Las personas promedio que sufren una conmoción cerebral podrían tener tres veces más probabilidades de suicidarse años después de sufrir la lesión en el cerebro, sugiere un nuevo estudio canadiense.
Además, el riesgo a largo plazo de suicidio parece aumentar incluso más si la lesión en la cabeza se produce en un fin de semana, hallaron los investigadores.
Según estos resultados, los seres queridos y los médicos deben vigilar de cerca a cualquiera que haya sufrido una conmoción, aunque la lesión en la cabeza haya sucedido años antes, aconsejó el autor principal, el Dr. Donald Redelmeier, científico principal del Instituto de Ciencias de la Evaluación Clínica y médico del Centro de Ciencias de la Salud Sunnybrook, en Toronto.
"Nadie se suicida en las semanas o meses posteriores a la conmoción", dijo Redelmeier, y anotó que el suicidio tendía a ocurrir, en promedio, casi seis años después de la lesión en la cabeza.
Pero es importante anotar que este estudio solo mostró una asociación entre la conmoción y el suicidio, no probó un vínculo causal.
La mayor parte de la investigación sobre los efectos a largo plazo de las conmociones ha sido con veteranos militares y deportistas profesionales, señaló Redelmeier. Pero él y sus colaboradores deseaban investigar si las conmociones cerebrales comunes provocan algún problema duradero en la población general.
Estudiaron expedientes médicos para encontrar a todo adulto diagnosticado con una conmoción cerebral en cualquier lugar de Ontario en un periodo de dos décadas. Los investigadores buscaron a personas que habían sufrido conmociones, pero que no necesitaron una cirugía ni ser hospitalizadas, explicó Redelmeier. Hallaron a más de 235,000 personas que sufrieron una conmoción. De este grupo, 677 se suicidaron.
Los pacientes de conmoción al final tuvieron una tasa de suicidio de 31 por cada 100,000 personas al año, hallaron los investigadores. Eso es más del triple respecto a la tasa promedio de suicidio en Canadá, de 9 por cada 100,000 personas al año, apuntó Redelmeier.
Los hallazgos del estudio aparecen en la edición del 8 de febrero de la revista CMAJ.
A las personas que sufrieron una conmoción durante el fin de semana les fue incluso peor, con una tasa de suicidio cuatro veces más alta, dijeron los investigadores.
El aumento en el riesgo persistió incluso después de que los investigadores tomaran en cuenta a las personas con antecedentes de problemas psiquiátricos.
"Esto, por sí mismo, es un hallazgo importante", dijo el Dr. Robert Glatter, médico de emergencias del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, y ex médico del equipo de fútbol americano New York Jets. "Simplemente sufrir una conmoción aumenta el riesgo de suicidio en pacientes sin antecedentes psiquiátricos. Todos los médicos de atención primaria y los pediatras deben estar conscientes de este estudio".
Las conmociones sufridas durante los fines de semana probablemente tengan efectos más duraderos debido a que reciben menos atención médica, sugirieron los expertos.
Las conmociones durante los días de semana por lo general ocurren en el trabajo, donde "con frecuencia tenemos un tipo de seguimiento más regimentado", dijo Glatter.
"Las personas son remitidas al departamento de emergencias tras esas lesiones porque se relacionan con el trabajo y serán compensadas por la atención de seguimiento", comentó.
Por otro lado, las conmociones producidas en un fin de semana con frecuencia se relacionan con las actividades de recreo o deportivas, dijeron Glatter y Redelmeier. Las personas se inclinan más por no hacerles caso a esas lesiones de cabeza y a no obtener una atención adecuada.
"Si quiere levantarse y volver a jugar, nadie le detendrá, y algunos de sus compañeros de equipo o sus entrenadores quizá incluso le animen a hacerlo", señaló Redelmeier.
Los expertos señalaron que hay varias teorías sobre por qué las conmociones podrían estar relacionadas con el riesgo de suicidio.
Se cree que las conmociones repetidas provocan lesiones duraderas en el cerebro que afectan a la química del mismo, lo que aumenta el riesgo de trastornos del estado de ánimo que pueden conducir al suicidio, explicó Glatter.
Estos hallazgos muestran que las conmociones podrían tener un impacto sobre la salud cerebral a largo plazo, añadió Redelmeier.
"Una conmoción no es buena para nadie", dijo Redelmeier. "Puede lesionar a cientos y cientos de neuronas dentro del cráneo, cada una de las cuales podría ser importante para algo".
Pero una conmoción también podría ser una señal de que una persona ya sufre de un trastorno del estado de ánimo que la hace más propensa a ser descuidada, impulsiva y, al final, al suicidio, anotó Redelmeier. En ese caso, una conmoción podría ser una indicación de un trastorno del estado de ánimo subyacente, y no un factor de riesgo directo de suicidio.
La Dra. Uzma Samadani, neurocirujana del Centro Médico del Condado de Hennepin en Minneapolis, dijo que el estudio refuerza la necesidad de mejorar la detección y el tratamiento de las conmociones.
Se deben desarrollar más pruebas, de una mayor variedad, para la conmoción, igual que hay distintas pruebas para medir la gravedad de un ataque cardiaco, planteó Samadani.
"Ahora no contamos con una forma universalmente aceptada de definirla, detectarla y diagnosticarla", lamentó. "Es una farsa. Obviamente no estamos haciendo lo suficiente".
Mientras tanto, los seres queridos no deben dudar en estar atentos a las señales de advertencia del suicidio e instar a las víctimas de conmociones a obtener ayuda si la necesitan, dijo la Dra. Vani Rao, profesora asociada de psiquiatría y ciencias de la conducta, y directora del programa de lesiones cerebrales de Johns Hopkins Medicine, en Baltimore.
Las señales de advertencia pueden incluir la depresión, el abuso de sustancias, los sentimientos de desesperanza, el hablar sobre impulsos suicidas, unos cambios extremos en el estado de ánimo o el retraimiento, según el Instituto Nacional de la Salud Mental de EE. UU.
"Los familiares deben recibir una educación sobre el riesgo de suicidio en las personas con lesiones cerebrales traumáticas, y si observan un cambio en la conducta o en el estado de ánimo se les debe enseñar a hacer preguntas y a buscar ayuda para sus seres queridos", comentó Rao.
Además, los pacientes de conmoción deben incluir su lesión en la cabeza en su expediente médico, igual que las alergias a los medicamentos o las cirugías anteriores, añadió Redelmeier.
"No lo olvide", aconsejó. "Si sufrió una conmoción grave hace 15 años, vale la pena recordárselo a la gente".
FUENTES: Donald Redelmeier, M.D., senior core scientist, Institute for Clinical Evaluative Sciences, and physician, Sunnybrook Health Sciences Center, Toronto; Robert Glatter, M.D., emergency physician, Lenox Hill Hospital, New York City, and former sideline physician, New York Jets; Uzma Samadani, M.D., neurosurgeon, Hennepin County Medical Center, Minneapolis; Vani Rao, M.D., associate professor, psychiatry and behavioral sciences and director of the brain injury program, Johns Hopkins Medicine, Baltimore; Feb. 8, 2016, CMAJ