Introducción
La enterocolitis necrotizante (ECN) y la sepsis de inicio tardío (SIT) causan una morbilidad y mortalidad significativas entre los lactantes nacidos prematuros en unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN). Entre niños nacidos con < 32 semanas de edad gestacional, el 7% desarrolla ECN, en cuyo caso la mortalidad es de ~ 30%.1,2
La SIT se produce en hasta un tercio de los lactantes <32 semanas de edad gestacional, con la mayoría de los nacidos prematuros experimentando el mayor riesgo.3 El alto uso de antibióticos empíricos postnatales es un correlato epidemiológico tanto de ECN como de SIT.4
Cotten y col. estudiaron una cohorte nacional de 5693 niños de muy bajo peso al nacer y encontraron que los lactantes que recibían terapia antibiótica inicial prolongada tenían un mayor riesgo de desarrollar ECN o de fallecer.5
Posteriormente, Kuppala y col. estudiaron 365 recién nacidos prematuros en Cincinnati, Ohio, e informaron que el uso inicial prolongado de antibióticos empíricos se asoció con un mayor riesgo de ECN, SIT o muerte.6
En una cohorte de 328 nacidos prematuramente en Arabia Saudita, Abdel Ghany y Ali también reportaron que cada día de tratamiento con antibióticos empíricos se asoció con un mayor riesgo de muerte y de un resultado combinado de ECN o muerte.7
Greenwood y col. examinaron el impacto del alto uso de antibióticos en el microbioma y encontraron que los niños que recibieron antibióticos tempranos experimentaron un aumento de Enterobacteriaceae así como un mayor riesgo de ECN, sepsis o muerte.8
Sin embargo, la exposición infantil a antibióticos puede comenzar prenatalmente como resultado de la exposición materna a los antibióticos, y esta exposición prenatal podría potencialmente influir en la enfermedad neonatal. Bizzarro y col. notaron un aumento de las infecciones por Escherichia coli resistente a ampicilina en madres expuestas a ampicilina.9 De manera similar, Didier y col. encontraron que la exposición materna condujo a un aumento de los organismos resistentes a la amoxicilina.10
Sin embargo, los efectos de la exposición materna a antibióticos antes del parto en los resultados neonatales no han sido bien definidos. Con esta preocupación en mente, los autores analizaron una cohorte existente de niños nacidos prematuros para evaluar la hipótesis de que la exposición infantil a antibióticos prenatalmente se asocia con una mayor incidencia de ECN, SIT o muerte.
Métodos |
Se llevó a cabo un análisis secundario de una cohorte existente de 580 lactantes < 32 semanas de edad gestacional. Todos los niños en este estudio eran parte de un estudio prospectivo patrocinado por los Institutos Nacionales de Salud sobre microbioma pretérmino y riesgo de ECN, sepsis y muerte.11 Los neonatos del estudio se enrolaron de 2 UCINs de nivel III en Cincinnati, Ohio, y 1 UCIN de nivel III en Birmingham, Alabama, de 2009 a 2012.
Los criterios de inscripción incluyeron parto < 32 semanas de gestación, ausencia de anomalías congénitas y sobrevida libre de ECN en la primera semana de vida. Un paciente fue excluido debido al estado desconocido de antibiótico materno. La recolección de datos siguió el protocolo del Instituto Nacional de Salud Infantil Eunice Kennedy Shriver y del registro de la Red de Investigación Neonatal para el Desarrollo Humano.
Los neonatos se enrolaron inmediatamente después del parto y fueron seguidos hasta el alta, derivación, 120 días posteriores al parto, o muerte. Los datos maternos e infantiles se resumieron de los registros médicos. Las juntas de revisión institucional de los 3 hospitales participantes aprobaron el estudio.
