs durante el embarazo. Estos medicamentos incluyen aripiprazol, aripiprazol lauroxil, asenapina, clozapina, iloperidona, lurasidona, olanzapina, pamoato de olanzapina, paliperidona, quetiapina, risperidona, ziprasidona, brexpiprazol, cariprazina y palmitato de paliperidona.

El grupo expuesto consiste en mujeres que usaron al menos un ASG durante el primer trimestre del embarazo. El grupo de comparación está formado por mujeres con antecedentes de problemas psiquiátricos que están siendo tratadas con una variedad de medicamentos psicotrópicos distintos de los ASGs.

Los participantes son entrevistados por teléfono 3 veces a lo largo del embarazo: al momento de la inscripción, a los 7 meses y a los 3 meses posparto. La entrevista inicial informa sobre características demográficas, uso de medicamentos y cambios de dosis (si los hay, antes y durante embarazo), hábitos sociales (tabaquismo, consumo de alcohol, y uso de drogas ilícitas), antecedentes médicos, psiquiátricos y familiares de defectos de nacimiento.

La entrevista de los 7 meses recopila datos sobre cambios en la medicación o la dosis y problemas médicos durante el embarazo. Durante la entrevista final posparto, se obtiene información sobre farmacoterapia, trabajo de parto, parto, y resultados de salud neonatal.

Los datos de resultados también se obtienen a través de revisión de informes médicos de obstetricia, trabajo de parto y parto y pediatría.

El resultado primario es la presencia de una malformación mayor identificada dentro de los 6 meses posteriores al nacimiento. Malformación mayor se define como una anomalía estructural con importancia quirúrgica, clínica o cosmética.

Se exluyeron anomalías cromosómicas claras y de un solo gen. Otras exclusiones incluyeron malformaciones menores, deformaciones, marcas de nacimiento, características fisiológicas debido a prematuridad y cualquier hallazgo por ecografía prenatal o en cirugía (o autopsia) que no fue identificado por un pediatra examinador (u otro profesional médico).

Los resultados secundarios incluyen resultados neonatales, obstétricos y neuroconductuales que no están incluidos en este análisis.

Resultados

Entre el inicio del NPRAA en noviembre de 2008 y el punto de corte del análisis de datos del 9 de abril de 2020 se inscribió un total de 1906 mujeres.

Para este análisis, 1311 personas eran elegibles en base a la finalización de la entrevista posparto; 621 tuvieron exposición en el primer trimestre a un antipsicótico atípico, y 690 no tenían exposición a un antipsicótico atípico durante el embarazo.

Las mujeres restantes en la muestra no fueron elegibles porque o bien no habían completado su entrevista posparto o abandonaron el estudio, se perdieron para seguimiento, o tuvieron un aborto espontáneo o terapéutico sin malformación mayor conocida. 48 mujeres adicionales no fueron incluidas porque estuvieron expuestas a un antipsicótico atípico durante su segundo o tercer trimestre, pero no durante el primer trimestre.

Las participantes expuestas tenían mayor edad en el inicio de su diagnóstico psiquiátrico primario y menor proporción de enfermedad a lo largo de la vida que aquellas no expuestas a un antipsicótico atípico.

Las mujeres del grupo expuesto eran más propensas a tener un diagnóstico de trastorno bipolar que aquellas en el grupo no expuesto; las del grupo no expuesto tuvieron más probabilidades de tener un diagnóstico primario de depresión mayor o ansiedad.

En orden de prevalencia, los antipsicóticos atípicos más utilizados en el grupo expuesto fueron quetiapina, aripiprazol y lurasidona. Entre los 640 bebés expuestos a ASGs se identificaron 16 malformaciones mayores.

En el grupo de comparación de 704 bebés no expuestos se identificaron 14 malformaciones mayores. Se estimó la prevalencia en el grupo expuesto del 2,50% en comparación con el 1,99% en el grupo no expuesto.

Discusión

Basado en los datos actuales de este trabajo, la razón de probabilidad estimada para las malformaciones mayores fue 1,48 (IC 95 % 0,625–3,517). Por lo tanto, es probable que esta estimación de la razón de probabilidades sea menor que la de otros teratógenos importantes, aunque tampoco se pueden descartar efectos más modestos.

Los hallazgos actuales ​​son consistentes con algunos, pero no todos los estudios. Dos grandes estudios epidemiológicos informaron un aumento de 1,5 a 2 veces en el riesgo de malformaciones importantes. Además, también encontraron un aumento significativo de defectos cardíacos, principalmente defectos del tabique auricular y ventricular, entre los bebés expuestos a ASGs.

Si bien los defectos del tabique cardíaco se encuentran entre las malformaciones congénitas más comunes en la población general, también es muy probable que el sesgo de detección desempeñe un papel importante en la preponderancia de defectos cardíacos.

Es más probable que a las mujeres embarazadas en tratamiento con medicamentos antipsicóticos atípicos se les ofrezca una ecocardiografía fetal y mayor vigilancia en comparación con las mujeres que no toman tales medicamentos. Curiosamente, no observaron un aumento significativo de defectos cardíacos en este análisis.

También es tranquilizador que estos hallazgos sean consistentes con uno de los estudios más grandes hasta la fecha que involucra una muestra de más de un millón de mujeres. En ese estudio, la razón de riesgo estimada, después de ajustar por condiciones psiquiátricas, fue 1,05 (IC 95 % 0,96–1,16) entre lactantes expuestos versus no expuestos a ASGs, demostrando que no hay mayor riesgo de malformaciones importantes para la medicación como clase.

Además, una característica de un teratógeno es que tiende a causar un tipo o patrón específico de malformaciones. No encontraron preponderancia de un solo tipo de malformación mayor o patrón específico de malformaciones entre los grupos expuestos y no expuestos. Sin embargo, el riesgo absoluto de una malformación en el grupo no expuesto fue del 1,99%, que fue más bajo de lo esperado y puede deberse a un error aleatorio o tasas más altas de comportamiento saludable en las mujeres que eligen inscribirse en un registro de embarazo.

En conclusión, los resultados de los autores sugieren que el uso de antipsicóticos atípicos durante el primer trimestre no aumenta sustancialmente el riesgo de malformaciones mayores.

Una importante implicación clínica de estos hallazgos es que para las mujeres con trastornos mayores del estado de ánimo y/o trastornos psicóticos, el tratamiento con un antipsicótico atípico durante el embarazo puede ser la decisión clínica más prudente, como se recomienda continuar el tratamiento en mujeres embarazadas con otras afecciones médicas graves y crónicas, como la epilepsia.