El dolor es una experiencia universal que interesa a médicos, psicólogos, filósofos y teólogos. Para los clínicos del dolor el interés es doble, ya que por un lado se trata de un síntoma que obliga al diagnóstico de su causa y por otro se convierte, en algunos casos, en una dolencia crónica incapacitante para quien la padece. En resumen, el dolor es un desafío terapéutico constante.
Durante las últimas décadas se han desarrollado numerosas técnicas exploratorias de electrofisiología que el clínico del dolor está obligado a conocer no sólo con la finalidad de complementar su arsenal diagnóstico sino también para estar al tanto de los mecanismos etiopatogénicos y fisiopatológicos de los padecimientos que, potencialmente, generan dolor.
Es sabido que la mayoría de los pacientes a los que se indican estudios de electrofisiología cursan con dolor, debilidad muscular o sintomatología predominantemente sensorial. La electromiografía y los potenciales evocados son valiosos auxiliares de diagnóstico que ayudan a evaluar las enfermedades que implican afección nerviosa o muscular y que evolucionan con dolor. Sin embargo, éstos no pueden sustituir a la información obtenida mediante la cuidadosa y detallada valoración clínica, sino que, en todo caso, la complementan.
Las pruebas de electrodiagnóstico del sistema nervioso periférico junto con la historia clínica, el examen físico y otros estudios complementarios de gabinete y laboratorio sirven para realizar una evaluación integral de las afecciones neuromusculares.
Niveles de Afecccón
Los estudios de electrodiagnóstico permiten estudiar diferentes niveles de afección en los padecimientos neuromusculares como: enfermedades de la unidad motora, enfermedades de las raíces nerviosas, enfermedades de los plexos, enfermedades del nervio periférico, enfermedades de la placa neuromuscular y enfermedades primarias del músculo.
El término electromiografía se define, enrigor, como la detección de actividad eléctrica en el músculo, su amplificación y registro por medio de la exploración con un electrodo de aguja .No obstante, a menudo se le utiliza para designar al conjunto de pruebas electrodiagnósticos entre las que destacan los estudios de neuro conducción. Para fines prácticos de esta reseña utilizaremos el concepto de electromiografía para denominar varias técnicas, de las cuales destacan las que se describen a continuación.
Estudios de Conducción Nerviosa
El registro de la actividad eléctrica de los nervios, sean motores, mixtos o sensoriales, se lleva a cabo mediante la determinación de las velocidades de neuroconducción sensorial y motora. Las velocidades motoras se obtienen a través de la estimulación de nervios motores o mixtos y la respuesta se recoge en uno de los músculos que inerva. El tiempo que tarda en llegar el impulso eléctrico desde el punto de estimulación hasta el músculo es conocido como latencia.
Es necesario estimular en una región distal y una proximal del tronco nervioso estudiado; la resta de estas dos latencias divididas entre la distancia de los dos puntos estimulados dará como resultado la velocidad de neuroconducción, que se expresa en milisegundos. Esta operación se enuncia con la siguiente fórmula:
VNCM= LMP-LMD/DISTANCIA (mm)
Anatomía del Potencial de Acción Muscular Compuesto
En los estudios de neuroconducción se miden tres parámetros: latencia, amplitud de potencial y duración. La latencia es el intervalo de tiempo entre el inicio de la estimulación y la primera deflexión negativa del potencial de acción muscular evocado, es decir que es la medida de tiempo que toma la conducción de las fibras más rápidas (se expresa en milisegundos).
En nuestro medio se usan los valores hasta 4 milisegundos para los nervios en miembros superiores y 5 milisegundos en miembros inferiores, mientras que las latencias sensoriales son consideradas con valores normales hasta 4 milisegundos.
La amplitud o voltaje del potencial de acción muscular es la respuesta sumada de la amplitud de todas las fibras musculares e indica daño axonal puesto que la baja amplitud es directamente proporcional al número de axones perdidos. Por lo tanto, en las patologías que cursan con daño axonal la magnitud de la amplitud del potencial evocado proporciona información del grado de pérdida axonal y ayuda a determinar la magnitud del daño. La duración del potencial se refiere a la distancia existente entre el componente ascendente y el descendente del potencial de acción.
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* Adscrito al Servicio de Rehabilitación HCN. Pemex, Electrofisiología Clínica.