Entrevista a la Dra. Diana Cohen Agrest:
¿Qué motivos identifica Ud como las causas del auge que la ética ha adquirido en la última década?
En un mundo que nos enfrenta con cambios tan veloces y genera interrogantes novedosos o impensables, y donde cada descubrimiento tiene un alcance planetario, la ética se convierte en un asunto urgente. En cada decisión, en cada práctica, se juega una cuestión ética. Antes no era así: tradicionalmente, las religiones estipulaban qué era lo correcto y qué lo incorrecto. Los textos bíblicos y sapienciales le trazaban al hombre el recto camino a seguir. Con el fin de los grandes relatos y la secularización de la cultura occidental, el hombre queda “sin cielo estrellado”, al decir de Immanuel Kant, y debe buscar los valores en el plano humano.
¿Por qué un médico debería interesarse en adquirir formación en bioética?
Hasta mitad del siglo XX al médico le bastaba con el Código Hipocrático, para saber de qué modo proceder en su relación con el paciente. A lo largo de la historia de la medicina, este escrito, como es sabido, fundó y luego legitimó la tradición paternalista. En cambio, en el presente asistimos al renacimiento de un interés manifiesto en torno de esta problemática porque, de hecho, en el ejercicio cotidiano de la medicina se suscitan dilemas que exceden el marco de la pericia clínica, y que sólo pueden ser examinados a la luz de una disciplina como la ética. En particular, estos dilemas se expresan tanto en el nivel micro, esto es, en la práctica clínica cotidiana, como en el nivel macro donde se toman decisiones que afectan a grupos de pacientes.
Por añadidura, en dicho ámbito han surgido un sinnúmero de distintas cuestiones de índole ética derivadas de las nuevas funciones y responsabilidades de los diferentes grupos de profesionales relacionados con la atención de la salud. ¿Puede una enfermera renunciar a atender a una persona que padece una patología altamente contagiosa? ¿Acaso debe el médico clínico advertir a la pareja de un paciente con vih positivo de la posibilidad y los riesgos de una infección? ¿Cómo se evita el predominio de la dirigencia o la burocratización en un comité de ética? Éstas y otras muchas cuestiones dan lugar a complejas problemáticas éticas. Todos, absolutamente todos sin excepción, en algún momento de nuestras vidas debemos tomar decisiones donde se juegan valores, derechos e intereses.
¿La medicina propone hoy más situaciones conflictivas desde la perspectiva ética que en el pasado?
Los progresos del conocimiento científico y sus aplicaciones en la tecnología y, en particular, en la biotecnología, conducen cada día a un número creciente de dilemas éticos. Interrogantes que nos conmueven, por ejemplo ¿qué dosis de calmantes debo suministrar a una persona que sufre fuertes dolores? O ¿retiro del respirador a un paciente que no tiene perspectivas de mejorar?, hasta sólo un tiempo atrás, sin los recursos de la biotecnología, el médico simplemente dejaba que la naturaleza siguiera su curso.
Desde el punto de vista de la medicina como práctica y como institución, las nuevas tecnologías de alta complejidad modificaron nuestra relación con la vida, pero también con la muerte, dado que lograron transformar enfermedades terminales en crónicas. Reflexionemos, siquiera por unos momentos, sobre las posibilidades que ofrece la terapia intensiva en uno de los extremos de la vida. Cuando aún resta un soplo de vida biológica, es posible reemplazar la función de los riñones, bombear la sangre al corazón o respirar artificialmente, sustituyendo las diversas funciones vitales del organismo de manera tal que hoy es posible prolongar casi indefinidamente la vida de un enfermo terminal que, sólo un par de generaciones atrás, habría fallecido irremisiblemente en contados días.
El empleo creciente de una compleja tecnología biomédica, las novedosas prácticas sociales surgidas a partir de los avances en reproducción asistida y las innovaciones en la investigación científica, entre otros factores, han creado una nebulosa de nuevos dilemas morales para los cuales parece no hallarse una solución unívoca, aplicable universalmente.
¿Cree Ud que la formación profesional es deficitaria en lo relacionado a estos aspectos?