La exposición materna a antibióticos se definió como el tratamiento antibiótico dentro de las 72 horas previas al parto. Las indicaciones para la exposición materna a antibióticos incluyeron parto por cesárea, profilaxis para Streptoccocus grupo B (SGB), ruptura prematura de membranas, corioamnionitis y embarazo prolongado (latencia).
La exposición materna a antibióticos no incluyó los antibióticos administrados después del momento del parto o los antibióticos iniciados por cirujanos durante (pero no antes) el parto por cesárea.
La exposición neonatal empírica temprana a antibióticos se definió como el tratamiento antibiótico iniciado dentro del primer día posnatal sin infección identificada por cultivo. La duración de la terapia antibiótica temprana se definió como el número total de días continuos de administración de antibióticos con resultados de cultivo estéril.
Los antibióticos empíricos infantiles utilizados en esta cohorte fueron ampicilina y gentamicina, con exposición empírica a los antibióticos infantiles definida como baja (< 5 días) o alta (> 5 días).3,5,6,8 La ECN se definió a través de los criterios de Bell en estadio II o III.12 La perforación intestinal espontánea se excluyó al incluir solo casos de ECN que ocurrieron después de los 7 días de vida.
La SIT se definió como un hemocultivo, cultivo de líquido cefalorraquídeo, urocultivo o cultivo de sitio estéril positivo después del tercer día posnatal. Los pacientes diagnosticados con ECN o SIT o que fallecieron después del día 7 de su estadía en la UCIN, se consideraron positivos para el resultado combinado, ECN, sepsis o muerte (denominado ESM).
Análisis estadístico |
Las diferencias en las características clínicas se evaluaron a través de la prueba exacta de Fisher para variables categóricas y ANOVA, pruebas t o Kruskal-Wallis para variables continuas, según corresponda.
Las características basales maternas y neonatales se compararon en todos los grupos en base a la exposición a antibióticos maternos sola y a la exposición infantil a antibióticos sola, y en los 4 grupos combinados de exposición a antibióticos maternos e infantiles.
Los resultados individuales de ECN, SIT, y muerte y la ocurrencia de cualquiera de estos resultados también se compararon entre los grupos como se señaló anteriormente. Se utilizaron modelos de regresión logística multivariable para evaluar las asociaciones independientes entre la exposición a antibióticos materna e infantil y estos resultados. Se definió un conjunto de predictores clínicos de ECN, SIT y muerte a priori que se examinaron en los modelos.
Edad gestacional, sexo, raza, modo de parto, alta exposición a leche humana, corioamnionitis materna, parto por cesárea, ruptura prematura de membranas, preeclampsia materna, esteroides prenatales, paridad, nacimiento múltiple y la ubicación del hospital todos se incluyeron en el análisis inicial.
Se definió alta exposición a la leche humana como alimentación con leche humana durante más del 75% de los días desde el nacimiento hasta los 30 días de vida o la aparición de ECN o muerte, lo que ocurriera primero.
El modelado se realizó mediante el uso de eliminación reversa, con factores eliminados sistemáticamente por orden de valores de P más altos (no significativos). Los factores no incluidos como potenciales factores de confusión fueron las medidas de estado de salud infantil postnatal que se consideraron que estaban en la misma cadena causal que (o eran posibles biomarcadores de) los resultados del estudio (p. ej., puntajes de Apgar o estado respiratorio, que pueden ser indicadores de salud infantil).
Los factores que fueron eliminados de los modelos no afectaron apreciablemente la asociación observada entre el uso materno o infantil de antibióticos y los resultados del estudio; los ORs del impacto de los antibióticos maternos en los resultados del estudio cambiaron < 4% después de la eliminación de posibles covariables (como máximo un cambio de un dígito en el segundo punto decimal).
Los múltiples modelos de regresión logística informados aquí fueron estandarizados a través de los resultados al incluir un conjunto de variables independientes, incluyendo el uso prenatal y postnatal de antibióticos y todos los factores con un valor de P < 0,10 en cualquiera de los modelos finales específicos de resultados.
