El manejo de del reflujo gastroesofágico ha sido simplificado y mejorado notablemente con el desarrollo de las nuevas terapias médicas. Esto se fundamenta en el concepto que indica que la inhibición ácida resulta exitosa en una alta proporción de pacientes con este cuadro.
Pese al la alta eficacia de las drogas inhibidoras de la bomba de protones existen casos en que los pacientes tienen un control insuficiente de los síntomas.
Si bien ha quedado suficientemente demostrada la alta seguridad de estos agentes, en algunos casos se plantean dudas acerca de los riesgos del uso por períodos tan prolongados como 10 años especialmente cuando existen tratamientos alternativos.
En otras situaciones los enfermos padecen complicaciones respiratorias por reflujo severo o, como en el caso del esófago de Barret, se requiere garantizar el completo control del reflujo.
En todas estas situaciones el tratamiento quirúrgico antirreflujo puede considerarse y debe concebirse como complementarios del tratamiento médico.
Incluso algunos pacientes que tienen controlados sus síntomas con fármacos solicitan la cirugía con el objeto de eliminar su dependencia del tratamiento medicamentoso.
En ninguno de los casos mencionados la opción quirúrgica compite con el tratamiento médico.
En los pocos estudios randomizados que comparan cabeza a cabeza la estrategia médica y la quirúrgica, esta última ha resultado más efectiva en términos de control del reflujo.
La otra cara de la moneda es que la cirugía antirreflujo presenta ciertos efectos secundarios de importancia lo que hace recomendable que sea practicada en centros altamente especializados en el tema.