La educación formal que se suele recibir tiene, como toda formación, una fecha de vencimiento. Y en el caso de la bioética, donde día a día aparecen nuevos conflictos que nos desafían con nuevas preguntas, la formación continua es más necesaria que en otras áreas. Por su parte, el médico, por lo general, suele confiar en su experiencia y en su "olfato" para resolver cuestiones éticas. Pero la experiencia sólo brinda un cúmulo desorganizado de conocimientos que a menudo resulta complejo aplicar a situaciones específicas. Pero además, las decisiones tomadas “vísceralmente” no siempre pueden ser transmitidas o justificadas intersubjetivamente. Por ejemplo, en un comité de ética, uno debe brindar razones a favor o en contra de una decisión. Yo suelo decir a mis alumnos médicos que si aprender implica vivenciar algo en "carne y hueso", ellos tienen lo más vital, lo esencial incluso, que es la carne (pues cuentan con la experiencia inmediata del paciente), pero un estudio sistemático de la bioética les brinda el esqueleto, sin el cual esas experiencias desperdigadas no se sostienen.
¿Tiene alguna propuesta que contribuya a la formación profesional con bases éticas?
Con el curso aspiramos a que quienes lo sigan puedan desarrollar la capacidad de pensar críticamente sobre cuestiones clave del cuidado de la salud, mejorando su nivel de competencia en la resolución de cuestiones prácticas que conciernen a la relación profesional sanitario-paciente, ejercitándose en la aplicación de los abordajes reflexivos de la bioética en su práctica clínica y/o profesional. Y desarrollar estrategias de aprendizaje autónomo que le permitan seguir aprendiendo y perfeccionándose a lo largo de su trayectoria profesional.
¿Cuál es la propuesta pedagógica del curso: "Breviario de Bioética"?
La propuesta pedagógica emplea una metodología interactiva virtual, con asistencia tutorial personal y permanente. El desafío para quienes dictamos el curso es entrar en contacto con lo que le sucede al alumno, a través de actividades en las que se enfrentan con diversas problemáticas que deben intentar resolver. La función del docente, en su intercambio, no aspira a brindar verdades últimas, sino pensar en conjunto las aristas. Paradójicamente en la educación virtual se crean vínculos personales mucho más fuertes que en la mayoría de las clases presenciales de cincuenta o cien alumnos.
Con ese propósito, el curso ofrece una ejercitación programada según niveles progresivos de complejidad, suministrada electrónicamente.
¿Qué conocimientos previos se requieren para aprovechar el curso?
Como su nombre lo indica, éste es un breve curso introductorio, que aspira a que el alumno, si ya cuenta con una formación en bioética, sistematice los conocimientos que posee. Y si es éste su primer abordaje, que pueda explorar, siquiera a modo de vista general, un territorio tan apasionante como comprometido.
¿Quiénes son sus principales destinatarios?
Esta formación se dirige a un amplio espectro de aspirantes: el curso se halla abierto a médicos, enfermeras, psicólogos, asistentes sociales, asistentes geriátricos, administradores de instituciones médicas y a los trabajadores de la salud en general; así como a técnicos de laboratorio, biólogos, bioquímicos, abogados, filósofos, sociólogos y a todo aquel que desee profundizar su comprensión de los desafíos que nuestra sociedad debe enfrentar.
¿Qué encontrará el alumno en el curso?
El alumno encontrará, en un formato casi lúdico, una exposición acotada -si bien organizada- de las principales temáticas de la bioética clínica. No va a encontrarse con un curso exhaustivo -otros de mis cursos normalmente exigen muchas horas de dedicación, las que incluyen lecturas de textos tan provocativos como enriquecedores-. Pero el propósito de nuestro Breviario no es formar especialistas en bioética, sino brindar un tratamiento sistemático del que se suele carecer.
¿Qué otras actividades docentes -adaptadas para profesionales de la salud- dicta Ud actualmente?
Durante las dos últimas semanas de julio y la primera de agosto ofreceré, en modalidad presencial, un Curso Intensivo de Posgrado de Bioética en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires en asociación con la Cátedra UNESCO de Bioética, en una propuesta con una carga horaria de 60 horas. Ha sido organizado para que durante el receso de invierno, los graduados (tanto del interior como los del exterior del país) puedan concentrar el estudio en cuatro días a la semana (de lunes a jueves) y actualizar y profundizar en un lapso breve sus conocimientos de bioética. En cuanto a los cursos virtuales, es una sorpresa que espero darla a conocer una vez que llegue el momento.
Artículos de Diana Cohen Agrest publicados en IntraMed:
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¿Cultura de la vida o pieza sacrificial?
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Inteligencia ética
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