Resultados |
En esta cohorte la administración materna de antibióticos se asoció con una reducción de la posibilidad de ECN y de muerte
Se compararon las características clínicas y demográficas de los lactantes y sus madres en relación con el número de antibióticos maternos utilizados.
De los 580 niños incluidos en el estudio, 362 (62,4%) eran de madres que habían recibido antibióticos en las 72 horas previas al parto. El peso de nacimiento de los niños fue similar en todos los grupos de exposición a antibióticos maternos, al igual que la edad gestacional, el sexo infantil y la raza.
La mediana de edad gestacional al momento del parto en ambos grupos de exposición materna (sin antibióticos y ≥ 1 antibiótico) fue de 28 semanas. La preeclampsia fue más común entre mujeres sin exposición a antibióticos (46,3% y 24,5% respectivamente, P < 0,001).
Trescientos sesenta y tres niños (62,5%) nacieron por cesárea, que fue más común entre las madres que no estuvieron expuestas a antibióticos (P < 0,001).
Los corticosteroides prenatales fueron utilizados más regularmente en madres que tuvieron exposición a antibióticos (P < 0,001). La corioamnionitis clínica fue mayor entre las madres que recibieron antibióticos (P < 0,001). La alimentación con leche humana no difirió por la exposición materna a antibióticos.
En general, 135 (23,2%) niños del estudio recibieron ≥ 5 días de antibióticos empíricos postnatales. Los lactantes nacidos con exposición prenatal a antibióticos tuvieron más probabilidades de experimentar una alta exposición empírica postnatal a los antibióticos en comparación con los bebés sin exposición prenatal a antibióticos (P = 0,002).
Entre los 362 niños expuestos a antibióticos prenatales, 100 (27,5%) tuvieron alta exposición posnatal a antibióticos, mientras que entre los 218 niños sin exposición antibiótica prenatal, 35 (16.0%) tuvieron alta exposición postnatal a antibióticos.
De los 580 niños del estudio, hubo 106 partos de gemelos y 10 de trillizos. No hubo diferencia en la exposición prenatal a antibióticos entre nacimientos múltiples y únicos. Sin embargo, el análisis del uso materno de antibióticos se basó en las 309 madres individuales que recibieron antibióticos prenatalmente (en lugar de los 362 bebés en estudio que también recibieron antibióticos prenatales a través de sus madres).
En las 72 horas anteriores al parto, se impartieron un total de 534 cursos de antibióticos, que pudieron agruparse en 55 combinaciones distintas de 14 antibióticos diferentes. El 60% de las madres con antibióticos recibieron > 1 tipo.
De los 580 lactantes estudiados, 44 (7,5%) desarrollaron ECN, 65 (11,1%) desarrollaron SIT, 56 (9,6%) murieron antes del alta de la UCIN, y 124 (21%) experimentaron al menos 1 de (resultado combinado) ECN, SIT o muerte.
La muerte fue atribuible a ECN en 19 casos (34%) y a SIT en 12 casos (21%). Los organismos bacterianos causantes de SIT fueron Staphylococcus coagulasa negativos (48%), Klebsiella (10%), E. coli (8%), Enterococcus (6%), Streptococcus del grupo B (5%), Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (5%) y S. aureus (4%), Streptococcus viridans (2%) y 1% cada uno para Pseudomonas, Enterobacter y especies de Bacillus.
Las especies fúngicas contabilizaron para el 1% de los casos de SIT. Ni la terapia probiótica ni la profilaxis con fluconazol se utilizaron de forma rutinaria en las UCINs del estudio cuando esta cohorte fue reclutada.
Para ajustar posibles factores de confusión, las tasas de enfermedad fueron corregidas para la edad gestacional mediante el uso de los lactantes que no recibieron antibióticos postnatales empíricos o prenatales como grupo de comparación. La ECN fue diagnosticada con menos frecuencia entre los lactantes con exposición prenatal a antibióticos (3,2%) en comparación con los recién nacidos sin exposición antibiótica prenatal (10,5%, P < 0,001).
