Con el fin de unificar la nomenclatura usada para describir la artritis crónicas en la infancia, superar las objeciones y terminar con las diferencias actuales, la Liga Internacional de Asociaciones de Reumatólogos promovió un grupo de trabajo cuya misión era desarrollar nuevos criterios para la calcificación de estas enfermedades que fueran aceptados universalmente y permitieran la inclusión de los niños con artritis crónica en grupos homogéneos.
De esta manera se facilitarían la investigación inmunogenética, los estudios epidemiológicos y los ensayos terapéuticos.
En su primera reunión, en Santiago de Chile en 1994, el grupo de trabajo propuso los nuevos criterios de clasificación que reemplazarían a los clásicos de EULAR y ACR con veinte años de vigencia. Los términos artritis crónica juvenil y artritis reumatoide juvenil, causa de grandes desacuerdos, se sustituían por el de "artritis idiopática juvenil" para definir una artritis que comienza antes de los 16 años de edad, persiste durante 6 semanas al menos y no tiene causa conocida. Esta nueva denominación reconoce que la etiología es desconocida y excluye los adjetivos "crónica" y "reumatoide", este ultimo uno de los puntos de mayores controversias debido a que las artritis juveniles no se parecen a la artritis reumatoide del adulto, ni en las formas clínicas de presentación, ni en la patología, ni en la frecuencia del FR, que solo se detecta en el 10% de las formas del comienzo poliarticular. En su segunda reunión en 1997, en Durban, fueron revisados los criterios preliminares propuestos en la reunión de Santiago de Chile, quedando establecidos los 7 subgrupos o enfermedades siguientes: sistémica, oligoartritis persistente o extendida, poliartritis con FR positivo, poliartritis con FR negativo, artritis relacionada con entesitis, artritis psoriasica, y otras artritis que incluye las artritis que pueden clasificarse en más de una categoría y las que no pueden clasificarse en ninguna de ellas.
La inclusión de una artritis en uno u otro subgrupo se hace a partir de los síntomas clínicos presentes durante los primeros seis meses de evolución. Entre las seis semanas y los seis meses permanece sin clasificar (tabla 1).