Los resultados obtenidos de dos estudios independientes, realizados en un único centro, indican que la solución oftálmica tópica de azitromicina al 1% posee un gran potencial como tratamiento sumamente eficaz, seguro y de buena tolerancia para la blefaritis posterior y blefaritis anterior crónica mixta.
El doctor Jodi Luchs investigó el uso de la azitromicina para el tratamiento de la blefaritis posterior. Para dicho objetivo, asignó en forma aleatoria a 21 pacientes a un tratamiento estándar durante dos semanas, que incluyó procedimientos mecánicos dos veces al día (compresas tibias durante cinco minutos seguidas de masaje palpebral). Este tratamiento se administró solo o en combinación con azitromicina tópica, instilada dos veces al día durante dos días y luego, una vez al día del día 3 al 14. En total completaron el estudio 20 pacientes, y los resultados de los análisis de diversos parámetros de eficacia demostraron la existencia de beneficios verdaderamente significativos en términos estadísticos, relacionados con el uso de la azitromicina.
“Nos sentimos muy entusiasmados por los avances obtenidos al adicionar azitromicina al tratamiento con procedimientos mecánicos, que se reflejaron en la velocidad del inicio y la magnitud de la respuesta lograda luego de sólo dos semanas. Este estudio piloto es, sin duda, una evaluación preliminar de la eficacia de la azitromicina en el tratamiento de la blefaritis posterior. Sin embargo, los resultados obtenidos proveen un fundamento para proceder con estudios clínicos más amplios, de doble ciego, controlados por placebo para investigar dicho uso en mayor profundidad”, expresó el Dr. Luchs.
Acción antiinflamatoria:
El doctor Luchs observó que la azitromicina posee propiedades que la definen como una modalidad terapéutica muy conveniente para tratar la blefaritis posterior: presenta actividad antiinflamatoria, que se encuentra bien documentada, además de excelente penetración en el tejido palpebral luego de su administración tópica. “Los efectos antiinflamatorios de la azitromicina se describieron en mayor medida en el pulmón, pero también se demostraron en otros tejidos, y se sabe que el macrólido eritromicina en forma oral presenta beneficios en el tratamiento de los signos y síntomas de la blefaritis posterior. Si podemos suministrar un fármaco por vía tópica que tiene las mismas propiedades pero que alcanza concentraciones aún mayores en el tejido a tratar, es posible que tengamos el producto ideal, y los resultados del estudio piloto indican que es así”, dijo el Dr. Luchs.
Evaluación de los resultados:
Las evaluaciones de los resultados del estudio aleatorizado demostraron que se logró una reducción del 69%, desde el grado inicial, en la intensidad del enrojecimiento del borde palpebral en pacientes que utilizaron azitromicina junto con el tratamiento palpebral, frente a una reducción del 10% ocurrida en el grupo control. La diferencia en el grado promedio de los signos al concluir el estudio, a favor del grupo de azitromicina, fue sumamente significativa en términos estadísticos.
Asimismo, en una autoevaluación global de la eficacia, el 75% de los pacientes que emplearon azitromicina calificaron su tratamiento como bueno o excelente. Por el contrario, el 18% de los pacientes del grupo control indicaron que la eficacia del tratamiento fue buena, pero ninguno la consideró excelente.
“Como puede observarse en los resultados del grupo control, es muy improbable obtener buenos o excelentes resultados luego de sólo dos semanas de tratamiento de la blefaritis posterior utilizando un tratamiento estándar con compresas tibias y masaje palpebral, y esto también es así aun cuando se adiciona doxiciclina oral”, expresó el Dr. Luchs.
Parámetros de eficacia:
El estudio también incluyó varios parámetros de eficacia relacionados con la evaluación de los hallazgos sobre las glándulas de Meibomio. Los resultados de dichas evaluaciones también tuvieron la misma importancia al momento de demostrar los progresos estadísticamente significativos en el grupo tratado con azitromicina, combinada con los procedimientos mecánicos.
La solución tópica de azitromicina tuvo muy buena tolerancia. El doctor Luchs informó que no surgió ninguna inquietud de las exhaustivas evaluaciones de seguridad que incluyeron la agudeza visual, oftalmoscopía, biomicroscopía con lámpara de hendidura y medición de la presión intraocular.
Sólo se informaron dos eventos adversos, quemazón y visión borrosa, ambos observados en el mismo paciente.