Las tasas de mortalidad siguieron un patrón similar al de la ECN (P = 0,002). La SIT no fue significativamente diferente en los lactantes con exposición prenatal (8,2%) en comparación con niños sin exposición prenatal a antibióticos (6,8%, P = 0,159).
Por otra parte, el resultado combinado de ECN, SIT o muerte fue más común en recién nacidos sin exposición antibiótica prenatal en comparación con aquellos con exposición prenatal a antibióticos (P = 0,012).
Debido a que la indicación materna para el uso de antibióticos podría ser un factor crítico, se evaluaron los resultados neonatales en relación a las circunstancias maternas de uso.
Entre todos los 580 lactantes del estudio, 33 (5,6%) nacieron de madres que recibieron antibióticos para profilaxis por cesárea solamente; 83 (14,3%) nacieron de madres a las que se les administró antibióticos solo para profilaxis de SGB; 107 (18,4%) nacieron de madres que recibieron antibióticos por ruptura prematura de membranas solamente; y los 139 restantes (23,9%) nacieron de madres que recibieron antibióticos por una combinación de indicaciones.
Comparando los resultados en base a estos grupos de indicación maternos, la ECN fue más frecuente en lactantes sin exposición a antibióticos maternos (11,4%) y menos frecuente en bebés cuyas madres recibieron antibióticos para profilaxis de SGB solamente (3,6%), pero las tasas de ECN fueron bajas en todos los recién nacidos expuestos a antibióticos prenatalmente independientemente de la indicación materna.
Similar a la ECN, la muerte ocurrió con mayor frecuencia en niños sin exposición materna a antibióticos (11,9%) y fue menor entre todos los lactantes expuestos prenatalmente independientemente de la indicación materna. En contraste, la SIT fue menos frecuente en los niños sin exposición materna a antibióticos (7,3%), con tasas de SIT mayores independientemente de la indicación materna para antibióticos.
Se realizó un modelo de regresión logística múltiple para ajustar para posibles factores de confusión. El uso materno de antibióticos (sí/no) y alto uso empírico de antibióticos infantiles (sí/no) se incluyeron en todos los modelos, independientemente de su importancia.
El análisis repetido de datos utilizando solo los pacientes de partos únicos se comparó con el análisis de toda la población del estudio, y los resultados no se vieron afectados por la inclusión de toda la cohorte.
En general, los autores hallaron que los antibióticos maternos se asociaron con mejores resultados. En estos modelos de regresión logística múltiple, la alta exposición empírica postnatal de los neonatos a los antibióticos no se asoció significativamente con riesgo de ECN o SIT.
Sin embargo, de acuerdo con estudios previos,5,6 la alta recepción de antibióticos infantiles empíricos se asoció con un riesgo significativamente mayor de muerte (OR 3,18, P = 0,002). El resultado combinado de ECN, SIT o muerte no fue significativamente diferente en lactantes con alta exposición empírica a antibióticos (OR 1,44, P = 0,17).
Luego se examinó la combinación de exposición materna a antibióticos y alta exposición infantil a antibióticos empíricos. En lactantes con baja exposición a antibióticos empíricos, la exposición materna a antibióticos se mantuvo protectora para ECN (OR = 0,24, P = 0,001). Los antibióticos maternos en combinación con una alta exposición de los lactantes a los antibióticos no se asociaron significativamente con una reducción de la ECN (OR = 0,36, P = 0,09).
La exposición materna a antibióticos no fue un factor de riesgo para el desarrollo de SIT en los grupos infantiles con alta o baja exposición a antibióticos (OR 1,06, P = 0,9 y OR 2,13, P = 0,07, respectivamente).
