Los datos preliminares sugieren que las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de padecer COVID-19 grave. Sin embargo, como los datos sobre los parámetros metabólicos (como el IMC y los niveles de glucosa e insulina) en pacientes con COVID-19 son escasos, se necesita más información para mejorar nuestra comprensión de COVID-19 y la atención de los pacientes afectados. |
En China, la vejez (≥65 años) y la presencia de comorbilidades se asocian con un curso más grave de COVID-19 en pacientes infectados con el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2). Entre las comorbilidades, se encontró la tasa de mortalidad más alta para las enfermedades cardiovasculares (ECV) (10,5%) y diabetes mellitus (7,3%), seguida de enfermedades respiratorias crónicas (6,3%), hipertensión (6,0%) y el cáncer (5,6%)1.
Se está discutiendo un vínculo endócrino y metabólico directo entre la hipertensión y la diabetes mellitus y la infección por coronavirus, que podría implicar la enzima convertidora de angiotensina 2 2.
Datos iniciales
Estudios de China1 y la región italiana de Lombardía3 que han notificado comorbilidades en pacientes con COVID-19 no proporcionaron datos sobre el peso corporal y la altura, que se utilizan para estimar la masa de tejido adiposo mediante el cálculo del IMC.
Un estudio descriptivo de una pequeña muestra de 24 pacientes (63% hombres) en estado crítico diagnosticados con COVID-19 en la región de Seattle fue uno de los primeros en reportar datos de IMC (3 pacientes con un IMC en la categoría normal, 7 con sobrepeso, 13 con obesidad y 1 con datos faltantes).
Aunque las cifras son demasiado pequeñas para análisis estadísticos significativos, el 85% de los pacientes con obesidad requirieron ventilación mecánica y el 62% de los pacientes con obesidad murieron.
Estas proporciones son mayores que las de los pacientes sin obesidad, en las que el 64% requirió ventilación mecánica y el 36% murió4.
Como la ECV y la diabetes mellitus están fuertemente asociadas con la masa elevada del tejido adiposo5, un IMC alto podría ser un factor de riesgo importante para un curso grave de la enfermedad, en particular de neumonía, en estos pacientes.
La preocupación por los efectos del IMC está aún más corroborada por datos preliminares de Shenzhen, China y Nueva York, EE. UU (los datos no han sido revisados por pares). Entre 383 pacientes de Shenzhen con COVID-19, el sobrepeso se asoció con un 86% más, y la obesidad con un 142% más de riesgo de desarrollar neumonía grave en comparación con los pacientes de peso normal6.
Entre 4.103 pacientes con COVID-19 en un sistema de salud académico en la ciudad de Nueva York, un IMC >40 kg/m2 fue el segundo predictor independiente más fuerte de la hospitalización, después de la vejez7.
Además, en un pequeño estudio de un hospital universitario de Lille, Francia, que informó datos de 124 pacientes con COVID-19, la necesidad de ventilación mecánica invasiva se asoció con un IMC de 35 kg/m2, independientemente de otras comorbilidades8.
Se cree que los parámetros que median este alto riesgo incluyen una mecánica respiratoria deteriorada, el aumento de la resistencia de las vías respiratorias y un deficiente intercambio de gases, así como otras características fisiopatológicas de la obesidad, como la debilidad de los músculos respiratorios y los bajos volúmenes pulmonares9. |
La paradoja de la obesidad
No obstante, se ha observado una paradoja de supervivencia de la obesidad en pacientes con neumonía. Es decir, a pesar del mayor riesgo de neumonía y las dificultades de intubación y ventilación, el riesgo de muerte en pacientes con obesidad y neumonía podría disminuir10.
Los efectos potencialmente equilibradores de la obesidad podrían incluir el tratamiento más agresivo proporcionado a estos pacientes, su mayor reserva metabólica u otros factores no identificados10. Por lo tanto, como resultado de un papel potencialmente crítico, es importante recopilar información antropométrica para los pacientes con COVID-19.
Además, la salud metabólica deteriorada (caracterizada por hipertensión, dislipidemia e hiperglucemia) asociada clásicamente con la obesidad también podría estar presente en las personas con peso normal o sobrepeso5.
La prediabetes, presente en el 38% de la población adulta en los EE.UU., fue identificada como un importante factor de riesgo de ECV y enfermedad renal5. Queda por determinar en qué medida estos factores de riesgo cardiometabólico predisponen a los individuos a enfermedades graves independientemente del IMC.
Conclusiones
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