Desarrollo atípico de la mirada social

¿Cómo se desarrolla la atención social en los niños autistas?

Es importante es que las intervenciones terapéuticas se dirijan a la atención social en una etapa muy temprana

Autor/a: Nada Kojovic, Sezen Cekic, Santiago Herce Castañón, Martina Franchini, Holger Franz Sperdin, et al.

Fuente: Unraveling the developmental dynamic of visual exploration of social interactions in autism

Desentrañando la dinámica del desarrollo de la exploración visual de las interacciones sociales en el autismo

Resumen:

El despliegue atípico de la mirada social está presente desde el principio en niños pequeños con trastornos del espectro autista (TEA). Sin embargo, los estudios que caracterizan la dinámica de desarrollo detrás de esto son escasos. Aquí utilizamos un método basado en datos para delinear el cambio de desarrollo en la exploración visual de la interacción social durante los años de la niñez en el autismo. Se adquirieron datos longitudinales de seguimiento ocular cuando niños con TEA y sus compañeros con desarrollo típico (TD) exploraban libremente una película corta de dibujos animados. 

Encontramos patrones de mirada divergentes momento a momento en niños con TEA en comparación con sus pares con TD. Esta divergencia fue particularmente evidente en secuencias que mostraban interacciones sociales entre personajes y más aún en niños con niveles funcionales y de desarrollo más bajos. Las propiedades visuales básicas de la escena animada no tuvieron en cuenta la divergencia mejorada. Durante los años de la niñez, estas diferencias aumentaron dramáticamente hasta volverse más idiosincrásicas. Estos hallazgos sugieren que la atención social debería centrarse en las primeras etapas de los tratamientos clínicos.


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A medida que crecen, los niños centran cada vez más su atención en elementos sociales de su entorno, como rostros o interacciones sociales. Sin embargo, los niños con autismo suelen estar más interesados ​​en estímulos no sociales, como texturas o formas geométricas. Al rastrear hacia dónde miran los niños mientras ven una caricatura, un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE) ha revelado que la atención en los niños autistas no sigue la misma trayectoria de desarrollo que la de los niños con un desarrollo típico.

En cambio, cada uno desarrolla gradualmente sus propias preferencias de atención únicas. Estos resultados, publicados en eLife, abogan a favor de intervenciones tempranas destinadas a mejorar la atención social, lo que podría ayudar a guiar a los niños autistas hacia cursos de desarrollo más parecidos a los de sus pares, allanando el camino para un apoyo personalizado e individualizado.

Desde el nacimiento, los bebés están dotados de habilidades innatas que son cruciales para su supervivencia y adaptación. Entre estas habilidades se encuentra un complejo sistema de atención, finamente afinado para detectar la presencia de otros. Así, desde el principio de su vida, los recién nacidos muestran fascinación por los rostros y las configuraciones que se parecen a rostros, especialmente las que se mueven. Esta preferencia por el movimiento en las primeras etapas de la vida es vital para el desarrollo, ya que sirve como motor principal de la exploración y la interacción con el medio ambiente y, en última instancia, sienta las bases para interacciones sociales más complejas.

Sin embargo, esta atención social fundamental y ampliamente compartida puede verse afectada en niños con trastornos del espectro autista (TEA). Esta condición de desarrollo neurológico altamente diversa se caracteriza por comportamientos repetitivos e intereses específicos acompañados de desafíos importantes en la comunicación y las interacciones sociales.

Registro visual

¿Estos desafíos sociales se expresan de la misma manera en todos los niños con TEA? ¿Varían según la intensidad del trastorno y/o la edad? Utilizando un dispositivo de seguimiento ocular que registra los movimientos oculares en tiempo real, un equipo de UNIGE analizó las preferencias visuales de 166 niños con TEA y 51 niños con desarrollo típico (TD) mientras veían libremente una caricatura corta. Los participantes, todos niños para la homogeneidad de la muestra, tenían entre dos y siete años de edad, y fueron evaluados repetidamente a medida que se desarrollaban.

''Cada niño vio una caricatura de tres minutos que mostraba a un burrito en diversas situaciones sociales, sin instrucciones específicas. "No se trata de una caricatura diseñada especialmente para nuestro estudio, sino más bien de una que es muy popular entre los niños de este grupo de edad", explica Nada Kojovic, becaria postdoctoral en el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de UNIGE y primera autora del estudiar.

Atención desincronizada en el TEA

Se observa que los niños con un desarrollo típico centran su atención en las interacciones sociales entre los personajes y, a medida que crecen, miran cada vez más los mismos elementos sociales en una escena. Este fenómeno de "sincronización" observado en niños con desarrollo típico está ausente en los niños con TEA. Estos últimos muestran interés en otros tipos de estímulos, como objetos o ciertas irregularidades en el escenario de los dibujos animados, y con el tiempo cada niño con TEA desarrolla sus propias preferencias visuales únicas.

''Es probable que podamos identificar subgrupos con preferencias comunes entre los niños con TEA, pero no existe una sincronización real de la atención a lo largo de su desarrollo, a diferencia de lo que se observa en los niños con TD. Es la primera vez que un estudio pone de relieve este fenómeno del desarrollo'', afirma Daphné Bavelier, profesora titular de la Sección de Psicología de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la UNIGE y coautora del estudio.

Los investigadores también observaron que los niños autistas cuya mirada era más parecida a la de los de desarrollo típico funcionan mejor en la vida cotidiana y tienen mejores habilidades cognitivas. Y, lo que es más importante, la forma en que un niño ve una escena social, como la caricatura utilizada aquí, puede usarse para predecir futuras dificultades sociales.

A favor de la intervención temprana

''Estos hallazgos muestran cuán importante es que las intervenciones terapéuticas se dirijan a la atención social en una etapa muy temprana en los niños con TEA, especialmente aquellos con mayor retraso en el desarrollo. De hecho, este trabajo muestra que si los niños autistas no muestran interés en las interacciones sociales desde el principio, se desinteresarán cada vez más en ellas", explica Marie Schaer, profesora asociada del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de UNIGE, quien dirigió este estudio.

En el futuro, el equipo de investigación de UNIGE planea aplicar su método de seguimiento ocular para evaluar a los niños que se han beneficiado de una intervención conductual conocida como Early Start Denver Model (ESDM). Esta intervención conductual intensiva, desarrollada en los Estados Unidos, está diseñada para mejorar las habilidades de comunicación en niños pequeños autistas a través de interacciones lúdicas. Desde 2012, más de cien niños autistas menores de tres años se han beneficiado de este método en Ginebra, con resultados alentadores. Los investigadores esperan que su innovadora técnica de seguimiento ocular arroje luz sobre cómo esta intervención conductual contribuye al progreso de los niños con TEA, proporcionando una herramienta única para mejorar las estrategias para apoyar su desarrollo.