Similar a la ECN, la recepción materna de antibióticos fue protectora para la muerte en el grupo de niños con alta exposición (OR 0,33, P = 0,048) y para muerte y ESM en el grupo de baja exposición (OR 0,19, P = 0,003 y OR 0,53, P = 0,04) a antibióticos postnatales. Los antibióticos maternos en combinación con la alta exposición a antibióticos postnatales no fueron estadísticamente diferentes para ESM (OR 0,48, P = 0,12).
Discusión |
Contrariamente a la hipótesis original, los autores hallaron que la exposición prenatal a antibióticos dentro de las 72 horas antes del parto se asoció significativamente con una triple protección contra la ECN y con una protección similar contra la muerte, en base a modelos de regresión logística múltiple que controlaron múltiples factores de confusión.
En contraste, la exposición prenatal a antibióticos se asoció con un riesgo 1,6 veces mayor de SIT en los mismos lactantes. Aunque la asociación con SIT no fue estadísticamente significativa, el efecto potencialmente dispar de los antibióticos maternos en estos resultados es intrigante. El uso de antibióticos prenatales se mantuvo significativamente asociado con protección contra la métrica combinada de ECN, SIT, o muerte.
La profilaxis antibiótica pre-parto se ha convertido en un lugar común como terapia para una serie de enfermedades potenciales. Algunas estimaciones informan que > 40% de todas las mujeres embarazadas reciben antibióticos antes del parto para profilaxis para SGB o por cesárea.13,14 Cuando otras indicaciones para antibióticos son tenidas en cuenta, como la prevención del nacimiento prematuro y la corioamnionitis, el porcentaje de madres que reciben antibióticos es aún más grande.
En un estudio del 2015 de Canadá, los autores observaron que el 39% de 449 madres con parto a término habían recibido antibióticos intraparto, exponiendo indirectamente a sus bebés a los antibióticos.15 En el presente estudio, las indicaciones maternas para terapia antibiótica incluyeron pero no se limitaron a la profilaxis de SGB, cesárea y ruptura prematura de membranas.
En el mismo, el 62,3% de las madres recibieron antibióticos antes del parto, más comúnmente ampicilina (37,6%) y azitromicina (26,4%). La prevalencia del uso materno de antibióticos (62,3%) hallada en este estudio puede ser mayor de lo que se informó anteriormente (40%) debido a las diferentes poblaciones de estudio (prematuros vs. de término).
El hallazgo de los autores con respecto a la exposición y protección de los antibióticos prenatales contra la ECN está en marcado contraste con los hallazgos informados por Weintraub y col.16 En ese estudio retrospectivo de casos y controles, se observó que en 97 pares cruzados de niños prematuros, hubo más del doble de probabilidades de padecer ECN entre los lactantes con exposición prenatal a ampicilina.16
Una revisión Cochrane de administración prenatal de antibióticos por ruptura prematura de membranas notó que entre los diversos antibióticos administrados, amoxicilina-clavulánico fue el único antibiótico que aumentó el riesgo neonatal para ECN.17
Los hallazgos del presente estudio también son contrarios a las expectativas debido a un mayor riesgo de ECN reportado en estudios previos asociado con el uso empírico postnatal de antibióticos.5-7,18,19 La especulación de que los antibióticos prenatales tendrían una asociación similar con la enfermedad neonatal que los antibióticos postnatales parece ser incorrecta.
La tendencia que observaron los autores hacia un mayor riesgo de SIT asociado con la exposición prenatal a antibióticos no fue estadísticamente significativa. Sin embargo, consideraron los hallazgos preocupantes, dados los informes previos.
