Los médicos no deberían hacer pruebas de cáncer de tiroides a los pacientes sin síntomas de la enfermedad, según el borrador de la recomendación del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU.
Reafirma una recomendación publicada hace 20 años.
El cáncer de tiroides es raro en Estados Unidos. En 2016, se estima que se diagnosticarán 64,300 casos nuevos, lo que representa el 3.8 por ciento de todos los nuevos casos de cáncer. La tiroides es una glándula pequeña situada en el cuello que juega un papel clave para controlar el metabolismo.
"Aunque hay muy pocas evidencias de beneficios a partir de las pruebas de cáncer de tiroides, hay muchas evidencias de los daños significativos del tratamiento", dijo Karina Davidson, miembro del grupo de trabajo, y directora del Centro de Salud Conductual Cardiovascular del Centro Médico de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York.
"Y en los lugares en los que se ha probado la evaluación universal, no ha ayudado a las personas a vivir más tiempo ni con más salud", añadió en un comunicado de prensa del grupo de trabajo.
Los estudios de varios países sugieren que hacer pruebas generalizadas del cáncer de tiroides lleva a un exceso de diagnósticos, afirmó la presidenta del grupo de trabajo, la Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, profesora de medicina, epidemiología y bioestadísticas de la Universidad de California, San Francisco.
"Las personas que reciben tratamiento por tumores pequeños o que crecen lentamente se exponen a los riesgos de la cirugía o la radiación, pero no reciben ningún beneficio porque es poco probable que los tumores afecten a la salud de una persona a lo largo de su vida", dijo en el comunicado de prensa.
El grupo de trabajo acepta los comentarios públicos sobre el borrador de recomendación hasta el 26 de diciembre.
El grupo de trabajo es un panel independiente y voluntario formado por expertos estadounidenses en la prevención y en la medicina basada en evidencias.
FUENTE: U.S. Preventive Services Task Force