Enfermedad del margen palpebral anterior:
El doctor Thomas John llevó a cabo un estudio prospectivo para evaluar el uso no registrado de la solución de azitromicina 1% en el tratamiento de la blefaritis anterior crónica mixta (estafilocócica y seborreica), empleando una técnica de administración no registrada del fármaco que consistió en su aplicación directa sobre el párpado. Los resultados demostraron de manera similar una rápida y notable eficacia.
De los 134 ojos (67 pacientes) tratados con azitromicina una vez al día por la noche, durante cuatro semanas, 132 (66 pacientes; 98,5%) se recuperaron completamente. En una serie comparativa de 16 ojos de 8 pacientes bajo seguimiento prospectivo, tratados con ungüento oftálmico tópico de eritromicina, se logró la resolución clínica luego de cuatro semanas en sólo 6 ojos, 3 pacientes (37,5%).
“La blefaritis anterior crónica ha sido siempre un problema que se agrava y mejora independientemente de la intervención terapéutica. El estudio que realicé indica que la azitromicina puede ofrecer la posibilidad de obtener sistemáticamente resultados satisfactorios en la resolución de esta habitual enfermedad”, dijo el Dr. John.
Posible…cambio de paradigma
“Los beneficios terapéuticos de la azitromicina tendrían otras repercusiones importantes en la mejoría de los efectos quirúrgicos, considerando la importancia de controlar la enfermedad del borde palpebral a fin de reducir el riesgo de infecciones postoperatorias, incluida la endoftalmitis. En este sentido, la azitromicina tópica tiene el potencial para generar un cambio de paradigma fundamental para el tratamiento eficaz de la blefaritis anterior crónica”, expresó.
Los pacientes incluidos en el estudio tenían una edad promedio de 66 años. En la visita inicial, fueron sometidos a un examen exhaustivo de párpados con la lámpara de hendidura. El Dr. John clasificó la gravedad de la blefaritis según una escala del 0 al 4, utilizando un sistema de valoración diseñado por él mismo que considera la presencia de collaretes, costras, úlceras en la base de las pestañas y eritema del margen palpebral. Los pacientes también fueron examinados para determinar la presencia de queratoconjuntivitis seca y acné rosácea. Se observó la comorbilidad de estas dos últimas enfermedades en el 87% y 7% de los pacientes respectivamente.
“La incidencia de ojo seco en este grupo de pacientes es relativamente alta y puede indicar la edad promedio más avanzada de la población del estudio además de un mayor riesgo de trastornos de la superficie ocular asociados con la blefaritis”, indicó el Dr. John.
El grado promedio inicial de blefaritis en un total de 150 ojos fue 2,15 (grado 2 = leve), de los cuales 42 (28%) tuvieron un grado de intensidad > 3. Luego de cuatro semanas, el único paciente tratado con azitromicina, en el que no se produjo la resolución completa, presentó una mejoría en la gravedad de la blefaritis, que cambió de grado 3 a grado 2. Este paciente logró la recuperación total luego de continuar con el tratamiento de azitromicina durante seis semanas más. Ocho de los 16 pacientes tratados con eritromicina continuaron el tratamiento durante ocho semanas.
Propiedades de penetración:
La azitromicina presenta buena actividad de amplio espectro y buena cobertura frente a especies de estafilococos, patógenos de la blefaritis anterior. No obstante, el Dr. John dijo que su interés en investigar el potencial de la solución oftálmica de azitromicina como nueva modalidad de tratamiento de la blefaritis anterior crónica se debe, en especial, a los datos que demuestran que se alcanzaron concentraciones muy altas en el tejido palpebral luego de su instilación tópica en la superficie ocular.
“Considero que instruir al paciente para que aplique una gota de la solución de azitromicina en la yema del dedo o en un aplicador limpio y luego directamente sobre el borde palpebral anterior probablemente aumente aún más la concentración de la medicación alcanzada en la zona a tratar y brinde resultados aún más satisfactorios”, concluyó.
Dr. Jodi Luchs
Dr. Thomas John
Fuente: Cheryl Guttman; Azithromycin solution shows efficacy for treating patients with blepharitis; Ophthalmology Times 2008; 33, 16.
http://www.modernmedicine.com/modernmedicine/General+Ophthalmology+Feature/Azithromycin-solution-shows-efficacy-for-treating-/ArticleStandard/Article/detail/544807