Lin y col. señalaron que en un hospital, después del inicio de un protocolo de tratamiento estandarizado de profilaxis antibiótica intraparto para SGB, el uso materno de antibióticos aumentó del 40% al 90% en 4 años en madres con SGB positivo, tiempo durante el cual la sepsis de inicio temprano asociada con SGB en neonatos disminuyó (45% a 20%) y la sepsis de inicio temprano asociada a E. Coli aumentó proporcionalmente (41%-70%).20
De manera similar, en un estudio de > 5400 lactantes de muy bajo peso de nacimiento del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver del 2002, los investigadores informaron un cambio en los patógenos causantes de sepsis de inicio temprano, de predominantemente organismos gram positivos a predominantemente organismos gram negativos, lo que se correlacionó con el aumento de la profilaxis antibiótica materna durante el trabajo de parto y el parto.21
Una revisión retrospectiva de sepsis de inicio temprano, SIT y resistencia a ampicilina demostró que el uso creciente de antibióticos intraparto fue un factor de riesgo independiente para sepsis de inicio temprano asociada a E. coli resistente a la ampicilina y para el aumento de la SIT asociada a E. coli.9 De forma similar, Didier y col. hallaron que la exposición materna a antibióticos se asoció significativamente con el riesgo de infecciones por E. coli resistentes a la amoxicilina.10
Staphylococcus coagulasa negativo fue el organismo causal en casi la mitad de los casos de SIT. Aunque este organismo es en general considerado de bajo potencial patogénico, este no es siempre el caso en los niños nacidos extremadamente prematuros. Además, en este estudio 2 muertes atribuibles a SIT fueron causadas por Staphylococcus coagulasa negativo.
Se esperaría que el uso de antibióticos alterara el microbioma materno, cambiando así la exposición inicial del bebé al ambiente microbiano, lo que podría conducir a una sucesión anormal de colonización microbiana en el niño.
Las alteraciones en la transferencia y sucesión microbiana temprana podrían tener efectos significativos, ya que el microbioma materno ha demostrado promover el desarrollo de inmunidad neonatal.22
Por ejemplo, Deshmukh y col. mostraron que ratones neonatos de hembras expuestas a antibióticos tuvieron un número reducido de microbios intestinales, colonización y estructura alterada de la microbiota, disminución de neutrófilos y de células progenitoras de granulocitos/macrófagos en la médula ósea y disminución de células productoras de interleuquina 17 en el intestino, con la consecuente producción de factor estimulante de colonias de granulocitos.23
La granulocitopenia relativa contribuyó a una mayor susceptibilidad de los ratones neonatos expuestos a antibióticos a padecer sepsis por E. coli K1 y Klebsiella pneumoniae.
El pasaje transplacentario de antibióticos maternos también puede alterar el microbioma neonatal, reduciendo la diversidad microbiana y creando una preponderancia de bacterias patógenas. Está bien establecido que los antibióticos maternos atraviesan la placenta para llegar al feto.24
Mazzola y col. demostraron que los lactantes cuyas madres recibieron profilaxis antibiótica intraparto contra SGB tenían una abundancia de Enterobacteriaceae en comparación con los lactantes control.25 Como han demostrado estudios previos, la disbiosis del microbioma neonatal se asocia cada vez más con el desarrollo de enfermedad. Los autores informaron previamente que la disbiosis temprana predice fuertemente la presencia de ECN.11
Las muestras fecales de pacientes con ECN tenían una menor diversidad bacteriana, carecían de Propionibacterium, y estaba dominadas por Firmicutes o Proteobacteria, en comparación con los controles.11 En base a un meta-análisis de estudios de cohortes de diversos lugares, Pammi y col. informaron una mayor abundancia relativa de Proteobacteria y disminución de Firmicutes y Bacteroidetes en pacientes con ECN.26
Sin embargo, la ECN y la SIT son enfermedades multifactoriales, y los factores de riesgo no deben considerarse en un vacío. Pueden distinguirse diferentes microbios o formas de disbiosis en las etiologías de ECN11,27 y SIT28 que pueden explicar los efectos opuestos de los antibióticos prenatales en la ECN y la SIT vistos en el presente estudio.
