¿No puede recordar el nombre de ese compañero de trabajo? ¿Se le perdieron las llaves de nuevo? No se estrese. Un estudio reciente encuentra que casi todo el mundo sufre de lapsos en la memoria a medida que envejece, y que los hombres son más vulnerables a los fallos de la memoria que las mujeres.
El estudio también reportó que las habilidades de memoria y el volumen cerebral de las personas por lo general declinan con la edad. Y, en un giro sorprendente, esto parece tener poco que ver con la acumulación de "placas" cerebrales que son la característica de la enfermedad de Alzheimer, sugiere el estudio.
Los investigadores señalaron que sus hallazgos desafían una opinión prevalente sobre el cerebro que envejece.
Los expertos han especulado que cuando los adultos mayores comienzan a tener lapsos de memoria, quizá sea señal de Alzheimer, y que probablemente se relacione con los aglutinamientos anómalos de una proteína llamada beta amiloidea que se acumula en el cerebro.
"Pero nuestros hallazgos sugieren que la memoria en realidad declina en casi todo el mundo, y bien antes de que haya alguna deposición de amiloidea en el cerebro", señaló el Dr. Clifford Jack, investigador de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, que dirigió el estudio.
Los depósitos de beta amiloidea, comúnmente conocidos como placas, siguen siendo una característica de la enfermedad de Alzheimer, señaló Jack. Pero los nuevos hallazgos sugieren que no "inician" el proceso de la enfermedad, sino que ocurren posteriormente.
"Parece haber un efecto profundo del envejecimiento en sí sobre la memoria, independiente de la amiloidea", planteó Jack. "Creemos que la patología [amiloidea] tiende a surgir a una edad más avanzada, acelerando un declive preexistente en la memoria".
Según Jack, eso es una buena noticia.
"El declive de la memoria que las personas con frecuencia experimentan a medida que envejecen no es por lo general un indicador de una patología subyacente de Alzheimer", aseguró. "No significa de ninguna forma que la demencia sea inevitable".
Otros investigadores afirmaron que los hallazgos son "muy importantes".
"Lo que esto muestra con mucha claridad es que la memoria y el volumen cerebral declinan años antes de que haya algo de amiloidea", dijo el Dr. Charles DeCarli, profesor de neurología de la Universidad de California, en Davis.
El mensaje principal es que el declive mental relacionado con la edad "no es tan sencillo como nos gustaría", comentó DeCarli, que escribió un editorial publicado junto al estudio.
Los resultados se basan en más de 1,200 adultos de un condado de Minnesota. Todos tenían entre 30 y 95 años de edad, y no presentaban síntomas de demencia. Tomaron pruebas estándar de la memoria, y se sometieron a dos tipos de escáner cerebral: una IRM para medir el volumen del hipocampo (una estructura cerebral que tiene que ver con la memoria), y una TEP para buscar la acumulación de amiloidea.
Según Jack, los investigadores solo han contado con una tecnología capaz de ofrecer imágenes de la amiloidea en los últimos años.
Y lo que su equipo encontró fue sorprendente. En general, tanto la memoria como el volumen cerebral declinaron de forma gradual entre los 30 años y mediados de los 60 años de edad. Pero pocas personas mostraron alguna acumulación de amiloidea en ese periodo. No fue más o menos hasta los 70 años cuando hubo un aumento sustancial en la cantidad de personas que tenían resultados "positivos de amiloidea" en las TEP.
Esto fue así en particular entre las personas que portaban la variante genética APOE4, que se vincula con un riesgo de Alzheimer más alto del promedio. Las personas con la variante genética APOE4 comenzaron a mostrar amiloidea a una edad más temprana, y mostraron un aumento más marcado en la acumulación de amiloidea después de los 70.
Pero el estudio también encontró que los portadores del APOE4 no mostraban un declive más grande en la memoria ni en el volumen cerebral.
Jack dijo que el hallazgo sobre la memoria fue "un poco sorprendente". Pero anotó que todos los participantes del estudio estaban libres de demencia. Los portadores del APOE4 tienen un riesgo más alto de Alzheimer, pero ante la ausencia de éste, quizá no tengan una peor memoria que las personas que no portan el gen.
En vez de eso, los hombres tenían de forma constante una peor memoria que las mujeres, y (en proporción) un hipocampo más pequeño, a todas las edades, mostraron los hallazgos.
Otros estudios han hallado que a las mujeres les va mejor en las pruebas de memoria, pero Jack dijo que el hallazgo sigue siendo sorprendente. Señaló que "básicamente, esto dice que ser un hombre tiene un efecto mucho mayor en la memoria que ser un portador del APOE4".
Jack sospecha que la tasa más alta en los hombres de factores de riesgo cardiovascular, que se han vinculado cada vez más con el desarrollo de problemas de la memoria, podría ser un motivo de que los hombres tengan una peor memoria que las mujeres. O quizá la hormona estrógeno ofrezca algún factor protector a las mujeres, sugirió.
Antes de que los hombres entren en pánico, DeCarli anotó que la demencia en toda regla no es más común en los hombres que en las mujeres, aunque quizá eso se deba a que las mujeres viven más en general.
Entonces, si los depósitos de amiloidea no provocan el declive gradual en la memoria que tantas personas observan, ¿qué lo hace?
Jack apuntó a un culpable posible. Las enfermedades cardiacas, el accidente cerebrovascular y los factores de riesgo de esas afecciones, como la hipertensión y la diabetes. Todos pueden impedir el flujo sanguíneo al cerebro, y pueden hacer que el tejido cerebral se encoja.
DeCarli se mostró de acuerdo, pero dijo que también debe haber otros factores involucrados.
Mary Sano, investigadora del Alzheimer en Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, dijo que los hallazgos son "emocionantes".
Gran parte de la investigación que busca la prevención del Alzheimer se ha concentrado en la acumulación de amiloidea, anotó Sano. Pero este estudio sugiere que otras avenidas, incluyendo "intervenciones que se enfoquen en el volumen cerebral", también deben explorarse, planteó.
¿Y cómo se cambia el volumen cerebral? El ejercicio es una posibilidad. "La investigación ha mostrado que la actividad física podría ralentizar la pérdida de volumen cerebral que sucede con la edad", comentó Sano.
Para DeCarli, los hallazgos resaltan todo lo que le falta por aprender a los científicos sobre el cerebro que envejece, y sobre el envejecimiento en general.
"¿Por qué se pone la piel reseca a medida que se envejece?", preguntó. "¿Por qué salen canas? En realidad no sabemos mucho sobre el envejecimiento".
Los resultados del estudio aparecen en la edición en línea del 16 de marzo de la revista JAMA Neurology.
FUENTES: Clifford Jack, Jr., M.D., professor, radiology, Mayo Clinic, Rochester, Minn.; Charles DeCarli, M.D., University of California, Davis, Sacramento, Calif.; Mary Sano, Ph.D., director, Alzheimer's Disease Research Center, professor, psychiatry, Mount Sinai Icahn School of Medicine, New York City; March 16, 2015, JAMA Neurology