Embriológicamente la cabeza femoral y el acetábulo se originan del mismo bloque mesenquimático, pero a partir de la séptima semana se forma una hendidura que los separa. En la undécima semana de gestación se completa el desarrollo de la cadera. En el momento del nacimiento, tanto la cabeza femoral como el acetábulo son cartilaginosos. El acetábulo continúa su desarrollo y a su alrededor se forma un anillo que profundiza su concavidad. La displasia congénita de cadera (DCC), puede ocurrir dentro del útero, en los primeros días del nacimiento, o durante la primera y segunda infancia. El término DCC es más correcto que el de luxación o dislocación, porque abarca la cadera inestable, la subluxación, la luxación y la malformación del acetábulo.
Una cadera es inestable cuando el estrecho encaje entre la cabeza del fémur y el acetábulo se perdió y la cabeza femoral se puede mover dentro (subluxación) o fuera (luxación) de los confines del acetábulo. En este último caso hay una falta total de contacto entre la cabeza femoral y el acetábulo.
Las DCC se dividen en dos tipos: teratológicas y típicas. Las displasias teratológicas se producen dentro del útero y se asocian a malformaciones neuromusculares. La displasia típica se produce en un lactante sano y puede ocurrir antes o después del parto. Si la cadera se reubica espontáneamente y se estabiliza dentro de los días siguientes, el desarrollo posterior es normal. Si esto no ocurre se producen cambios anatómicos.
Epidemiología
La incidencia de DCC está afectada por factores genéticos, raciales, el criterio diagnóstico, la experiencia del pediatra y la edad del niño en el momento del examen. El riesgo de DCC es del 6% en padres sanos que ya tuvieron un hijo afectado; del 12% cuando uno de los padres tuvo DCC y del 36% cuando un padre y un hijo anterior tuvieron DCC. La DCC en su forma completa ocurre en 1 de cada 1.000 recién nacidos, es más frecuente en las niñas, por su particular susceptibilidad a la hormona relaxina y también es más frecuente en el parto en podálica, especialmente en las niñas.
Diagnóstico
Examen físico. La Tabla muestra los aspectos que hay que tener en cuenta para el examen físico de un recién nacido o un lactante en quién se busca DCC. Una de las maniobras recomendables es la de Ortolani. Se realiza con el recién nacido en decúbito dorsal y los dedos medio e índice del examinador colocados a lo largo del trocánter mayor con el pulgar rodeando el muslo. La cadera se flexiona a 90o y la pierna es mantenida en rotación neutral. Se efectúa una delicada abducción mientras se eleva la pierna. Se escucha un chasquido que indica que la cabeza del fémur ingresó al acetábulo. Después de la octava semana de vida la maniobra de Ortolani pierde validez porque la laxitud de la cápsula disminuye y la tensión de los músculos aumenta.
Estudios por imágenes. La radiografía es de valor limitado durante los primeros meses de vida cuando las cabezas femorales son cartilaginosas. Después del cuarto mes, la radiografía es un método más confiable debido a que aparecen centros de osificación en la cabeza femoral. Por lo tanto en los 4 primeros meses de vida, el método de elección es la ecografía en tiempo real. Con esta técnica se puede visualizar el cartílago y la cadera mientras se determinan la estabilidad de la articulación y las características morfológicas del acetábulo. Cuando el operador tiene gran experiencia, la ecografía aporta información comparable a la artrografía (inyección directa de material de contraste en la articulación) y sin los inconvenientes que produce una técnica invasiva.
Las técnicas de ecografía incluyen la evaluación estática de las características morfológicas de la cadera y la evaluación dinámica que determina la estabilidad de la cabeza femoral en el acetábulo.
Actualmente se recomienda la ecografía como complemento de un examen físico positivo o dudoso, permite además detectar al lactante de alto riesgo y controlar el seguimiento de la DCC o los resultados del tratamiento. La figura muestra el algoritmo de evaluación y seguimiento del paciente con posible DCC.
Figura. Algoritmo de evaluación y seguimiento del paciente con posible DCC.
Conclusiones
La DCC es un término correcto porque refleja las características biológicas de la enfermedad y la susceptibilidad de la cadera a diversos grados y etapas de luxación. Lamentablemente, el diagnóstico de DCC en general se logra al final de la lactancia y durante la infancia, porque no siempre las DCC se pueden detectar en el nacimiento y porque la cadera continúa luxándose a lo largo del primer año de vida. Por lo tanto, estas recomendaciones están hechas para minimizar la falta de diagnóstico y orientar al pediatra sobre el seguimiento de la DCC.
Aspectos destacados
¿Qué se conocía del tema?
- Las DCC se dividen en dos tipos: teratológicas y típicas. Las displasias teratológicas se producen dentro del útero y se asocian a malformaciones neuromusculares. La displasia típica se produce en un lactante sano y puede ocurrir antes o después del parto. Si la cadera se reubica espontáneamente y se estabiliza dentro de los días siguientes, el desarrollo posterior es normal. Si esto no ocurre se producen cambios anatómicos.
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¿Qué aporta el estudio?
- Las técnicas semiológicas que permiten detectar mejor la DCC y un algoritmo de estudios y conductas terapéuticas para evitar las secuelas ortopédicas de esta patología.
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¿Cómo se vincula a la práctica?
- Ofrece al pediatra una información útil para minimizar las omisiones del diagnóstico de la DCC.