Las fortalezas de este estudio fueron la inclusión de un número relativamente grande de participantes y que la cohorte fue representativa de la población neonatal de los centros de referencia de alto riesgo en 2 grandes áreas de influencia de los EE. UU.
Dado que los autores reportaron previamente diferencias temporales, regionales e interinstitucionales en el microbioma neonatal en esta cohorte,29 los hallazgos pueden no ser completamente generalizables a otros centros para el manejo de niños de alto riesgo. Los resultados de este estudio son lo suficientemente convincentes como para garantizar una mayor investigación.
La principal limitación de este estudio fue que no se recolectaron muestras maternas relevantes; por lo tanto, el estudio simultáneo del microbioma materno e infantil no fue posible. Como se ha señalado anteriormente, estos resultados podrían no ser generalizables debido a diferencias geográficas y de población en el medio microbiano.
Además, hubo demasiadas combinaciones de exposición materna a antibióticos como para separar resultados por el antibiótico administrado, por lo que la indicación antibiótica se usó como un sustituto. Debido a las limitaciones de disponibilidad y accesibilidad a los datos, no se excluyeron a las madres en el grupo de exposición si su única exposición a antibióticos era en el momento de la cesárea.
Aunque esto fue una limitación potencial, se completó un análisis de los datos como si todas las madres que tuvieron una cesárea estuvieran expuestas a los antibióticos y se señaló que esto no cambió significativamente los hallazgos.
Además, se consideró que si se administraban antibióticos solo en el momento de la cesárea, no tendrían suficiente tiempo para afectar significativamente al recién nacido.
Otra limitación es que como una revisión retrospectiva, el estudio está en riesgo de sesgo de información. Además, los antibióticos maternos podrían suprimir el crecimiento bacteriano en cultivos causando resultados falsos negativos y limitando la identificación de casos de SIT.
Comprender las interacciones entre los factores de riesgo para ECN y SIT puede ayudar a los médicos a brindar una mejor atención a los pacientes en el futuro. Por ejemplo, si se identifican los patrones de resistencia en el microbioma neonatal en base a la exposición materna a antibióticos, el conocimiento de la exposición materna a los antibióticos podría ayudar a los médicos a elegir los antibióticos más apropiados como terapia empírica.
La exposición materna a antibióticos antes del parto ocurre en una gran parte de las madres; sin embargo, allí existe una escasez de información sobre los posibles efectos que esta exposición podría tener en la salud del bebé. El presente estudio indica que en esta cohorte la administración de antibióticos maternos se asoció con efectos protectores, reduciendo la posibilidad de ECN, muerte y el resultado combinado de ECN, SIT y/o muerte.
Por el contrario, se halló que el uso materno de antibióticos se asoció con un efecto potencialmente perjudicial en el que la tasa de SIT fue mayor entre los niños expuestos. Será necesaria investigación que incorpore el estudio concomitante de la microbiota materna e infantil para entender estos resultados dispares.
Comentario: La enterocolitis necrotizante y la sepsis de inicio tardío causan una morbilidad y mortalidad significativas entre los lactantes nacidos prematuros, y son objeto de un alto uso de antibióticos empíricos postnatales. Sin embargo, la exposición infantil a los antibióticos puede comenzar prenatalmente como resultado de la exposición materna a los mismos, y esta exposición prenatal podría potencialmente influir en la enfermedad neonatal. El presente estudio indicó que en esta cohorte la administración materna de antibióticos se asoció con una reducción de la posibilidad de ECN y de muerte, pero también con un efecto potencialmente perjudicial con una tasa de SIT mayor entre los niños expuestos. El estudio de las interacciones de los factores de riesgo para ECN y SIT y del rol del microbioma materno e infantil en la resistencia a los antibióticos podrá ayudar a comprender mejor la evolución de los niños prematuros que padecen estos cuadros clínicos y a optimizar el uso materno de antibióticos previo al parto. |
Resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol