Lanzamientos desde el 2026

Los nuevos fármacos para la obesidad que están por llegar

Los medicamentos para la obesidad de la próxima generación funcionarán de manera diferente a los actuales, con el objetivo de reducir los efectos secundarios.

Autor/a: Dolgin, E.

Fuente: Nature 638.8050 (2025): 308-310. Dozens of new obesity drugs are coming: these are the ones to watch

La pérdida de masa muscular es una gran preocupación para las personas que toman medicamentos contra la obesidad, como la semaglutida. Estos agonistas del GLP-1 imitan al péptido similar al glucagón 1 para suprimir el apetito y regular el metabolismo. Pero reducir las calorías conduce a un déficit de energía, que el cuerpo, a menudo, compensa con la destrucción de tejido muscular.

Al respecto, algunos fármacos experimentales están buscando contrarrestar esta pérdida muscular. Más adelante, pero en un futuro próximo, es probable que las terapias para perder peso y ahorrar músculo se hagan realidad. No obstante, la próxima ola de medicamentos para la obesidad que llegará a las farmacias se parece mucho a lo que ya está en el mercado.

El aumento en el desarrollo de medicamentos contra la obesidad fue posible gracias al éxito de la semaglutida y la tirzepatida. Ambos principios activos han liberado el potencial de un mercado mundial que se prevé que supere los 100 000 millones de dólares a finales de esta década.

Pero tanto la semaglutida como la tirzepatida tienen limitaciones. Requieren inyecciones semanales y, con frecuencia, causan algunos efectos secundarios desagradables, como las náuseas, los vómitos y la diarrea. Además, la pérdida de masa muscular y la probabilidad de recuperar peso tras suspender la terapia, también son problemas de importancia. Sin mencionar que el 10-30 % de las personas que los toman no son respondedoras a ellos.

Fechas esperadas de aprobación en EE. UU. de los nuevos fármacos contra la obesidad

2026

Orforglipron

Molécula pequeña que activa el receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1).

2026

CagriSema

Inyectable, activa los receptores de amilina y GLP-1.

2027

Survodutida

Inyectable, activa los receptores de glucagón y GLP-1.

2027

Retatrutida

Inyectable, activa el GLP-1, el polipéptido inhibidor gástrico (GIP) y los receptores de glucagón.

2028 y después

MariTide

Inyectable, activa el receptor GLP-1, mientras bloquea la señalización GIP.

2028 y después

Bimagrumab

Inyectable, bloquea los receptores implicados en la señalización de la miostatina.

2028 y después

Monlunabant

Oral, inhibe el receptor cannabinoide CB1.

La semaglutida y la tirzepatida, a menudo, se agrupan entre los medicamentos GLP-1, pero difieren en un aspecto: la segunda no solo imita al GLP-1, sino también al polipéptido inhibidor gástrico o GIP. Inspirados por el éxito de la tirzepatida, al menos 5 medicamentos que involucran a los receptores GLP-1 y GIP llegarán al mercado en 2028.

Comparativa entre las semanas de uso de diferentes fármacos para la obesidad y la persistencia de su efecto porcentual sobre el descenso de peso.

Otras vías de tratamiento

Además de los activadores duales, como la tirzepatida, también hay candidatos a fármacos como MariTide, que bloquean la señalización GIP, mientras siguen activando a GLP-1. Puede parecer un enfoque contradictorio, pero el fundamento es que acelerar el metabolismo y frenarlo un poco, al mismo tiempo, crea una situación en la que el cuerpo nota la ineficiencia de su trabajo energético y trabaja más para compensar, lo que ocasionaría la pérdida de calorías.

Debido a que la vía GIP también desempeña un papel en la salud ósea, existe la preocupación de que su bloqueo pueda afectar negativamente a los huesos.

Otros caminos que se exploran son los objetivos hormonales. Se plantea la posibilidad de interferir con hormonas derivadas del intestino, como el péptido YY, conocido por su capacidad para generar saciedad. También las hormonas liberadas por el páncreas, como el glucagón y la amilina, que podrían complementar las terapias basadas en GLP-1 al aumentar el gasto energético, estabilizar los niveles de azúcar en sangre y suprimir aún más el apetito.

Muchas estrategias en desarrollo se dirigen a múltiples vías simultáneamente. La terapia combinada CagriSema, por ejemplo, combina un análogo de acción prolongada de la amilina con la semaglutida. Es apodada la "triple G", ya que se dirige a los receptores de GLP-1, GIP y glucagón. Este mecanismo podría permitir el uso de dosis más bajas con la misma pérdida de peso y menos efectos secundarios.

La cuestión de las inyecciones semanales es otro punto que se pretende mejorar. Son difíciles de incorporar a las rutinas de varias personas y conllevan desafíos de fabricación. Es así que se están investigando inyectables mensuales y pastillas orales para la vía GLP-1.

El objetivo de no perder músculo

Alrededor de un tercio de la reducción de peso en las personas que toman semaglutida o tirzepatida proviene de la pérdida de músculo y no de grasa. Por ello, hay un interés creciente en las alternativas que conservan la masa muscular.

Lo importante que será la preservación muscular para el control de peso a largo plazo sigue siendo una pregunta abierta. Según información del sistema de salud de EE. UU., contenida en los registros y los reclamos de las empresas de seguros, la mayoría de las personas que comienzan a tomar semaglutida o tirzepatida para bajar de peso, abandonan en un año o dos y tienden a recuperar el peso perdido.

Varios especialistas esperan que los nuevos agentes terapéuticos para abordar la obesidad se incorporen al vademécum y haya una mayor variedad de opciones a la hora de planificar los tratamientos.