Casi la mitad de todas las muertes por enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular (ACV) y diabetes en Estados Unidos se asocian con dietas que son pobres en ciertos alimentos y nutrientes, como las verduras, y que superan los límites óptimos de otros, como la sal, encuentra un nuevo estudio.
Usando estudios y ensayos clínicos disponibles, los investigadores identificaron los 10 factores dietéticos con las evidencias más firmes de una asociación protectora o nociva con la muerte debida a la enfermedad "cardiometabólica".
"No se trataba solo de que la dieta estadounidense tuviera demasiado de lo 'malo', sino que también carecía de suficiente de lo 'bueno'", dijo la autora líder, Renata Micha.
"Los estadounidenses no comen suficientes frutas, verduras, frutos secos/semillas, granos integrales, aceites vegetales y pescado", apuntó.
Micha es profesora asistente en la Facultad de Ciencias y Políticas de la Nutrición de la Universidad de Tufts, en Boston.
Los investigadores usaron datos de múltiples fuentes nacionales para examinar las muertes por enfermedades cardiometabólicas (enfermedad cardiaca, ACV y diabetes tipo 2) en 2012, y el rol que la dieta quizá haya desempeñado.
"En EE. UU. en 2012, observamos unas 700,000 muertes por esas enfermedades", dijo Micha. "Casi la mitad se asoció con ingestas inferiores a las óptimas de los 10 factores de la dieta combinados".
Un exceso de sal en la dieta de la gente fue el principal factor, y explicó casi un 10 por ciento de las muertes cardiometabólicas, según el análisis.
El estudio identifica 2,000 miligramos al día, o menos de 1 cucharadita de sal, como la cantidad óptima. Aunque los expertos no están de acuerdo respecto a qué tanto se debe reducir, hay un consenso general de que las personas consumen un exceso de sal, anotó Micha.
Otros factores clave en las muertes cardiometabólicas incluyeron una ingesta baja de frutos secos y semillas, grasas de omega 3 a partir del pescado y el marisco, verduras, frutas y granos integrales, y un consumo alto de carnes procesadas (como los fiambres) y bebidas endulzadas con azúcar.
Cada uno de esos factores explicó entre un 6 y un 9 por ciento de las muertes por enfermedad cardiaca, ACV y diabetes.
La ingesta "óptima" de alimentos y nutrientes se basaron en niveles asociados con un riesgo más bajo de enfermedad en los estudios y los ensayos clínicos. Mica advirtió que esos niveles no son concluyentes. La ingesta óptima "podría ser modestamente más baja o más alta", explicó.
Un consumo bajo de grasas poliinsaturadas (halladas en los aceites de soya, girasol y maíz) explicó poco más de un 2 por ciento de las muertes cardiometabólicas, según el estudio. Un consumo alto de carnes rojas no procesadas (como la ternera) fue responsable de menos del 0.5 por ciento de esas muertes, mostró el análisis.
La moraleja: "coma más de las cosas buenas y menos de las malas", aconsejó Micha.
Por ejemplo, se consideró que la ingesta óptima de verduras era de cuatro porciones al día. Esto equivaldría a más o menos 2 tazas de verduras cocidas o 4 tazas de verduras crudas, señaló.
Se consideró que la ingesta óptima de frutas era de tres porciones al día. "Por ejemplo, una manzana, una naranja y medio plátano de tamaño promedio", continuó.
"Y coma menos sal, carnes procesadas y bebidas endulzadas y azucaradas", dijo.
El estudio también encontró que una dieta mala se asociaba con una proporción más alta de muertes a unas edades más tempranas frente a unas edades mayores, entre las personas con unos niveles de educación más bajos frente a más altos, y entre las minorías frente a los blancos.
El Dr. Ashkan Afshin es profesor asistente en funciones de salud global en el Instituto de Medidas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington.
"Felicito a los autores del estudio actual por explorar factores sociodemográficos, como la etnia y el nivel educativo, y su rol en la relación entre la dieta y la enfermedad cardiometabólica", dijo Afshin, que no participó en el estudio.
"Es un área que merece más atención para que podamos comprender del todo la conexión entre la dieta y la salud", planteó.
El estudio no prueba que mejorar la dieta reduzca el riesgo de muerte por enfermedad cardiaca, ACV y diabetes, pero sugiere que los cambios en la dieta podrían tener un impacto.
"Es importante saber qué hábitos dietéticos son los que más afectan a la salud, de forma que las personas puedan realizar cambios saludables en la forma en que comen y en cómo alimentan a sus familias", señaló Afshin.
El estudio aparece en la edición del 7 de marzo de la revista Journal of the American Medical Association.
En un editorial que acompañó al estudio en la revista, investigadores de la Universidad de Johns Hopkins instaron a tener precaución al interpretar los hallazgos.
Según Noel Mueller y el Dr. Lawrence Appel, los resultados podrían estar sesgados debido a la cantidad de factores dietéticos incluidos, la interacción entre los factores dietéticos y la "fuerte suposición" de los autores de que la evidencia a partir de estudios observacionales implica una relación causal.
Aún así, los autores del editorial concluyeron que los beneficios probables de una mejora en la dieta "son sustanciales y justifican políticas diseñadas para mejorar la calidad de la dieta".
FUENTES: Renata Micha, R.D., Ph.D., assistant research professor, Friedman School of Nutrition Science and Policy, Tufts University, Boston; Ashkan Afshin, M.D., Sc.D., acting assistant professor of global health, Institute for Health Metrics and Evaluation, University of Washington, Seattle; March 7, 2017, Journal of the American Medical Association