Muchos bebés con una forma poco común de epilepsia conocida como espasmos infantiles no reciben un diagnostico pronto, y ese retraso puede conducir a consecuencias devastadoras para la salud, indica una nueva investigación.
Los peculiares conjuntos de convulsiones por lo general se presentan entre los 4 y los 12 meses de edad, apuntó el investigador del estudio, el Dr. Shaun Hussain, profesor asistente de pediatría de la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA).
"Es completamente distinto de otros tipos de convulsiones", señaló Hussain. Duran más o menos un segundo. Típicamente, el niño baja la cabeza y alza los brazos de golpe. Los padres quizá no lo noten o crean que no es nada de qué preocuparse, apuntó el investigador.
Pero, si no se tratan, "los espasmos infantiles conducen a resultados terribles", advirtió Hussain, que también es director del Proyecto de Espasmos Infantiles de la UCLA.
Esos resultados pueden incluir autismo, epilepsia para toda la vida o retraso mental, dijo. Un retraso de incluso una semana en el diagnóstico y el tratamiento podría conducir a una reducción mensurable en la inteligencia, añadió.
Para este estudio, Hussain y sus colaboradores de la UCLA encuestaron a los padres de cien niños que sufrieron los espasmos. Casi la mitad esperaron un mes o más antes de recibir un diagnóstico preciso, encontró el estudio.
Solo un 29 por ciento de los niños fueron atendidos por un proveedor efectivo en un plazo de una semana del inicio de los espasmos, encontraron los investigadores.
En algunos, el retraso fue de varios años. Los niveles educativos de los padres, los ingresos de la familia, el seguro u otros factores no tuvieron ningún efecto sobre esos periodos, determinó el estudio.
En algunos casos, los médicos y pediatras no reconocieron la afección y descartaron las preocupaciones de los padres, encontró el equipo de Hussain.
Con frecuencia, los mismos padres llegaron al diagnóstico usando fuentes en internet.
Los espasmos sutiles pueden confundirse con problemas infantiles comunes como el cólico, dijo la Dra. Amy Brooks-Kayal, jefa de neurología pediátrica del Hospital Pediátrico de Colorado.
Brooks-Kayal y Hussain dijeron que los espasmos infantiles se pueden diagnosticar mediante una video-EEG (electroencefalografía). Esto se refiere a una monitorización de 24 horas o durante una noche que registra y graba los patrones de las ondas cerebrales.
"Si los padres están preocupados, deben solicitar una consulta con un neurólogo pediátrico para hacer un video-EEG y pedir que su proveedor de atención primaria facilite una cita urgente de forma que puedan ver al niño con rapidez", planteó Brooks-Kayal, que no participó en el estudio.
"La recomendación usual es de menos de dos semanas", dijo.
Brooks-Kayal añadió que en este nuevo informe "algo que se había sospechado hace mucho se ha cuantificado".
El trastorno de convulsiones infantiles afecta a alrededor de uno de cada 2,500 bebés de Estados Unidos, según los autores del estudio. Varias anomalías cerebrales, lesiones y daño por un accidente cerebrovascular o infección pueden provocar las convulsiones, dijo Hussain. En muchos casos, los médicos no pueden encontrar una causa clara.
Con frecuencia, un patrón caótico de ondas cerebrales conocido como hipsarritmia acompaña a los espasmos. El efecto cumulativo de esta combinación puede ser un daño incluso mayor, según Hussain.
El tratamiento de los espasmos infantiles incluye antiepilépticos o terapias hormonales. Pero éstos pueden tener efectos secundarios y no siempre funcionan, dijo Hussain. Algunos niños podrían necesitar cirugía.
Hussain presentó sus hallazgos esta semana en la reunión anual de la Sociedad Americana de la Epilepsia (American Epilepsy Society), en Houston. Los datos y conclusiones presentados en reuniones por lo general se consideran preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.
FUENTES: Shaun Hussain, M.D., M.S., director, Infantile Spasms Project, pediatric neurologist and assistant professor, pediatrics, David Geffen School of Medicine and Mattel Children's Hospital, University of California, Los Angeles; Amy Brooks-Kayal, M.D., chief, pediatric neurology, Children's Hospital Colorado and University of Colorado; American Epilepsy Society annual meeting, Dec. 4, 2016, Houston