La cirugía artroscópica "laparoscópica" se debe usar en raras ocasiones para reparar las articulaciones artríticas en las rodillas, señala un panel de expertos internacionales en unas nuevas directrices clínicas.
Los ensayos clínicos han mostrado que la cirugía laparoscópica no ayuda a las personas que sufren de artritis de las rodillas más que unos analgésicos leves, fisioterapia o perder peso, dijo el autor líder, el Dr. Reed Siemieniuk, investigador en salud de la Universidad de McMaster en Toronto, Canadá.
"Se puede afirmar con bastante firmeza que, desde una perspectiva a largo plazo, en realidad no ayuda para nada", comentó Siemieniuk. "Si supieran todas las evidencias que hay, casi nadie elegiría hacerse esta cirugía".
La cirugía laparoscópica es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes en el mundo, ya que se realizan más de dos millones cada año, apuntó Siemieniuk. Tan solo Estados Unidos gasta unos tres mil millones de dólares al año en ese procedimiento.
Las nuevas directrices, que aparecen en la edición en línea del 10 de mayo de BMJ, se publicaron como parte de la iniciativa de la revista de ofrecer recomendaciones actualizadas basadas en las evidencias más recientes. Las directrices realizan una recomendación contundente contra la artroscopia para casi todos los casos de enfermedad degenerativa de la rodilla.
Esto incluye a la osteoartritis además de las roturas de los meniscos, que son el cojín entre los dos huesos de las piernas en la rodilla, explicó Siemieniuk.
"Con la edad y el uso, el roce de los dos huesos puede descomponer ese cojín", dijo. "Es muy común ver pequeños desgarros y roturas en ese cojín en los pacientes con artritis".
Siemieniuk y sus colaboradores anotaron que un ensayo publicado en 2016 mostró que la cirugía no superaba a la terapia de ejercicio para los pacientes con roturas en un menisco.
A pesar de esta y otras evidencias médicas, la mayoría de directrices siguen recomendando la cirugía laparoscópica para las personas con roturas en el menisco, el inicio repentino de síntomas como dolor o inflamación, o dificultades entre leves y moderadas con el movimiento de la rodilla.
La cirugía artroscópica se realiza mediante pequeñas incisiones a través de las cuales se insertan una cámara y unos instrumentos minúsculos. Los médicos pueden extirpar o reparar el tejido dañado sin tener que abrir la rodilla.
La Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (American Academy of Orthopaedic Surgeons) desaconseja actualmente realizar la cirugía artroscópica en pacientes con una osteoartritis de rodilla en toda regla, dijo el Dr. Kevin Shea, vocero de la academia.
"La mayoría de cirujanos ortopédicos han reducido de forma dramática la cirugía artroscópica en los pacientes con artritis degenerativa", comentó Shea. "La mayoría de los que conozco la han abandonado a lo largo de los últimos 10 o 15 años".
Pero la cirugía artroscópica aún puede ayudar a las personas con problemas del movimiento provocados por las roturas de menisco que no han desarrollado osteoartritis moderada o grave, afirmó Shea.
Esos pacientes se deben tratar primero con analgésicos leves y terapia de ejercicio, pero la cirugía laparoscópica debe seguir siendo una opción para ellos, añadió. Shea es cirujano ortopédico en Boise, Idaho.
"No hace mucho, operé a una maestra de escuela de 67 años que es una entusiasta esquiadora", dijo Shea. "No tenía artritis de rodilla, pero sí una inmensa rotura de menisco que se bloqueaba, se enganchaba y se salía. No ofrecerle un tratamiento no habría sido justo".
Según las directrices de la BMJ, los pacientes con rotura de menisco deben ser tratados con analgésicos y fisioterapia, además de perder peso si tienen sobrepeso, dijo Siemieniuk. La cirugía para reemplazar la rodilla es la última opción de tratamiento, realizada una vez la degeneración ha avanzado hasta el punto en que ninguna otra terapia funciona.
Los médicos y hospitales tienen un incentivo financiero para realizar cirugías laparoscópicas innecesarias, pero Siemieniuk comentó que esas cirugías podrían ser impulsadas por el deseo de tratar una dolorosa afección médica.
"Es difícil eliminar una de las opciones de las personas ante el dolor crónico de rodilla y la artritis, que pueden ser tan debilitantes", planteó. "Y los pacientes tienen la expectativa que cuando ven a un cirujano, el cirujano tendrá algo que podrá ofrecerles".
La inercia también podría tener un rol. "Es mucho más fácil introducir un nuevo tratamiento en la práctica clínica que eliminar uno que luego averiguamos que no funcionaba", advirtió Siemieniuk. "Es lo que vemos aquí".
La cirugía laparoscópica tiene sus desventajas. La recuperación puede durar entre tres días y seis semanas, apuntó Siemieniuk, y hay un riesgo de coágulos sanguíneos o infección en la rodilla.
Los pacientes deben realizar un proceso compartido de toma de decisiones con el cirujano, y cuestionar si la cirugía en realidad les ayudará, planteó.
La cirugía todavía puede ser útil para arreglar los ligamentos rotos o el daño provocado por un traumatismo grave, aseguró Siemieniuk. Pero en la mayoría de los casos, dadas las evidencias, las aseguradoras "podrían decidir no financiarla, lo que creo que sería apropiado", comentó.
FUENTES: Reed Siemieniuk, M.D., Ph.D., health researcher, McMaster University, Toronto, Canada; Kevin Shea, M.D., orthopedic surgeon, Boise, Idaho; May 10, 2017, BMJ