La confianza en los medios de comunicación se está desplomando. En Estados Unidos, el país que marca el paso en tantas cuestiones relacionadas con la información mediática, el porcentaje de personas que confía mucho o bastante en los medios ha ido cayendo en el último medio siglo a la par que crecía el de quienes no confían en absoluto, hasta que estos últimos han acabado superando a los primeros en 2022 y de nuevo en 2023 (39% frente a 32%), según datos de Gallup.
El problema de la pérdida de confianza en los medios no es exclusivo de Estados Unidos. El Digital News Report (DNR) de 2023, el informe anual del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, confirma la creciente desconfianza en las noticias a nivel global. Este informe, basado en una encuesta de YouGov con más de 93.000 entrevistas en 46 países, señala que, en promedio, apenas un 40% de la población confía en la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo, con diferencias entre países que van desde el 69% de Finlandia al 19% de Grecia.
En conjunto, el consumo de noticias en los medios tradicionales, como la prensa y la televisión, sigue también disminuyendo en la mayoría de los países analizados en el DNR de 2023. Además, este descenso no se compensa con el aumento del consumo de noticias digitales y a través de las redes sociales. Salvando el interés excepcional suscitado por la pandemia, menos de la mitad (48%) de los encuestados en los 46 países dijeron estar extremadamente o muy interesados en las noticias, cuando en 2017 lo estaba el 63%. En España, en los últimos seis años, se pasó del 55% al 33%, y en Argentina, del 77% al 43%.
El público no solo lee menos noticias y con menor interés que en el pasado, sino que también las evita. Según el último DNR, el 36% de la población procura evitar todas las fuentes de noticias o bien trata de limitar su consumo a ciertos momentos o temas. No es fácil precisar cuándo se inició esta desafección, pero podemos identificar un hito en el artículo “Las noticias son malas para ti, y dejar de leerlas te hará más feliz”, publicado en 2013 en The Guardian por Rolf Dobelli. Este escritor y editor suizo desarrolló en 2019 sus argumentos en el libro libro Stop reading the news, donde aducía diversas razones para evitar el runrún noticioso, entre ellas la distorsión de la realidad, la adicción y la pérdida de tiempo que provoca.
La cuestión es por qué evitamos las noticias. Un reciente análisis, publicado en la revista El Profesional de la Información, ha tratado de responder a esta pregunta a partir de una encuesta realizada en España en 2022. Y la primera razón que esgrimen los entrevistados es porque no confían en los medios, especialmente en los digitales (más de la mitad no confía en ellos). Otras razones de peso son la sobrecarga o la fatiga informativa y el que haya de pagar por las noticas.
El fenómeno de la desafección por las noticias está lejos de ser bien entendido. Pero, si las generaciones más jóvenes prestan ya más atención y credibilidad a los influencers que a los periodistas, como indica el DNR de 2023, los medios de comunicación y los propios periodistas tienen un problema. Tampoco sabemos hasta qué punto la desafección afecta a las noticias de ciencia. Aunque quizá aquí las cosas bien podrían ser diferentes, habida cuenta del prestigio social que tienen los científicos y de que buena parte de estas noticias son positivas y tienen un tratamiento periodístico más profundo. Ya veremos.
El autor: Gonzalo Casino es licenciado y doctor en Medicina. Trabaja como investigador y profesor de periodismo científico en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.